La chica de enfrente

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Trabajo en una oficina en algún lugar de alguna capital de provincia de este pais. Mi lugar de trabajo esta estratégicamente preparado para permitirme la libertad de estar en total intimidad, y observar a los demás trabajadores de la sala, ya me encargué yo de eso en su momento. Siempre he tenido fama de galán en mi empresa. Suelo ser cumplidor con mis compañeras y tengo la suerte que muchas me siguen el rollo e incluso, me lo piden (aunque eso es otra historia). Sin embargo, hay una chica que me tiene engatusado, y no es porque me ignore, porque realmente no lo hace, sino porque lo hace de una forma tan sutil tan fuera de las miradas de los demas, que me enamora.

Cierto día llegó ella, y ahi está. Aun recuerdo cuando llego a la entrevista de trabajo. Se encontró conmigo por casualidad y me pregunto con una abierta sonrisa si este era el lugar indicado. Y le dije que si, y pensé que aquel era un lugar indicadísimo para ella.


Justo ahora que escribo estas lineas la tengo enfrente mio, como todos los días, con su media melenita, gafas cuadradas de color negro, sus labios sensuales y perfectos, su nariz pequeña y su penetrante mirada pegada en el ordenador.

Se acaba de levantar a por un café, me acaba de sonreir pícaramente y guiñar el ojo. Le correspondo abriendo mi sonrisa y cerrando mi ojo derecho. Ella continúa, gira la cabeza de forma sensual para
apartar el flequillo de su cara. Se va hacia la maquina. Mis ojos se pierden en su culo. Hoy lleva un Vestido de punto verde y unos leggins. Anda de manera peculiar y sexy, meneando sus caderas de un
lado al otro con una gracilidad que me vuelve loco.


Y es así siempre. Me guarda una sonrisa cuando la piropeo, incluso cuando soy consciente que me he pasado de la raya. Pero lo hace siempre de forma tranquila con su media sonrisa sexy y sus
penetrantes ojos. No me dice nada con palabras pero me mata con su mirada.

Ya está volviendo. La miro a los ojos, no quiero perderme en el generoso escote que lleva hoy y que llevo disfrutando toda la mañana. Ella levanta sus cejas saludándome y sonríe volviendo a su
puesto de trabajo.

Desde donde estoy tengo acceso a verla por debajo de la mesa. Mi posición es perfecta para ello. Ahora tiene las piernas cruzadas. Guardo en mi recuerdo el verano, sus minifaldas, sus piernas,
ufff...


Ahora se pone a escribir en el ordenador. Se echa hacia adelante para pulsar las teclas lo que me hace imposible apartar la vista se su precioso escote. Es perfecto, probablemente diseñado por algún
virtuoso ingeniero de estructuras convertido a costurero, al que admiro profundamente


Acaba de recibir un mensaje en el móvil. Se echa hacia atrás. Sonríe. Tiene una sonrisa preciosa ¿Ko he dicho ya?. Ahora mira a su ordenador. Se lleva el dedo indice de la mano izquierda a los labios. Destaca un color fucsia intenso en sus uñas. Noto en la expresividad de su cara que no le ha gustado algo. Me lanza una mirada furtiva y vuelve a sonreir. Se humedece los labios y continua escribiendo...

¿Vosotros creéis que así se puede ser Productivo? :P


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