Un gran día

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Eran gemelos idénticos. Manuel y Antonio. El primero, un golfo caradura y el segundo un iluso que cuando se levantaba por la mañana siempre cantaba: >Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así. <. Aquel día acertó, iba a ser un gran día… especial.

                                                           *****

Eran tan iguales que sólo al verlos juntos se notaban algunas diferencias. Por separado eran confundidos continuamente. Con el fin de mantener las situaciones cómicas que se daban habitualmente entre los conocidos al confundirlos, hasta se peinaban y vestían igual. Desde el principio Manuel era el que más se había aprovechado de la situación. Utilizaba al sufrido Antonio en todo lo que le beneficiaba por uno u otro motivo.

Manuel era mundano, vividor, simpático, mujeriego y como Antonio, muy atractivo. Evitaba las situaciones comprometidas haciéndose pasar por su hermano y hasta se sospechaba que había tenido algún idilio con las amigas de Antonio haciéndose pasar por este último. Se tuvo que casar rápidamente a los treinta años por haber dejado preñada a una chica (dijo que había sido Antonio, pero no coló). Ayudado con el dinero del suegro, había montado una empresa que funcionaba con gran éxito. Ahora era el director general.

Antonio era un intelectual que se dedicaba a escribir libros. Siempre a la espera de un éxito editorial, se dedicaba a todo tipo de empleos temporales mal pagados. Vivía en pareja con Carla, una enfermera muy guapa. Era serio y honrado y seguía queriendo mucho a su hermano a pesar de las muchas putadas que le había hecho a lo largo de su vida.

Por ese motivo, una vez más, accedió al último favor que Manuel le pedía.

                                                           *****

__Serán los dos mil euros más fácilmente ganados. __ le dijo __ Sólo te tienes que hacerte pasar por mi unas horas, no tendrás ningún problema, te lo aseguro, será coser y cantar.

Manuel apoyó el discurso dejando un sobre encima de la mesa al tiempo que se lo alargaba a su hermano.

La idea era que Antonio se tenía que hacer pasar por Manuel. Iría a la empresa de este último y se haría pasar por él. Iría vestido con uno de sus caros trajes y se instalaría en su despacho. El motivo era que Manuel necesita hacer una gestión personal y necesitaba de una sólida coartada para que su mujer Luisa no se enterase.

Con los cuatro billetes de quinientos en la mano, Antonio dudaba.

__ No se, Manuel, me has metido es tantos líos…

__ Venga hombre, además; a la hora de comer te bajas a la marisquería y te pegas un homenaje a mi costa. Pago yo, por supuesto.

__De acuerdo, un día sólo ¿ok? Explícame el plan.

                                                         *****

El plan era en sí mismo muy sencillo. Se presentaría sobre las nueve de la mañana en la empresa, iría directamente al despacho de Manuel y se dejaría ver por todos.

__ En un día normal, raramente hago algo más que rascarme la barriga, ya lo verás__ le dijo

Estaba recordando esa frase cuando a las 9,15 de la mañana le avisaron de la presencia de dos individuos que preguntaban por Manuel.

Sin tiempo a decidir qué hacer, los dos visitantes entraron bruscamente en el despacho.

__ Hola soplanucas__ le espetó el primero en entrar__ ¡¿Sorpresa!?, no nos esperabas ¿verdad?

__ Verán__ empezó a decir Antonio al tiempo que se ponía de pie.

El puñetazo fue directo al estómago. El gancho de abajo a arriba fue magistralmente realizado.

__ ¿Me dejan ir a vomitar? Suplicó Manuel al tiempo que se dirigía al lavabo privado.

__ Volveremos, no te olvides de nosotros nene __ amenazaron al tiempo de salir.

Sonó el teléfono mientras se lavaba la cara recuperándose a duras penas.

__ Manuel, tu mujer al teléfono.

Con todavía sabor a vómito pulsó el botón de llamada exterior.

__ Dime cariño, ¿qué deseas?

__ ¡El divorcio ¡Ya no te aguanto más desgraciado, me das asco!

Colgó sin dar tiempo a Antonio a decir nada.

