El tigre antropófago

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La visión y percepción que ha tenido el ser humano de ciertos animales constituye un buen reflejo de sus propios prejuicios. En unos casos, se les atribuyen erróneamente cualidades humanas, como bondad o maldad, lo cual crea una visión antropomórfica y sesgada del reino animal. En otros casos, la percepción de la naturaleza del animal es, debido a prejuicios cegadores, completamente errónea. Buen ejemplo de ello es la idea que se formó el hombre occidental sobre el tigre. Se afirmó y aceptó, sin ningún rigor científico, que el tigre era un animal preferentemente antropófago, al que gustaba el sabor de la carne humana. También se dijo de este felino que era un ser despreciable y mezquino, debido sobre todo a que ataca siempre que puede por la espalda, por detrás.

El origen de esta idea hay que buscarlo en la India colonial, cuando estaba ocupada por el imperio británico. Fueron los británicos los que, al observar la elevada mortandad que causaban los tigres entre los humanos, decidieron que este animal era una especie preferentemente antropófaga y traicionera. Debido a la enorme influencia que tenía el imperio británico en el mundo occidental, la idea del tigre antropófago se propagó con rapidez.

Los biólogos consideran al “tigre antropófago” como una idea rancia, hace mucho tiempo abandonada, aunque todavía persiste fuera del mundo científico.

Pero volvamos a la India británica. Los ingleses estaban preocupados por este problema, y fueron los nativos los que les brindaron una solución. Los indios llevaban muchos siglos conviviendo con tigres, y conocían muy bien sus costumbres. Sabían que las presas favoritas del tigre eran los ungulados, especialmente los antílopes. Cuando el tigre no puede cazarlos, opta por cazar otras presas de menor tamaño para saciar su apetito voraz.

Desde la llegada de los británicos, las poblaciones de ungulados, y especialmente los antílopes, sufrieron una fuerte bajada debida fundamentalmente a la caza indiscriminada que llevaba a cabo el hombre blanco. Entre los ingleses, tener en el salón de casa una cabeza de antílope o su cornamenta se consideraba signo de elevada posición social. Debido a este descenso en las poblaciones de antílopes, los tigres tenían que buscarse fuentes de alimento alternativas como monos, aves… u hombres.

Los indios recomendaron a los ingleses que dejaran de cazar tantos antílopes, y así elevar la población de estos para que la situación se normalizara. Aunque los ingleses tienen fama de tercos, hicieron caso a los nativos y vieron como, en poco tiempo, la mortalidad por ataques de tigres descendió sensiblemente.

Y así quedó desmentido el mito del tigre antropófago. También es cierto que ataca por la espalda, pero ello se debe a que el tigre caza al acecho. Es una técnica de caza producto de la evolución y la adaptación. Conceptos como “mezquindad” o “traición” no tienen cabida en estos procesos. La moral humana queda para los humanos.


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