Dirección próxima : El Infierno

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La bruja de tiempos inmemoriales ya estaba en la reunión de los tiburones. Cuando digo tiburones, por supuesto me refiero a los "grandes hombres" de las finanzas, los empresarios codiciosos, los reputados políticos y gente de la realeza. En fin, todos los poderosos de nuestro mundo.

Había más mujeres en la reunión, aunque no muchas, la verdad. Pero la bruja, era con diferencia, la más sabia de todos los presentes de la fiesta.

Era una hechicera inmortal que había nacido en la época de esplendor de los celtas y estaba acostumbrada a tratar con canallas de toda calaña en los períodos más claves de la Historia. Sabía espiar e infiltrarse en los círculos más elitistas y también en los ambientes más populares.

Como reza el dicho: "Más sabe el diablo por viejo, que por diablo".

Había aprendido a seducir con sus "malas artes" de maga y encandilaba y convencía a todos con sus estudiados sortilegios. Nadie se percataba de que era una encantadora de serpientes. Era más lista que el hambre. Sabía adapatarse a cada era histórica con gran maestría. Se transformaba a su antojo como un camaleón sibilino y estaba siempre al acecho como un lobo astuto.

Hoy se trataba de una comida importante, se jugaba entre manos la paz y el orden mundial.

A pesar de sus incontables años vividos, la bruja estaba nerviosa por lo que estaba a punto de pasar.

Había sobrevivido a aquelarres salvajes, a fallidos intentos de quemarla en hogueras medievales. Había sido acusada de practicar medicina diabólica con hierbas, y para colmo de males, fue perseguida en los siglos XIX y XX por sus ideales feministas y defensa de los más desfavorecidos.

Pero hoy en día, todos esos logros conseguidos con esfuerzo, sacrificio y valentía parecían flaquear como nunca. Hoy se jugaba mucho en esa comilona de cerdos.

Los comensales estaban tan encantados de haberse conocido, que se regodeaban y se jactaban de sus fechorías con absoluta inmoralidad. Tanto así, que no habían prestado atención al sabor especial de las copas que bebían sin parar.

Nuestra bruja había preparado concienzudamente un bebedizo mágico y letal a base de mandrágora, una planta sobrenatural de diversos poderes, pero que con la dosis adecuada era venenosa para los mortales y no dejaba rastro en sus cuerpos.

Ella observaba con sigilo y cautela, henchida de vanidad, como iban desplomándose en las mesas uno a uno, esos seres despiadados con aparencia humana.

Cuando cayeron todos como moscas y quedó ella sola con vida en el gran comedor lujoso y obsceno, hizo aparecer por arte de magia su escoba ultra-rápida y salió volando por una ventana, asegurándose de no ser vista por nadie ni de levantar sospecha alguna. Sabía de sobra cómo hacerlo. Desde luego, no era la primera vez..

¡ Otra misión cumplida! La verdad es que nuestra protagonista estaba ya harta de deshacer tantos entuertos...pero sabía que tarde o temprano tendría que volver a intervenir.

En realidad, una nueva guerra por la lucha del poder, se acababa de desatar.

La prensa mentiría al día siguiente y diría con mucho pesar, que nuestros líderes más importantes del planeta habían fallecido absurdamente por una vulgar salmonelosis. ¡Qué gran tragedia!

Como no podía ser de otro modo, rodaron las cabezas de los infelices trabajadores del catering, acusados de ser terroristas.


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