Lidia y... Simón

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Había sido un día muy largo y por fin me encontraba en casa, ahora solo me apetecía darme una buena ducha y estirarme a descansar.

Me metí en la ducha y dejé que el agua bañara mi cuerpo, que recorriera cada centímetro de mi piel mientras que abandonaba mi mente dejándola completamente libre y sin pensar en nada. Así deje pasar el tiempo totalmente relajada bajo aquel chorro de agua que masajeaba mi espalda de manera extraordinaria. Me giré para notar ahora la fuerza de aquel chorro sobre mis pechos, mis pezones, recorriendo mi vientre hasta llegar a mi vagina, lo cual empezó a calentarme muchísimo.

Me pasé una toalla por el cuerpo y me extendí sobre mi cama para darme un homenaje, me había puesto muy caliente y estaba totalmente sola en casa, así que me tenía que proporcionar placer yo solita.

Extendida sobre la cama abrí el cajón de mi mesita y saque aquel vibrador de color rosa que había comprado en una de estas reuniones de tupper-sex que haces con las amigas y el cual no había estrenado todavía. Acto seguido empecé a acariciarme el  cuerpo con delicadeza, tan solo rozándome la piel con la yema de los dedos, con mucha suavidad.

Pasaba las manos por mis senos, parándome a pellizcar con delicadeza mis pezones, seguía recorriendo los senos para bajar pausadamente por mi vientre, acariciando la parte interior de mis piernas, dirigiéndome hacia mi vagina, así una y otra vez con los ojos cerrados y la mente libre disfrutando simplemente de mi cuerpo.

Empecé a masajear mi clítoris con movimientos circulares una veces pausados y otras con rapidez hasta que note que me venía, que mis flujos no podían resistir más y me corría toda.

Ahora la tocaba el turno a Simón, ese vibrador rosa que estaba por estrenar. Había que ponerle nombre a ese aparato que me iba a proporcionar placer, y Simón me pareció un nombre apropiado; era un nombre de mayordomo, al que le mandabas que hiciera algo y lo hacía sin rechistar.

Así que cogí a Simón y me lo introduje lentamente en mi vagina, uuummmm... era maravilloso se sentía tan natural dentro de mí... Empecé a moverlo como si fuera una enorme polla dentro de mí, lo cual me estaba llevando de nuevo a un estado de éxtasis increíble, así que decidí encenderlo y probar las diferentes vibraciones.

OOOHHHH siiiii había hecho una compra magnífica, sentía a Simón moviéndose dentro de mí de una forma majestuosa, sensacional.

Mientras aguantaba con una mano a Simón para que no saliera de mi vagina con la otra acariciaba mis pezones; mi cuerpo se erizaba de placer, así seguí durante un rato hasta que no pude más y me corrí toda como no había hecho nunca, las sábanas acabaron empapadas de mis fluidos vaginales y yo exhausta sin tener fuerzas para moverme.

Fue maravilloso, creo que Simón y yo vamos a pasar muy buenos ratos juntos, jajajaja.


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