Atracción peligrosa (1)

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Nadie aceptaba su relación, todos opinaban que esa historia no podía ser y que de seguir intentándolo, las cosas no acabarían bien.

Ella, una chica hermosa y fina, con dulces ojos y delicada piel. La única hija de una familia acomodada, no podía poner los ojos más que en un chico de su condición, pero el destino se empeña en jugarnos retorcidos pero apasionados movimientos.

Era un martes en la mañana y Brenda, empezaba a trabajar en la notaria No 43 de la ciudad de México. Su padre, un honorable abogado, después de hablar con algunas amistades, la acomodo como notaria, sabía que no se localizaba en una colonia cómoda pero, con el tiempo podía subir hasta llegar a una mejor posición.

Cuando iba a estacionar su auto, Brenda observo un grupo de muchachos que estaban en la esquina, sentados en la banqueta y algunos sobre un carro clásico pero de color muy brilloso. Esto le dio inseguridad y prefirió estacionarse discreta.

Bajo de su auto y el grupo de chicos la miro pasar, elegante, perfumada, con zapatos finos y elegante traje, hermoso cuerpo y un rostro bello con poco maquillaje. Pero una mirada, la penetro profundamente y la puso nerviosa siguiéndola hasta la entrada de la notaria.

Ella sentía temor, pero una parte de su ser se sabía intrigada y quería saber quien tenía esa mirada tan densa, que logro erizarle la piel tanto que aun pasada una media hora, su piel seguía chinita. Desde la ventana de arriba, “Breen”, observaba a más detalle el comportamiento de aquel grupo de chicos y al verlos, se preguntaba, quien era el muchacho que le intrigo tanto al llegar.

Pasaron los días, y cuando pasaba frente a la pandilla de chicos, esa mirada la seguía sonrojándola, y ella sentía estremecer su cuerpo completo, pero nunca volteaba porque ciertamente la apariencia callejera de los chicos la intimidaba. Pero un día, llego a su trabajo acompañada de Brian, el novio que su madre escogió para ella, puesto que era el hijo de un famoso político y su relación llenaba de orgullo a toda la familia. Ella tenía muchos problemas con el pero no lo dejaba por la opinión que tuvieran sus padres.

Un mercedes benz clase C, se estaciono frente a la notaria, de él, bajo un elegante hombre con un traje costoso, lo cual levanto la atención del grupo de chicos quienes miraron con cuidado a quien tenían en frente. Ella salió del carro y rápidamente camino a su entrada, una mano le tomo bruscamente del brazo y no le dejo seguir. Ella había discutido con Brian, y no quería hablar con él, y en un intento de hombría, la jalo del brazo pidiéndole a fuerzas un beso el cual ella, no correspondió.

Un hombre con mirada profunda y penetrante se paró de un movimiento de la banqueta en la que estaba, camino tres pasos y en su mano estaba un bate de beisbol. Solamente se paro y lo miro fijamente a los ojos, ella por fin miro el dueño de los ojos que la hacían estremecer de pies a cabeza y estaba frente a ella.

Ella se olvido de que alguien la tenía tomada del brazo, simplemente se quedo helada, contemplando a ese hombre, que tantas sensaciones le provocaba y siempre tuvo la curiosidad de conocer. Era un chico alto, con un cuerpo atlético y brazos fuertes. La camiseta sin mangas negra que llevaba puesta, entallaban sus perfectos pectorales y marcaban perfectamente los músculos de su abdomen, la cabeza rapada y con el cuerpo tatuado, le daban un toque de malicia que a ella le estaba encantando, miro sus ojos claros y sus carnosos labios y sus pulmones se llenaron tanto de aire, que de ella salió un leve suspiro que la regreso de su viaje.

El chico miro de lado a su adversario, quien no tuvo otro remedio que soltar a la dama, y sin más se metió a su carro. Él lo siguió mirando hasta que su imagen se perdió a lo lejos en la avenida, ella estaba más nerviosa que nunca y lo miro tiernamente pero con la sangre a punto de hervir, el, volteo a verla con su escrutante mirada y le dio la espalda, con paso decidido, regreso a su lugar y se sentó, ella no podía creer la escena y su piel parecía que había pasado un momento en la nieve.

Sin más por hacer, ella introdujo su llave en el cancel y al abrir, nuevamente veía a su héroe a los ojos, y un escalofrío la recorría por toda la columna vertebral, ella intento sonreírle, pero él, no mostro cambio alguno y brenda cruzo la puerta.

Enseguida subió a la ventana, y desde arriba intentaba mirarlo a mas detalle, pero la cornisa del edificio de al lado solo dejaba ver en sus manos. Cerraba los ojos y lo imaginaba frente a ella, con esa mirada tremenda y perturbadora que le hacía latir el corazón tan fuerte como un tambor de guerra. Se imaginaba tocando sus brazos fornidos, recorriendo a detalle los tatuajes de la piel de su cuello. Cuando sus labios se empezaban a juntar en su mente, un saludo al bajo de su sueño.

Era rolando, un abogado de 48 años, que fue el asistente del antiguo notario y ahora, estaba con Brenda ayudándole en todo lo necesario. Ella bajo y comenzó a trabajar en su oficina. La tarde llegaba y era hora de que ella saliera de su trabajo, sabía que los chicos se juntaban en esa esquina desde que ella salía pero esta vez la cuadra estaba vacía, el mismo mercedes se paro frente a la entrada y el novio bajaba y se dirigía donde estaba ella con una cara de molestia.

Cuatro chicos caminaban hacia su punto de reunión, entre ellos “prince” ese hombre enigmático que recorría el cuerpo de aquella mujer desconocía, pero que también le estremecía en el fondo. Entre risas y bromas los chicos llegaron a la esquina y al girar, Brian de nuevo tomaba fuerte el brazo de ella y lo jalaba violento. El sintió hervir su sangre, no quiso entrometerse pero, cuando escucho una bofetada corrió con la mirada y el pecho lleno de ira.

Tomo del hombro a su rival y de un solo golpe lo derribo en el piso, lo dejo parar y lo arremetió golpeándolo en la cara. Ella, se lleno de erotismo al ver que ese hombre mostraba su salvajismo y sus músculos se tensaban cuando sometían golpeando violento el otro cuerpo. Sus manos temblaban y sintió una humedad invadir su zona más intima. Se preguntaba a si misma que le estaba pasando. Pero ver esa escena la había excitado.

Prince dejo a su rival y se acerco con la respiración agitada a Brenda, ella lo tenía frente a frente, exaltado, imponente, tan lleno de vigor que, sin conocerlo se entrego a sus brazos.

Él le pregunto si ella estaba bien, saco un pañuelo azul de su bolsillo y le limpio el labio que tenía unas pequeñas gotas de sangre. Ella ni siquiera noto sangre en su boca, la escena la mantuvo en otra dimensión, excitada y con el corazón descontrolado.


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