La broma a un novato

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José de 16 años, era un adolescente de un pueblo cercano a la ciudad, en donde no hacía muchos días, que había encontrado trabajo, que consistía básicamente en atender a los clientes en una terraza de una cafetería. Resulta que en el pueblo de José, había 4 jóvenes muy dicharacheros, que les gustaba gastar bromas a quien podían, los cuales quisieron gastarle una broma en la cafetería donde trabajaba su vecino y para ello, uno de ellos se puso en contacto con el jefe de José, a quien ellos conocían bien, para que les diera su consentimiento.

Después de llegar a un acuerdo con el jefe, para poder gastarle la broma a la que él asistiría, a una hora que no solía haber mucha gente: que consistía, en que iban a llegar los 4 amigos a la terraza y allí se sentarían juntos alrededor de una mesa, con una botella de vino, un vaso y un bocadillo cada uno, donde se pondrían a comer y a beber, como si estuvieran en sus propias casas y por supuesto sin pedir, ni admitir que José les pusiera nada de la cafetería.

Llegó la hora del día señalado y los cuatro amigos hicieron lo acordaran. Al verlos José se acercó a ellos y les dijo que no podían hacer allí lo que estaban haciendo, pues tenían que consumir para sentarse en la cafetería. No obstante, los 4 amigos, continuaron haciendo su teatro, diciéndole que no se pusiera así con unos vecinos como eran ellos y siguieron comiendo y bebiendo tan tranquilos, sin hacer caso a las protestas y luego amenazas de llamar a su jefe, que les lanzaba José. Al ver este, que no le hacían el menor caso; se lo fue a decir al jefe, que estaba en la cocina. El cual le dijo, que él tenía que solucionar aquella situación, que para eso lo había contratado. Al oír esto, José de nuevo volvió junto a sus vecinos (que cada vez estaban más dicharacheros; a punto de terminar con sus bocadillos y con el vino), insistiéndoles en lo que les había dicho antes y al ver que lo tomaban como si fuera el pito de un sereno, de nuevo volvió junto al jefe diciendo, que iba a llamar a la policía.

Al ver el jefe lo que trataba de hacer José: le dijo, que le acompañara junto a los “sinvergüenzas” y una vez allí, le dijeron la verdad y todos rieron la novatada. Sin embargo José con los nervios sin aplacar todavía. En aquel momento más que reír, tenía ganas de pegarles a los cinco unas patadas en sus partes. Aunque más tarde reía la ocurrencia con ellos, hasta que tuvo que atender la gente que llegaba a la terraza.     


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