Mi historia de Amor 1ª parte

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Hola soy Betzabeth, y vengo aquí para contarles mi historia…
Todo comenzó hace cinco años, en ese entonces era una quinceañera, y al igual toda quinceañera me enamore, quizás no de la persona que debía para ese entonces…
Mi madre tiene una pareja con la que llevamos viviendo desde que yo tenía siete años, de esta unión nació mi hermana.
La familia de Él era el único concepto que yo conocía como familia, era tan pequeña que nunca hasta hace unos años me di cuenta que en verdad, esa numerosa familia nunca tuvo lugar para una pequeña que no llevaba su sangre, pero bueno esa es otra historia jajaj

Ya volviendo a mi historia, cuando tenía quince años, en el verano cumpliría dieciséis, un primo de mi hermana se enamoró de mí, este niño tenía diecisiete años, con el tiempo se ganó mi corazón y me enamore de Él. A mi costó mucho trabajo enamorarme de Él, ya que para mí ellos eran familia, un día me beso, mi mundo se vino abajo, estuve mal por varios días, hasta que me convencí a mí misma de que no era mi primo. Hablamos todos los días en las tardes antes de dormir, durante unos 6 o 7 meses no recuerdo bien. Y aunque la vida no nos ponía un camino fácil, pero aun así quisimos avanzarlo.
Con el tiempo se dio cuenta del problema que yo tenía, de que me costaba entender que no éramos familia, me dijo Adiós. Paso un año sin que supiese nada de Javier, en un cumpleaños me lo tope, solo nos miramos durante la noche, ya resignada me iba a costar, cuando alguien me tomo del brazo y me hablo:

Podemos hablar? (Me dijo una voz a mis espaldas, yo sabía que era Él)
- Bu…bueno… Dime?
Ha pasado mucho… desde la última vez que hablamos.
- Un año… un año a decir verdad.
Los tienes contados (rio nervioso, mientras me soltaba)
- No, es por el cumpleaños, la última vez fue en el mismo.
Tienes razón…

Hablamos de nuestra vida durante ese año hasta bien entrada la madrugada, yo tenía sueño y me comencé a dormir en el sillón donde que nos habíamos sentado, Él comenzó a acariciar mi mejilla, al ver que me dormía, yo quería dormir pero al mismo tiempo no quería alejarme de su lado, sentía como sus cálidos dedos recorrían mis labios, y sentía como su cuerpo se acercaba más al mío, me quede helada, no le respondí, solo me hice la dormida, hasta que sentí nuevamente sus labios sobre los míos, esta vez reaccione respondí con un tímido beso… Luego le pedí que se detuviese, y me acompaño hasta la puerta de la habitación donde me tocaba dormir, nos despedimos con un simple “Buenas Noches”.
Al otro día seguimos hablando, me pidió disculpas por cómo me había tratado hace un año, que se había cegado y no había querido comprender por lo que yo pasaba, pero ese año sin saber de mi lo hizo reflexionar, le dije que lo comprendía y que no guardaba rencor hacia su persona.
Estuvimos tres meses hablando todos los días, a casi todas horas, yo era feliz, muy feliz, pero siempre llega el final…
Yo cumplí diecisiete ese verano, Él tenía dieciocho ya… En que quede, ah así…
Llego Marzo, yo entre a mi último año de colegio, y Javier a su primer año de universidad. Yo estaba todo el día en clases, entraba a las 8 de la mañana y salía a las 6 de la tarde, llegaba cansada a mi casa, y casi no tenía tiempo, mi día a día era llegar a casa, comer, estudiar toda la noche, dormir, levantarme al colegio. En cambio, la vida de Javier era más simple, no tenía clases todo el día, su estudio era ligero. Durante un mes hablamos, Él quería verme y yo no tenía tiempo, eso lo molesto, y llegando Abril me dijo una vez más Adiós.
Yo a pesar de quedar devastada, ya que no me esperaba que volviese a ocurrir, después de varios meses comprendí que Él tenía razón en dejarme, pues nuestros mundos eran distintos, el mío era sobre exigente y me usaba mucho tiempo del que casi ni tenia, y su mundo era todo lo contrario…
Paso el tiempo no deje de pensar en Javier casi ningún día, y cada día me preguntaba si él pensaba en mi… Puede parecer irónico pero ese cumpleaños al que iba cada año y donde todo comenzó, siempre nos hacía hablar, yo lo miraba desde lejos, Él estaba con unos amigos, nunca reparo su mirada en mí. Y me iba a retirar, cuando me pidió que habláramos:

- Creo que ya se está haciendo costumbre volver a hablar en este cumpleaños (Le dije)
Así parece (me respondió nervioso, mientras me indicaba el sillón)
- No sé si tenemos algo de qué hablar. (Yo sabía que sí, pero no quería mostrar interés)

Estaba a punto de responderme, cuando llego su abuela...


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