La puerta azul

En un mundo ideal los prejuicios serían escasos, en un mundo ideal tendríamos mayor seguridad de ser nosotros mismos pero en mi mundo me aterra dar vida a mis pensamientos, por esa razón nos vemos en el subterráneo, voy a su lado como si se tratase de cualquier conocida, con mi mirada le murmuro mis ansias y el caminar por la calle nos tomamos de la mano disimuladamente, anhelando esa puerta azul, ese pedazo de metal que nos aísla de los deberías, donde podemos quitar nuestras máscaras, donde liberamos la realidad que amamos, donde comemos en el mismo lugar lo que se nos antoja, al ritmo de la música que deseamos, paradas, sentadas, bailando o besándonos, sintiendo nuestra humedad fundirse, recuerdo como creaste un universo para mi segunda verdad.

Te presentaste ante mí, imponente y elegante, tu seguridad me intimida, tu hermosa sonrisa me paraliza, me besas bruscamente, quiero detenerte pero me abrazas firmemente.

- Déjate llevar - susurras, presionando tus labios contra mi mandíbula y un cosquilleo se extiende, con cada presión mi pulso aumenta, tu boca esta frente a la mía, me creo víctima de hipertensión, comprendo que juegas conmigo y te concedo la victoria mordiendo tus labios con los míos. Me sientas en tus piernas y el miedo retorna a mí, te ríes mientras pronuncias mi sentencia - ¡oh! No lo harás - entre tus dedos viaja la tela de mi vestido y con un movimiento desprendes la primera capa, no hay tiempo para vergüenzas, te beso con mayor intensidad, mis manos te despojan de toda tu vestimenta, fracturas la distancia que nos separa y la sensación de tu cuerpo contra el mío es suficiente, me acuestas en el sillón, mi cuerpo tiembla en su necesidad de ti, desabrochas mi segunda capa, prosigues tu camino descendente, intento controlar mi garganta sin éxito, separas el resorte de mis bragas apretando mi trasero, el contacto de tu boca me provoca sonidos incontrolables, me desconecto por unos segundos - te daré tanto placer que volverás a mí - murmuras al girarme, colocas un cojín bajo mi abdomen, mis uñas rasgan la tapicería y tu lengua es generadora de éxtasis.