El chico del 5º (6ª parte)

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....me la meto sin pensármelo en la boca entera, le hago una felación con todas mis ganas. Acaricio los testículos, no dejo de chupar hasta que noto que se hincha, me dice que pare pero yo sigo, quiero tragarme su semen. Explota dentro de mi boca, noto el líquido que me llena la boca y me lo trago sin pensar. Me relamo los restos, no me da tiempo de levantar la cabeza para mirarlo cuando me ha levantado del suelo y me ha puesto en el sofá a cuatro patas. Tiene mi culo para él. Se acerca por detrás y pone su polla en la entrada de mi vagina que está muy mojada. Con un leve empujón me arremetería sin ninguna dificultad pero ahora me toca a mí desear que me folle con fuerzas. Mueve su verga por mi zona sensible, sube hasta el ano, vuelve a bajar y así me hace sufrir durante un rato mientras me acaricia las nalgas, apretando, se le escapa algún azote y consigue que mis vellos se ericen. Su mano va hacia mi sexo palpitante, toca y extiende el flujo por toda la zona, la otra mano que tiene la polla aprovecha el flujo y va dirección al ojete del ano. Yo tiemblo porque por esa zona aún soy virgen.

Me encantaría follarte el culo, pero lo dejaremos para otro diíta.- Y directamente baja la verga, me la mete completamente de una estocada y no me da tiempo a contestar porque se me escapa un sonoro gemido.

Por un lado me quedo relajada porque no la ha metido por mi zona virgen, pero por otro saca la parte de mi que quiere probar cosas nuevas.

Me está follando con fuerza, sin contemplaciones, sus manos están en mi cadera para tener mas sujeción en las arremetidas. Grito de placer.

Una de sus manos va a mi sexo y me acaricia el clítoris, mientras sigue embistiendo desde atrás. Ésta postura me vuelve loca. Voy explotar de un momento a otro. Noto sus gemidos cada vez más roncos justo en mi oído. Estoy disfrutando como hace mucho que no lo hacía, noto sus testículos chocar en mi agujerito negro, me da un azote con fuerza que me pone la nalga roja. Empuja con fuerza en mi trasero con la polla. Los dos estallamos al unísono. Mis flujos empiezan a bajar por las piernas cuando Marcos apoya su frente sudorosa en mi espalda. Por un momento nos quedamos en ésa postura mientras vamos recuperando la respiración.

Se levanta y me da un beso en el hombro, yo me derrito aún más si es posible.

Una vez que acabamos en el baño, me ofrezco a recoger la mesa del café y mientras que estoy en la cocina se acerca por detrás y me abraza. Me sujeta las manos con las suyas encima de la encimera y acercándose a mi oído me susurra que se ha quedado con ganas de más...

 


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