EN SU PAPEL-PARTE 17

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- No creas que Sandra está bien, la procesión va por dentro. 

- Procesión que tú has vomitado, no hay más que mirarte. A ver, voy a intentar ayudarte, ¿Marta acaso? Otra que tal baila, porque anda que no ha estado rara también.

- No he notado nada. Mira, haremos una cosa, terminemos de disfrutar de la noche y mañana te invito a un buen plato de macarrones de esos que te gustan tanto y te cuento. Quién sabe, igual si rompo las barreras del silencio podré llegar a romper los nudos de mis pensamientos..

- Oye, ¿tú quién eres? ¿qué has hecho con mi amigo?

- ¿Se supone que ahora tengo que reírme?

- No, no, ni mucho menos, haz lo que te venga en gana pero me tendrás que reconocer que estás raro, raro pero raro. Está bien, porque eres mi amigo que por otro...Haré un esfuerzo titánico  y vendré a saborear ese plato de pasta. Por cierto, vendré con táper-dijo César con un guiño y una media sonrisa.

- Oído cocina. Eres un aprovechado pero que todos los aprovechados fueran como tú.

- Oh...que me emociono...De todas formas tengo la intuición que tu problema radica en que tienes a dos mujeres en tu cerebro y eso te tiene desencajado. Con lo complicadas que pueden llegar a ser de una a una y tú vas y te pones en plan oferta de supermercado. Bien, ya hemos llegado, se acabó la conversación. Disfrutemos del momento y mañana será otro día ¿te parece? 

- Lo que tú digas.

Aparcaron y se bajaron del vehículo. a lo lejos vieron a Raquel y se dirigieron hacia ella. No les dio tiempo a preguntar, diciéndoles que el resto de féminas habían ido a arreglar asuntos de estado.

Vamos, ahí donde se imaginan, pensaron ellos. Samuel se quedó mirándola, esa mujer era de esas las cuales convenía tener en tu bando. Le vino a la mente Santiago, le había hecho tantas perrerías a su hermana que merecía el mayor de los castigos pero viendo a Raquel no pudo por menos que pensar que no le gustaría estar en su papel.

Una semana después Samuel iba camino al cine con sus sobrinos mientras su hermana se reunía con Raquel puesto que la vista de medidas provisionales estaba a la vuelta de la esquina. Tan a la vuelta como que era al día siguiente. Llegaron al edificio donde se encontraban las diecisiete salas y escogieron la ocho, donde se proyectaba una película basada en unos piratas, para después antes de entrar en la misma agenciarse con un buen bol de palomitas, unas chucherías y un refresco para cada uno. Samuel miró a sus sobrinos de reojo y pensó que no lo estaban llevando nada mal para la edad que tenían. Es más, era una madurez admirable la que tanto el uno como la otra demostraban. Cuando tuvieron todo el arsenal cinematográfico en sus manos entraron sin más en la sala donde pudieron escoger sin complicaciones lugar donde sentarse.

Mientras, Sandra estaba en el bufete con Raquel donde ésta le instruía y explicaba el funcionamiento de lo que era un juicio previo a la vista principal por última vez. La primera vez que la había aleccionado y donde su letrada le había dicho que estuviera tranquila que no era nada del otro mundo en realidad no tenía nervios pero tenía que reconocer que a medida que se acercaba el evento pues sentía un cierto hormigueo. No se trataba de una película o una serie americana de esas que a ella tanto le gustaban, esto era la vida real. Y, si tenía en cuenta el currículum del abogado del que pronto sería su ex marido del cual le había puesto en antecedentes la misma Raquel la cosa no era precisamente como para ponerse a saltar con una comba. Según le habían explicado el fiscal antes de la vista suele hablar con las partes para ver si han llegado a un acuerdo o puede mediar para que lleguen a un entendimiento, en caso contrario el juicio se celebra. En la mayoría de los casos se procura que ese acuerdo si lo hay evite también la vista del procedimiento principal y así se da carpetazo al asunto directamente. Ella la verdad, a no ser sorpresa de última hora o que el fiscal lograra que los idiomas diferentes que en estos momentos hablaban Santiago y ella lograran comprenderse, no veía forma alguna de solución por ningún lado. Si a eso añadíamos el que además de un pleito entre dos partes esto era un partido de tenis entre los dos pica pleitos la cosa estaba más que claro. Quizás le tenía más pavor a eso, a que Raquel mirara más en cómo derrotar a Adrián y no en mirar sus intereses. De todas formas lo único que le quedaba por hacer era no pensarlo más y vivir la experiencia sin que nadie se la contara. Simplemente vivirla.


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