Pecado Carnal

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***

"DIOS!!! no tengo ganas de levantarme, no deseo ir a misa. No es que sea atea pero no soy de las que asiste a la iglesia todos los días. Mi mama quiere ir; que mas da, voy a acompañarla"

Esos fueron mis pensamientos durante 10min, mientras me desperezo, me levanto, voy, tomo un baño de agua fría y salgo, "solo me pondré unos jeans, sweter y converse". Corri a amarrarme una coleta, mi bolso y me fui. 

Llegando me senté en el tercer banco, no quería estar tan atras y tampoco al frente. Estaba ensimismada cuando de lo más profundo de mis pensamientos me sacó una voz. Levanté la vista a ver quien era, lo vi. Dios mío!!!! el no puede ser sacerdote. No, no lo creo. Es demasiado hermoso como para serlo. De pronto mi interés cambió. Presté atención a todo lo que hacía y decía. Una hora después terminó todo y tocó regresar a casa. Iba en el auto pensativa, callada. Subí a mi alcoba y me acosté... "que me pasa? por que no puedo dejar de pensar en él? cómo se llamará? tiene una mirada muy sexy". "YA, YA, YA no debes pensar esas cosas"

Peleando conmigo misma me sumergí en un sueño profundo.

***

Iba por la calle, entré a la casa de una conocida y allí lo vi. Era él, wow!!! esta tan deliciosamente bueno. Encantada, me llamo Andrea, igualmente me llamo Alex. Algo me incitaba a provocarlo, sabía su vocación pero deseaba llamar su atención. Sus manos y su boca me tenían aturdida, no paraba de verlas. Me acercaba mucho a él, me gusta ese juego de seducción pero no quería pasar por acosadora.

Esa noche yo tenía unas copas de más, me sentía sonrojada, me ardía el cuerpo, más que por el licor, en realidad era por él. No se si fue por los tragos pero me lancé a ese abismo, a sabiendas de que me podía rechazar; él estaba hablando con unos chicos, pillé que se levantó y se dirigió al pasillo donde estaban las habitaciones, envalentonada por la bebida esperé un tiempo prudente y lo seguí, estaba en una de las alcobas, entré trastabillando y él me sostuvo, como todo caballero, cuando lo tuve cerca sentía su perfume, era embriagador, lo miré a los ojos y él a mí. Me fui acercando a él, a su magnífica boca, ya sentía su aliento dentro de mí, al mínimo roce de sus labios me soltó y yo sentía que toda la sangre que me mantenía rojas las mejillas bajaron de un solo tirón al suelo:

-Por que paras?

-No puedo hacer lo que quieres.

-Házlo, házlo por favor. No resisto las ganas de ti, de probarte. Házlo. 

-No.

Me alejé un poco de él, jalé el cierre de mi vestido y me desprendí de el, quedando solo con una diminuta tanga, blanca, de encajes, tan apretadita que solo resaltaba mis curvas y sobretodo mi cola.

-No te gusto? Mírame, mírame bien.

Se limitó a no responder, solo callaba. Su silencio era ensordecedor. Me ponía mal. Me miraba, si, pero no me atrevía a decir nada más, me armé de valor y hablé:

-Desde hace tiempo me gustas, me encantas. No dejo de pensarte. Por favor di algo, no importa si me rechazas pero habla.

Me cubrió con la ropa que ya había recogido y entendí, me rechazaba; me puse el vestido pero no subí el cierre, me di la vuelta con lágrimas en los ojos, me disponía a salir cuando sentí sus manos tomándome por la espalda, sentí su respiración en mi cuello y susurro:

-Serás mi perdición. Ven.

-Solo calla y bésame.

Me besó apasionadamente, hundió sus manos en mi cabello y su lengua dentro de mi boca, me sentía muy mojada, estaba tan dispuesta que me monté encima de él y lo rodeé con las piernas para que pudiera pegarme a la pared, me leyó el pensamiento, lo hizo, mmmmm!!!! lo sentí. Eso me enervaba la sangre, estaba ansiosa y queria explotar.

-Tómame.

Me alzó y me llevó hasta la cama, lo ayudé a quitarse el pantalón, la camisa y quedó en boxer, se veía duro, tenía ganas, no sabía como actuar, no sabía si ser atrevida y darle placer usando mis carnosos labios. Me decidí a hacerlo, me acerqué a él y con una mirada le pedí permiso, él no dijo ni si ni no pero tampoco me alejó cuando lo rocé por encima del boxer, solo echo su cabeza hacia atrás y se dejo llevar, me lo metí en la boca despacio, le daba besos en la punta, chupaba cada gota de líquido que le salía.

-Dios!!! que delicia. Tu sabor es adictivo.

El seguía sin hablar, solo me veía pero en su mirada noté lujuria, era oscura. Seguí chupando, en realidad me gustaba mucho su miembro.

Después de un rato haciéndole un oral de ensueño tomó él las riendas. Se puso sobre mí y miraba mis pezones, ya estaban duros, note sus dudas y le dije:

-Lámelos. Pasales la lengua.

-Como?

-Toma uno de mis pechos, ahora pásales de la lengua. Aprieta los pezones con los dedos y chúpalos.

Aprendía bien porque lo hacía como los dioses. Era muy bueno. Se puso sobre mí y abri las piernas. Estaba listo para recibirlo. Moría de deseo y ganas, ya estaba gimiendo y él tambien, estaba sudado y me besaba con fuerza, ya se habia soltado porque me decía lo que le gustaba:

- Que rico!!! Eres divina. Hermosa, tu piel me vuelve loco. Dime como hacerlo.

-Solo ponte entre mis piernas y dejate ir.

Cuando lo hizo me penetró brutalmente suave, sentí cada centímetro de él como si me doliera, su gemido fue algo que me encendió más, solo cerre los ojos y él se transformó, se movía suave pero luego las embestidas cada vez eran mas fuertes, quería gritar y él me callaba con su boca, metia su lengua y yo estaba extasiada.

 

 


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