Tu, yo y el sexo

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El prendió su primer cigarro del día mientras que miraba la silueta de su cuerpo yacer sobre la cama de ese motel barato donde finalmente la había podido hacer suya. Inhaló una bocanada mirando las montañas de su desnuda fisonomía, se mordió los labios y se le dibujó una sonrisa en su boca. Apago el cigarro y se le acercó, quería tener algo de él dentro de ella. Así que se mojó un dedo y lo recorrió por toda su espalda, sus nalgas terminando en su sexo. La empezó acariciar primero suave con una dulce caricia, luego más rápido con movimientos circulares a los cuales ella empezó a responder arqueando la espalda de placer.

Ella le pidió que no la hiciera sufrir y que la penetrara a lo cual el respondió con una sonrisa con desdén y le dijo al oído: “las cosas no serán tan fáciles para ti”.

Viro a su hembra boca arriba y procedió a comer su sexo, no lento pero rápido, tenía ganas desenfrenadas de ella, de sentirla gemir, de mirarla mientras que llegaba al éxtasis.

Hacia 7 años que se estaba imaginando este momento. Desde entonces, ella se había casado y él se había mudado permanentemente para Europa. 

Ninguno de los dos podía descifrar "que carajo" el destino quería cuando los unió por casualidad en ese restaurante cubano. 

El había llegado con su familia después de un viaje de 8 horas de España a Miami y lo único que su estomago pedía era comida cubana. 

Escuchó como unas parejas reían, algo de esas carcajadas era familiar, como que ya la habia escuchado antes. 

Así que sin parecer entrometido, miró al grupo de parejas y la pudo distinguir a: "ella". Su novia de unos meses de la escuela secundaria. Que chiquita más difícil! Siempre me calentaba pero nunca concretaba nada. 

Había envejecido como el vino, ya que estaba mas bella que nunca. Algo se apodero de mi ser, era sin lugar a dudas "celos". Ese tipejo tenia sus manos alrededor de ella. Era imposible quitarle la vista de encima. No podía disimular lo mucho que me molestaba. Finalmente, ella levanto la vista y nuestras miradas se encontraron. 

Automáticamente pude reconocer en sus ojos el miedo paralizante de encontrar un fantasma del pasado. Su semblante cambio de un risa a un terror inmediato. 

Nerviosa pidió al camarero la cuenta y le informó a su grupo que se estaba haciendo tarde, que debian marcharse. 

Una sonrisa malvada se me dibujó en cara, despues de tantos años, la seguía poniendo nerviosa. No sabía lo que el destino nos tenía planeado pero esta dispuesto averiguarlo. 

Cuando salió corriendo para el baño para recuperarse del susto de verme, la seguí, tenía que verla. No me importaba que estuviera con ese en el restaurante. La esperé a la salida del baño, había madurado pero la seguía poniendo nerviosa como cuando tenia 18 años. 

Me miró y con el rostro lleno de odio me dijo aqui no: mañana llámame a este número y hablamos. 

Después de hablar al otro día sobre nuestras vidas, me confesó que estaba casada y me preguntó si queria ir a un motel. 

Sin poder recuperarme de las noticias de sus nupcias, acepté sin pensarlo. Ella me confesó que siempre había querido estar conmigo pero una cosa o por otra nuestro amor nunca llegaba a realizarse. 

Pagamos los $30 dólares de cuota en la recepción y caminamos a la habitación. Reinaba un olor entre cigarro y humedad al cuartucho aquel. El cuarto estaba lleno de espejos, era lo mas parecido a la escenografia de una pelicula porno barata, pero no había alternativa. 

Ella me miró, como sólo ella sabia mirarme y me plantó un beso tierno. Luego con hambre me mordió el labio inferior y me besó más apasionadamente. Tomó mi cabeza entre sus manos y me dijo: esta vez no te me escapas.

Si solo supiera que no quería escaparme, solo quería probar su coño una y otra vez. 

*Este es mi primer relato, espero que les guste

 


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