El gato y el mirlo

Estando un mirlo escarbando con todo su interés, buscando su sustento debajo de un árbol frutal, como es el granado; a la vez que hacía un ruidillo parecido a ¡Pirrio! ¡Pirrio! ¡Pirrio!, no se dio cuenta que detrás del pequeño montoncito de hierba seca que tenía a su espalda, había un gato como a unos 5 metros, que al ver al mirlo tan entretenido, se puso en posición de caza, que aunque despacito y casi arrastrándose, se fue acercando cada vez más a él, para intentar sorprenderlo y dar el golpe definitivo.

Una vez que el gato estuvo detrás de la hierba seca y como a un metro del mismo mirlo, comprendió que era la hora de saltar sobre la víctima -lo que hizo- pero para su desgracia y para suerte del mirlo -falló por un tris- porque se le escapó de entre sus garras y quedó tan decepcionado que movía el rabo de una forma un tanto rara. Mientras que el mirlo al escapar volando, se puso en una rama del mismo granado y allí comenzó a hacer un sonido con su pico, como si insultara y al mismo tiempo se estuviera riendo del gato. Mientras que este lo miraba con cara de pocos amigos.