Maddie... Será nuestro secreto (2)

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Me levanté y la observé mientras bombeaba mi miembro. Ella estaba fuera de sí, tal vez en la nubes –Q-quiero más…- suplicaba la princesita.

-Pídemelo-

-Erick, por favor- dijo con sus hermosos labios.

-Dilo-

-por favor, tómame… por favor- me rogaba desesperada y bella

Introduje de una estocada mi pene, ella se estremeció. –Lo siento pero… no seré amable-, la cogí con todas mis fuerzas, ella gritaba, gemía, disfrutaba. Sus piernas apresaban mi “palanca” de tal manera que me dejaba llevar; entra, y sale fue la rutina hasta hacerla llegar al orgasmo.

Acercamos nuestras bocas deseosas de la otra, las lenguas de cada uno bailaban totalmente complementadas. Ella levantó los brazos y delicadamente los entrelazó en mi cuello, sus senos reposaban en mi pecho, agitado y reconfortado.

-no sabes cuánto quise que llegara este momento- dijo abrazándome

Le devolví el abrazo y le besé la mejilla, la envolví en mis brazos y susurre la primera idiotez que se me vino a la mente –tú no sabes cuantas veces imagine hacerte mía-, ella no alcanzo a escucharme por suerte. Me estaba desesperando ella había disfrutado claro, y no diría que yo no, sin embargo aún no había llegado a mi limite, Maddie estaba hablándome calmada y tierna como si nuestro acto hubiera terminando, pero con cada movimiento leve, la punta de mi miembro rozaba su vagina.

-Maddie, déjame hacerlo de nuevo.- le susurre

Ella me miró como diciendo “Estoy cansada” no obstante, no me importo. La tome del brazo para levantarla del sofá, creo que inclusive fui brusco, la apoye de espaldas a mí en el soporte del asiento, ella replico un poco pero con una mano baje su cabeza con fuerza hasta que la hice reposar el rostro en el cojín, para que su colita quedara levantada perfectamente, luego metí la cabeza de mi sediento pene en su cavidad, que aún guardaba jugos para mi deleite.

-Para, me duele Erick- se movió un poco y no sé por qué pero le di una nalgada que la hizo retorcerse –¡No hagas eso! ¡Suéltame!- le tome ambos brazos y los tire con mis manos hacia mí, comencé a meter y sacar rápidamente mi erección, Maddie grito al recibir otra de mis nalgadas, también reclamó, pero era mi minuto de gozar. Una y otra vez pude hacerla mía, ella cada vez se dejaba apresar por mí, gritando cuanto me amaba, de pronto ella al tener un orgasmo, una gran cantidad de jugos salieron de ella, me excitó tanto el haber logrado está faceta que no pude seguir resistiendo y mi leche surgió.

Ella apenas pudo pararse para colocarse sus prendas correctamente, yo me puse la playera y subí el cierre del pantalón, la acerqué a mí para disfrutar sus labios de nuevo una y otra vez.

Así fueron nuestros fortuitos encuentros de amor y pasión, hasta que… Sofía nos descubrió infraganti.


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