El padre de mi amiga (Parte 6) El desenlace (1/2)

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“Leticia viajaba en el tren para ver a Nacho. Pasaba todo el trayecto cabizbaja, con la depresión de no ser correspondida por la persona a quien amaba, el padre de su amiga. Quizá por eso había tomado aquella decisión, de satisfacer el deseo de Nacho de poderla poseer. Ella ya no se sentía persona, después de que el padre de su amiga la utilizara solo para follar y después se deshiciera de ella. 

Leticia y Nacho habían quedado en un piso vacío que el maduro tenia a dos calles de su casa. Su mujer por otro lado, cada vez lo notaba más raro. Por eso, al escuchar la escusa de Nacho para salir de casa, supo que estaba mintiendo. Y no pensaba quedarse con la duda.

Mientras tanto para Nacho era el día más feliz de su vida. Ahí estaba. Frente a frente con aquella universitaria con la que tantas horas de charla por internet había tenido y que al fin hoy conocía en persona. Hablaron un poco, aunque a Leticia era imposible quitarle la tristeza de su rostro. Ella había ido allí a hacer un servicio, casi como si fuera una prostituta. Así se sentía ella. “

LETICIA: Si quieres vamos a la habitación.

NACHO: ¿Estás segura de que quieres hacer esto?

LETICIA: Si. Llévame contigo.

“Leticia se fue quitando la ropa hasta quedar completamente desnuda delante de Nacho, quien se quedo hipnotizado al ver aquel cuerpazo, mucho mejor que el de su mujer, como es lo normal en una joven de 18 años.”

NACHO: Uff, eres mucho más bonita de lo que había imaginado.

“El maduro se quedo inmovilizado contemplando tal belleza, hasta que Leticia tuvo que intervenir. Se acercó a él y empezó a desnudarlo poco a poco. Para ella el efecto fue todo lo contrario. Aquel cuerpo con tanta grasa nada tenía que ver con el cuerpo de su ex novio, ni el del padre de su amiga. Tampoco cuando le bajo los calzoncillos y puedo descubrir que el tamaño de su polla era mucho más pequeña. Aunque eso sí, algo más gordita que la de su ex.

Al mismo tiempo que Nacho empezaba a traspasar la línea de la infidelidad, su mujer en casa buscaba alguna prueba de que estaba pasando con su marido. Y esta llegaría como un jarro de agua fría. En el ordenador, encontró todas las conversaciones que Nacho había tenido con Leticia durante este tiempo. Frases tan duras como que ya no le quería, que su corazón pertenecía solo a Leticia, que cada día se masturbaba pensando en ella. Cada palabra que leía era como puñales que se clavaban en su corazón. Aunque el peor de todos, estaba en la última conversación, en la que descubrió donde estaba su marido en ese momento y que era lo que pensaba hacer.

La mujer no pudo parar de llorar. La única persona en el mundo que le quedaba y le había traicionado. No podía creer que Nacho fuera capaz de hacer algo así. Por eso, salió de casa, arrastrando su silla de ruedas, en dirección allí.

NACHO: Estoy muy nervioso. Perdona si no estoy a la altura.

LETICIA: (Sonríe) Tu siempre estas a la altura. Ven.

“Leticia cogió la mano de Nacho y lo sentó en una silla. Ella se quedó de pie frente a él. Nacho al ver aquel cuerpo ante él, se excitó aún más. La sujeto por la cintura y empezó a besarle por la tripa, subiendo hasta llegar a sus pechos, que empezó lamer y comérselos. Después Leticia se sentó encima de él, clavando la pequeña polla de Nacho dentro de ella y a moverse lentamente.  Leticia movía sus caderas encima de aquel maduro mientras lo miraba fijamente a los ojos. Nacho estaba inmóvil disfrutando de ese momento que tanto había deseado.”

NACHO: ¡Dios! Que a gusto estoy dentro de ti mi vida. Eres un sueño para mi cariño.

“Leticia agradeció sus palabras acariciándole la cara y bajando su mano por el pecho, lo que hizo que Nacho se excitará más. Ella se dio cuenta, por lo que empezó a saltar más rápido encima de él.”

NACHO: Uff, cariño. Como sigas así me voy a correr muy rápido.  No querrás que te dure tan poquito.

LETICIA: Shh. Tú relájate cariño. Puedes correrte cuando quieras. Solo quiero que disfrutes.

“Después de decir eso, le besó en los labios. Ahí Nacho creyó haber entrado en el paraíso. Por primera vez probaba esos labios con los que tantas noches había soñado. Cada vez se excitaba más y más. Al principio había empezado algo tímido, pero los besos de Leticia y el vaivén de su coño encima de su polla, hizo que se fuera soltando. Ahora él la cogía de la cintura y la hacía moverse más rápido encima de su polla.  

Justo en ese momento, la mujer de Nacho entró sigilosamente en el piso. La invalida, arrastró la silla muy lentamente hasta llegar a donde estaban Nacho y Leticia. La puerta estaba entornada, pero por un pequeño hilito pudo ver como su marido estaba follándose a aquella joven, que podría ser su hija. La mujer no podía creer lo que veían sus ojos. Aquello era el mayor golpe que había recibido en su vida. Más incluso que el día que dejo de caminar para siempre.”

NACHO: Joder Leticia como me pones! No puedo más mi vida, no puedo más. Me voy a correr.

LETICIA: Si vamos Nacho. Vamos cariño. Córrete. Vamos Nacho. Córrete dentro de mí.

NACHO: Ooooh sii. Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh!!! Dioooooos, me corrooo!!!

“Nacho se abrazó fuerte a Leticia mientras su polla empezó a convulsionar dentro de ella. El hombre dejo los ojos en blanco, mientras se vaciaba dentro del coño de aquella joven. Leticia le acariciaba la cabeza y le animaba a que terminara de descargarse dentro de ella.”

LETICIA: Ya esta cariño, ya está. Vacíate tranquilo. ¿Ya estas mejor?

NACHO: Si, jamás había estado mejor. Gracias mi vida, muchas gracias de verdad. Ha sido la mejor corrida de mi vida.  Nunca he sentido nada igual, ni siquiera con mi mujer.

“Aquellas palabras fueron el remate final para la mujer de Nacho que había observado perpleja toda la escena. No lo pudo soportar más y se marchó intentando que sus lagrimas no la delataran”.

NACHO: Déjame quedarme así un ratito por favor. Quiero quedarme así, abrazado a ti, con mi polla dentro de ti sin moverme.

LETICIA: Puedes quedarte el rato que quieras cielo.

NACHO: Estaría así toda mi vida. Sin necesidad de follarte, ni hacer nada. Solamente mirándote y disfrutando de tu belleza, con mi polla así metida dentro de ti.

“Nacho le acariciaba el pelo mientras la miraba en silencio. Para él es como si estuviera en el cielo contemplando un mismísimo ángel. Estuvo así unos minutos, sin decir nada, hasta que un estruendoso golpe les hizo levantarse. Venia de la calle. Ambos se levantaron corriendo a mirar por la ventana. Un espantoso grito salió de la garganta de Nacho tras la imagen que vio. Esa silla de ruedas que tan bien conocía, estaba totalmente estrujada debajo del coche abollado y a bastantes metros de allí,  se hallaba el cuerpo de su mujer encharcado en sangre sobre el asfalto.”


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