Dr. Cornelia Paun Heinzel: Amor canibal II

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Dr. Cornelia Paun Heinzel: “Amor canibal“ PARTE II del libro

"El cartero nunca más llama dos veces" o "Sueños ... sueños ... sueños" / “Po?ta?ul nu mai sun? de dou? ori" sau "Visuri… visuri… visuri…" por Dr. Cornelia Paun Heinzel

Ly se tumbo en la cama y pensó: “En este momento, lo major que podría pasarme sería oír su voz cristalina y tranquilizadora, todas mis ansiedades, mis temores desaparecerían, como por arte de magia. Violeta era tan delicada, esa sensación de impotencia que debo protegerla de forma permanente, para defenderla de todos los peligros. Por ella, me enfrentaría a cualquiera, en cualquier momento…incluso arriesgaría mi vida. ¡Cuánto me gustaba abrazarla… toda la noche…parecía que la estaba protegiendo de algún espíritu de la noche encantado por su belleza! La amaba con locura…nunca he amado alguna vez a una vez como a ella… y la amo todavía… aunque tal vez nadie lo entienda. ¿Qué voy a hacer sin ella? Desde que nos conocimos nunca nos habíamos separado. Desde que nos casamos, todas las noches las pasamos juntos, sólo con Violeta me sentía entero. Para mí era mi alma gemela destinada a estar siempre con ella. ¡No va a haber una como ella jamás en mi vida! ¡Todavía menos en vidas futuras!

La atracción que sintió fue irresistible cuando la vio por primera vez en el baile de la “Academia de Estudios Económicos”, todavía estaba viva en su corazón, en su alma, en cada parte de su cuerpo.

Donde yo estudio, en el Politécnico, no hay chicas y las pocas que estaban huían de mí como del diablo… ¡que tontas! ¿Cómo si fuera a comérmelas? –Pensaba Ly- En la “A.E.E.” sin embargo estaba lleno de chicas estudiando, ¡cada una más bella que la otra! Y menos creídas, que las estudiantes del Politécnico.

Entonces, apareció sobre el escenario de la sala de celebraciones apareció Violeta declarada “Miss Academia de Estudios Económicos”, Ly consideró que veía un ángel delcielo bajado entre los mortales, nunca había visto una criatura tan dulce y atractiva.

“¿Se podrá fijar en mí algún día esta diosa?” –se preguntó Ly, soñador.

Cuando Violeta se deslizo en la pista de baile, Ly con una actitud orgullosa como si atacara a una gacela en la selva y a la chica amada le gustaba este ataque inusual. Generalmente, todo el mundo sabía quién era, la hija del ministro, un cervatillo que tenía a su alrededor a cachorros asustados para que pudieran satisfacer todos sus deseos.

Sin embargo, este hombre era diferente a todos lo que había conocido, era seguro, valiente, con un brillo en sus ojos salvajes, como un tigre oliendo la sangre, había algo fascinante en ellos, algo especial…

La chica no lamentó para nada esta opción, el joven negro bailaba de una forma increíble. Su movimiento casi felino, tenía elasticidad en sus arqueos y saltos de pantera además de ágil, pero también sus extensiones delicadas, con la finura del felino cazando antílopes por la selva africana como cualquier depredador. Ly tenía las manos calientes, como las arenas africanas quemadas bajo el sol caliente y se introducía en su delicada piel, blanca y fría, como ella la tenía.

Tenía la impresión que el corazón del hombre africano quemaba todo lo que había a su alrededor, como los rayos del sol en el desierto. “¿Cómo podría amar a este hombre tan apasionado?” –se preguntó ella.

“¡El mejor estudiante del año” –le explicó a Violeta, un amigo y compatriota de ese, que había llegado a Rumanía y por lo general lo acompañaba dondequiera que este fuese… menos a las clases.

Pero Ba era hijo de gente pobre. El Partido Socialista lo había enviado a estudiar a expensas del Estadoy tuvo que regresar a su país una vez graduado en la universidad y realizado las prácticas, para trabajar. Era de baja estatura y delicado, como los africanos extremadamente débiles, desnutrido que se veían en los distintos programas de televisión, cuando se ofrecían las noticias o documentales, tenía muy pocos conocimientos de la lengua rumana y tampoco era buena en la escuela. No le atrajo en absoluto, por suerte, Ly siempre le ayudaba. Por lo general a Ba le gustaba saltarse las clases.

En la universidad, cuando se estaba en clase y el maestro nombraba a Ly, éste siempre respondía “¡Sí!”. Entonces el profesor nombraba el nombre de Ba, que generalmente no estaba presente, y los compañeros de clase decían en grupo< “¡Ba!” confirmando su ausencia además de bromear como si fuera un juego de palabras que formaban a través de una respuesta.

Ly media casi dos metros, con una estructura deportiva, algunos tatuajes que representaban su posición dentro de la comunidad que dirigía, hecho de acuerdo con su tradición ancestral, manteniéndose desde la antigüedad a que los descendientes no habían renunciado todavía. También hubo algo que le hizo pensar. Él era un hombre especial, un líder, un capitán en su forma de comportarse, la postura, la forma de abordarla…

Cuando Ly se fue a comprar una rosa roja, como la sangre y se la ofreció a Violeta, a ello todo le parecía muy romántico… y único… el gesto contrastaba enormemente con su figura dura, salvaje.

Ambos estaban impresionados el uno con el otro, ese sentimiento era mutuo, amor a primera vista.

Ly estaba feliz porque finalmente era querido por su verdadero valor, de una persona y ¡no por cualquiera! ¡La más maravillosa criatura femenina que había visto en su vida! Una verdadera Marilyn Monroe de Rumania, en carne y hueso, la cual, podía ver su rostro en la realidad, no en una película o una imagen, además parecía mucho más dulce y apetecible que las imágenes y películas…estaba para comérsela de la cabeza a los pies.

El hombre pensó que debía tratar a Violeta de la forma más delicada posible. Estaba acostumbrado a que los estudiantes incluso los más jóvenes entre sus compañeros de clase en el Politécnico, durante el curso, lo habían rechazado de inmediato…siempre se asustaban de su aspecto salvaje. Se cambiaban inmediatamente de sitio si él se acercaba y se sentaba cerca de ellos incluso en otras ocasiones si quería charlar un poco ni siquiera respondían a sus preguntas.

Disimulaban, como si no entendieran lo que les decía.

La actitud y la reacción de Violeta le encantó a Ly, ella no tenía ningún complejo de hablar con un negro. Algunas persona tenían muchos prejuicios acerca de esto, incluso había dos mitos sobre este tema; si una mujer tenía relaciones con los negros, era considerada de inmediato como frívola además de ser etiquetada como “mujer fácil”. Además se decía que después de tener una relación con un hombre negro, que es por todos conocidos, que está mejor equipado físicamente, la mujer ya no podía tener nunca más relaciones con un blanco, porque este no podría satisfacerla. Nadie sabe quién lanzó estas conclusiones. Pero tal vez, precisamente, las que han experimentado esta situación, expresó estas excusas, porque alguien ajeno no podía saber estas cosas tan íntimas.


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