El perro y la garrapata (para niños)

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Como sabrán ustedes, las garrapatas en cuanto se ponen agarradas en la piel de un animal, no lo dejan por mucho que este se rasque, hasta que se llenan bien la barriga de sangre y una vez que lo consiguen, se sueltan y se dedican a procrear. Estos animales, o son salvajes o domésticos, como pueden ser las vacas (entre otros, como también pueden ser las personas) y los perros que habitan en el campo. Porque hoy en día, los perros que viven en las casas con las personas, sobre todo en la ciudad, es muy difícil que puedan coger una garrapata, por lo bien cuidados y desparasitados que estos están.

Sin embargo, en una ocasión, un perro que vivía en una gran ciudad, al que su dueño se lo dejara a un amigo, para que se lo cuidara por unos días; mientras que hacía un viaje urgente que se le presentó y como este amigo nunca había tenido un perro, no sabía cómo cuidarlo y eso provocó, que al metérsele al perro en una oreja una garrapata, no se diera cuenta de que algo le pasaba, aunque el perro no hacía más que rascársela.

Mientras que el perro se rascaba, de vez en cuando la oreja: se quejaba con un ruidillo, que decía algo así: ¡¡Miiiiii! A la vez que enseñaba algo los dientes (Mientras que la garrapata podría decir: ¡Rasca! ¡Rasca! que a esta teta, yo no la suelto) y luego el pobre se sacudía la cabeza; esperando que con eso, se fuera lo que le picaba en su oreja. Aunque como aquello no se le iba, se preguntaba el perro: ¿que tendré escondido en mi oreja, que tanto me pica, lo que nunca me pasó?

Lo que tenía, lo descubrió el dueño del perro cuando vino del viaje; pues al verlo como se rascaba la oreja, miró lo que tenía y vio que era la dichosa garrapata, que nada más tirar un poquito por ella, esta se soltó, porque ya llevaba la barriga completamente llena de sangre, del pobre perro. Preguntándose: ¿y ahora qué hago con ella?, porque también era un animalito, que seguramente querría procrear. Tirándola en la calle, para que se buscara la vida como pudiera.        


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