El desorden perfecto.

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Ésta vez me sorprendió mi valentía, anoche conocí a un hombre tal y como siempre lo pedí, de mente abierta, que tratara de explotar mi ser a su máxima potencia, sexual a morir, guapo, sensual, trabajador, culto... En fin me llevo a un hotel, nos besamos, pidió una botella de vino y en el previo me pidió que le dijera las simples palabras de "soy tuya" y no pude más, aún ni siquiera entiendo como me escurrí de entre sus brazos, en que momento sus manos que se encontraban pérdidas en el botón de mis jeans terminaron en sus costados mientras yo le gritaba —No puedo ser tuya, soy mía, soy de mis placeres, pasiones, locuras, soy mía, soy del mundo, no puedo ser de un sólo hombre. ¡No te pertenezco! No soy un objeto, soy una mujer libre ante todo, mejor me voy.

Me sostuvo del brazo me pidió disculpas y respondí —Gracias por todo, pero es mejor que me vaya. Recogí mi ropa y me marché. Aún no entiendo que me pasó, no entiendo porque esas simples palabras acabaron con la humedad que sentí. Camino por la calle oscura con mi abrigo al hombro, los tacones en la mano, descalza y con el cabello revuelto, pensativa, callada, envuelta en entender que es lo que acababa de pasar.

Llego a la entrada de mi edificio y él está ahí, ¡No! No hablo del prototipo perfecto, hablo del desorden perfecto, de ese hombre que me ha envuelto en sus conflictos políticos, en su cuerpo perfectamente trabajado, en aquellos ojos color miel, del cual he estado enamorada sin entender el porqué de esa situación, volteó la mirada y él suelta una sonrisa irónica y victoriosa y con una voz muy varonil me saluda y me atrae hacia su cuerpo jalando de mi cintura, me besa.. me pierdo en sus labios, la humedad vuelve y la cordura se disipa, sin palabra alguna lo conduzco por la recepción entre besos, toqueteos y gemidos reprimidos, vamos por las escaleras dando traspiés, en el descanso aprovecha y me empotra en el barandal para deshacerse de mis bragas.. me acaricia , hunde un par de dedos en mi humedad y muerdo mi labio para no gritar, desabotona mi vestido y seguimos subiendo, llegamos al pasillo y ahí pienso en que los vecinos no pueden verme con esa clase de hombre, camino rápido por el pasillo con él detrás besando mi cuello, al llegar a la puerta de mi apartamento el se hinca y recorre mis muslos con sus labios y lengua, me distrae, me recargo en la puerta mientras el sigue jugando con mi humedad y su lengua, no encuentro las llaves, me percato que están en el suelo, me inclino y su lengua esta en mi punto de placer, evito gemir y abro deprisa la puerta, ni siquiera recuerdo como llegamos al sofá, ahí me termina de desnudar y yo me deshago de su ropa... Me entrego al placer que él me da.

Ya han pasado varias horas desde que lo vi en la entrada del edificio, él se encuentra en el balcón admirando la noche mientras se fuma un puro, yo estoy en el sofá desnuda admirando lo sensual que es.. sin siquiera proponérselo...


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