El friegaplatos de mi madre

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17 de Mayo de 2016

El friegaplatos.

Hoy hace un mes, el friegaplatos de mi madre, dejó de funcionar. Era un modelo antiguo, de cerca de veinticinco años.

Dijo que no podía más, que habían pasado muchos platos, vasos, cubiertos y demás cacharrería por sus bandejas y que ya estaba bien. Intentamos, entre uno de sus nietos, o sea mi hijo y yo, arreglarlo pero no hubo manera. Optamos por no llamar a ningún técnico, ya que, solo la salida, me cobraba lo que yo ganaba en una semana.

A esperar a la paga para uno nuevo, pensé yo. Pero, eso de esperar a mi madre no le convencía. Como cada fin de semana, le tocaba a uno de sus hijos venir a supervisarle la comida, me hizo poner un cartel de NO FUNCIONA, así con letras grandes y pegado en el frontal del “Corberó”. No surtió el efecto esperado.

La hermana mayor, ni mencionó al pequeño electro, “la súper woman”, le dijo que ella en su casa también fregaba a mano, a veces, y que para una persona sola no hacía falta un nuevo electro. El otro, que aparecía con la familia incluida, dijo que muy bien que todo tiene su fin.

Así que mi madre, nada podía hacer, solo esperar a la paga de su escueta pensión y destinar una parte para un friegaplatos que a sus casi noventa años, no quería renunciar a tenerlo, ya que su otra hija en discordia, o sea la que suscribe, andaba más pelada que una oveja en la época del trasquilo y no podía comprárselo.

 

 


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