Atracción peligrosa (3)

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Con su mano diestra retiro la diminuta prenda, el corazón le ardía de pasión, pero con un extraño sentimiento que la hacía sentir plena, en ese momento no había más, no existían temores o tristezas, no había el morbo de las clases sociales y su cuerpo sentía la libertad de verse amada por un hombre que ella había escogido. Que las manos que le recorrían el cuerpo, eran las manos que ella deseaba, y no las que alguien mas eligió para ella.

Se dio cuenta de que la puerta principal no estaba bien cerrada y le pidió a prince que la cerrase, mientras ella tomaba su teléfono mandandandole un mensaje a rolando para que llegara un par de horas más tarde. Al término de esto, desnuda, sonrojada, excitada y con la sangre llena de calor se iluminaba por los rayos del sol que entraban de la única pequeña ventana. El, al verla ahí, con ese cuerpo angelical y firme, con esas monumentales piernas, esa cintura fina y delgada, el ver ese pecho finamente tallado, no pudo evitar estremecerse y sus ojos se llenaron de pasión.

Ella extendió su mano y el prontamente acudió a tomarla, Brenda lo abrazo y lo beso mordiéndole los labios, el deslizaba sus manos a voluntad sobre su piel desnuda y clara. Le recorría y ella estaba a punto de explotar de pasión, se inclino y puso en sus manos aquella hermosa pieza de vigor y tamaño prominentes, lo acariciaba y lo tocaba con frenesí y delicadeza. Sus labios comenzaron a rodearlo, succionándolo provocándole a ella, un calor impresionante en sus sentidos, él, la tomo con fuerza de la nuca y la movía marcando un ritmo más acelerado.

Ella no podía aguantar más, y nuevamente se puso sobre el escritorio, el, después de unos delicados besos, la miro con los ojos encendidos de pasión. La envistió y llego al fondo de su ser mientras ella exclamaba jadeando y sollozando, ella se sentía completamente llena de él, todos y cada uno de sus espacios eran invadidos por su caliente y enorme pieza. El, sintió como su calor lo abrazaba dándole más placer del que él podía soportar, le tocaba los senos y por momentos lo succionaba sumergido dentro de su cuerpo, golpeaba con rudeza la parte femenina de Breen, y ella gemía llena de locura mientras su vientre se encendía con mas furia. De repente sintió, desde el fondo de su ser, un chorro de caliente elixir mojar su sexo y el de su hombre como un remolino de sensaciones a lo que prince, arremetía con más vigor haciéndola gritar, elevándola a tocar el cielo.

Ella sintió como sus piernas flaquearon, su cuerpo convulsionaba involuntariamente, su sexo palpitaba delirante, su respiración se entrecortaba en demasía pero él; con más pasión la estrechaba y aunque la velocidad había bajado, su fuerza y tamaño seguían más presentes que antes, ella se bajo del escritorio y lo volvió a besar, dándole la espalda, puso sus manos en el escritorio para que su hombre la penetrara en una manera distinta.

El, de ninguna manera desanimo, el ver la forma de su delicioso trasero paradito y redondo, y saber que estaba ahí, ofreciéndole llevarlo hasta la gloria, no dudo en embestirla de manera más violenta que al principio. Sentía que su calor lo empapaba y tocar su piel lo hacía retorcer de placer.

Ella, no podía pedir otra cosa, sus sentidos se daban un festín de desinhibidas pasiones, sintió como esas fuertes manos le apretaban los senos y como su culo era golpeado con furia por su cuerpo. Ella no quería parar y si por ella fuera, todo el día estaría así con él. Sintió como una húmeda boca le recorría el cuello, y bajaba una lengua mojada por su columna. Esas manos la apretaban más fuerte, y el movimiento se estaba haciendo más rápido. Ella era jalada del pelo y sin controlarlo, su rostro se veía absorbido hacia atrás, tanta rudeza la encendieron y un nuevo calor los empezó a invadir, el movimiento era cada vez más violento y la pieza que tenia dentro, comenzaba a palpitar para el momento culminante. Ella sintió desvanecerse cuando un rio de cálidos fluidos empezó a chorrear desde el fondo de su interior. Ambos respiraban agitados, jadeando como locos y mirándose a los ojos satisfechos.

Habían culminado su obra de manera espectacular, ella había superado sus expectativas de aquel deseo tan morboso que le hacía fantasear con lo por fin había hecho.

Ella se disculpo con el por lo rápido que se habían dado las cosas, a o que el sin problema acepto, salieron de la notaria y efectivamente fueron a tomar un café, se conocieron y ambos, aun llenos de deseo, iniciaron un juego apasionado. Sin falta cada mañana de cada día, se entregaban con locura en esa oficina.

Los días pasaban y con ellos, la gente cercana sabia de tan tremendo romance, como suele pasar, el rumor no tardo en llegar a Brian. Al que no le pareció nada la idea, los vigilaba a escondidas y moría de rabia al ver como paseaban tomados de la mano, como se besaban con amor sincero y se tocaban con pasión interminable.

Seguía pasando el tiempo y la relación clandestina estaba llegando a las promesas de nunca separarse, empezaban a llegar juramentos. Así como a la noticia en los periódicos de que, un político apareció golpeado en la sala de su casa.

Se cumplió el primer año. La abogada había preparado una noche memorable para tan único momento. Una reservación en el hotel más lujoso de la ciudad. Ella con un elegante vestido de Gucci, el con una ropa floja y camisa negra de botón se preparaban para celebrar con champagne.

Se entregaron con amor en lo ancho de esa cama, besándose y tocándose con locura, en muchas y muy eróticas posiciones, hicieron memorable su aniversario. La felicidad invadió sus sentidos, después de hacer el amor. El la miro tan fijo como siempre pero esta vez con un amor que la envolvía completa.

De su bolsillo saco una cajita pequeña, la abrió y en ella brillaba un anillo de oro blanco con un pequeño pero hermoso diamante. Ella, se quedo atónita abrazándolo desnuda pero no dijo nada… bajo de la cama y fue hasta donde estaba su bolso. De él, saco una prueba de embarazo con un resultado positivo.

Ambos, desnudos se abrazaron y se llenaron de pasión nuevamente, quedándose dormidos uno abrazado del otro.

La mañana siguiente, ambos fueron hasta aquella esquina donde se conocieron, tomados de la mano, ella llevaba puesto ese anillo y el, llevaba su nombre tatuado en el pecho. Se abrazaron felices por el futuro que les esperaba cuando un sonido extraño los sorprendió.

Unas luces azules y rojas se acercaban veloces, unas sirenas estruendosas rodeaban a la pareja. El se paro frente a su amada y ella lo abrazaba confundida.

-Este es el hombre que golpeo a mi padre… -La voz de Brian salía apuntando con el dedo de una de las patrullas.

El destino los había alcanzado, y sus enredados caminos darían un giro que ponía su tan feliz futuro, a derribarse como una casa de naipes.


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