Con cara de bobalicón y sin poder ocultar una cierta sonrisa en sus labios, se sobresaltó cuando sonó de nuevo el teléfono.

__ “Rascarse la barriga…” __ pensó recordando las palabras de su hermano.

__ Dígame

__ Manuel, la policía está aquí y quieren hablar contigo.

__ Que p-pasa- tartamudeó.

__ ¿No recuerdas? Por lo del robo de los décimos de lotería. Dijeron que vendrían hoy. Quieren interrogar a todos, incluso a ti.

__ Bueno, pues que empiecen por vosotros, diles que estoy hablando por teléfono ¿vale?

__ Ok. Ves preparando el carnet de identidad, nos lo piden a todos.

__ ¡Mierda! Con eso no contaba.

__ ¿Qué dices?

__ No nada, perdona, seguid

Colgó preocupado cuando una cara apareció por el quicio de la puerta

__ Manuel, quiero hablar contigo ¿Puedo pasar?

__ Adelante, siéntate por favor, tu dirás

__ Verás, __ continuo la joven al tiempo que se sentaba __ me has dicho varias veces que no, pero tengo que insistir: Necesito urgentemente un aumento de sueldo, pues…

Antonio la escuchó atentamente. La hora de la venganza había llegado.

Al terminar sus explicaciones, Antonio, sin más, cogió el auricular.

__ ¿Cómo se llama el contable y que número interior tiene?, ahora no lo recuerdo __ dijo dirigiéndose a la muchacha.

__ Martínez, el 27 __ Contestó la joven extrañada por la pregunta.

__ Martínez, bien__ repitió Antonio al tiempo que marcaba el 27.

__ Señor Martínez, soy Manuel, tome nota: A partir de hoy subirá el sueldo a la persona que le voy a pasar un… digamos … cincuenta por ciento, exacto, hasta luego Martínez.

Le pasó el auricular a la mujer que, sorprendida, le dio los datos al contable.

Después de darle mil gracias la chica abandonó el despacho llorando de felicidad.

__ Jódete Manuel __ dijo en voz alta recordando el “uppercut” en el estómago.

__ ¡¡¡ Manuel, Manuel!!! Rápido, ¡¡¡ Dios mío!!! ¡¡¡ Eva ha roto aguas!!! __ los aspavientos de la mujer le hicieron olvidarse de todo lo demás.

__ ¡¡¡ Joder¡!! ¿Qué más va a pasar hoy? Bueno, pues llama a una ambulancia ¿no?

Sin oírle, la mujer salió del despacho como enloquecida.

Antonio consultó el reloj. Era la hora. Había quedado con Carla en la marisquería para comer. Por fin un rato de tranquilidad.

__ Pregunta por la mesa de don Manuel__ le había dicho__ Verás que sorpresa.

Cuando llegó al restaurante, Carla pregunto por la mesa indicada y el camarero le dijo que “don Manuel” ya estaba esperando.

__ Hola Manuel, ¿y tu hermano? -- preguntó

Antonio se divirtió siguiendo el engaño.

__ Ahora viene, siéntate mujer. Por cierto ¿no estás cansada del tonto de mi hermano?

__ Un poco, pero es tan bueno… Si tu estuvieras libre… Siempre te he deseado.

Antonio se levantó furioso y sin decir nada se fue. Vaya si había sido una sorpresa y tanto que sí. Ya hablaría con ella después.

Asqueado y muy enfadado, esperó la llegada de la hora para irse. Al salir se encontró de frente con Manuel que llegaba alterado.

__ Todo bien ¿verdad? Dime que sí por favor, no aguantaría malas noticias, dime que sí, por favor. ¿A que ha sido fácil?

__ Facilísimo, han sido los dos mil euros más fáciles de ganar de mi vida.

__ Nos vemos__ dijo Manuel apartándole y entrando por la puerta.

__ Si __ se dijo Antonio __ Hoy ha sido un gran día y puede que mañana también.

                                                           FIN


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