Jackie maquiavélica, me tiene a sus pies.

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Era la fiesta de graduación de Kike y todos vestíamos muy elegantes. Nos sentamos en la misma mesa mi novia María, su amiga Jackie, Verónica y su novio Daniel.

Jackie le comentó a María que tenía muchas ganas de bailar salsa pero que lamentablemente había tenido que venir sola porque había terminado con Antonio.

- Tranquila Jackie, puedes bailar con Luis que es muy bueno bailando salsa- dijo María

- Gracias amiga, eres la mejor - expresó Jackie

María se acercó a mí oído pidiéndome el favor y yo sonreí caballerosamente diciendo:

- Claro Jackie, será un placer. Vente vamos a disfrutar la fiesta.

Al fondo sonaba Gilberto Santa Rosa, la tomé de la mano y fuimos a la pista.

-Esta canción me encanta Luis. Gracias por ser tan atento.

- El placer es mío Jackie, ahora soy la envidia de la fiesta.

- Si eres exagerado- sonrió ella

Ese día Jackie  estaba divina. Con sus sandalias plateadas de tacón alto casi llegaba a mi 1.80 mts. Su vestido igualmente plateado tenía un escote que mostraba su espalda bronceada completamente desnuda. La tela del vestido comenzaba en el inicio del coxis, se ajustaba perfectamente a sus caderas exhibiendo su culito. Luego el vestido caía al suelo. Por delante, tenía una apertura que enseñaba su pierna.

Nuestros cuerpos se movían al ritmo de la música. Su perfume era exquisito, provocaba mover mi nariz alrededor de su cuello. Su sonrisa seductora me derretía.

Alternaba entre María y Jackie, pero cuando María no quiso bailar más, entonces Jackie y yo no nos volvimos a sentar.

Comenzó a sonar “Que alguien me diga” de Gilberto Santa Rosa. Jackie, con una mirada y voz de gata seductora, me dijo:

- Esta canción me vuelve loca. Me pone cachonda…

El pantalón se me estaba reventando.

Nuestros cuerpos se pegaron completamente, ninguno perdía el ritmo. Su pierna rozaba mi paquete, mientras nuestras narices disfrutaban el aroma ardiente de nuestros cuerpos.

Había mucha gente en la pista y a esa hora cada quien estaba en lo suyo. María estaba casi dormida del cansancio en la mesa.

- Jackie, estamos jugando con fuego. Hoy estás divina, me tienes a mil.

- A mí me encanta el fuego Luis. ¿Qué es esto tan grande que tenemos aquí?.- dijo Jackie, atrapando con su mano mi miembro sobre mi pantalón.

Yo respondí deslizando mi dedo medio sobre la rayita de su culo por debajo de su sugerente vestido. Olvidándonos del mundo, nuestros labios se rozaron llenos de deseos…de repente Jackie me aparta un poco.

- Mejor nos vamos Luis. Las copas nos están haciendo muy evidentes. Además, María está casi dormida.

- ¿Cómo me vas a dejar así?- respondí

- Todo tiene su momento Luis. Confía en mí. Sólo deja primero a María en su casa y yo me encargo del resto.

Nos despedimos y salimos juntos todos los de la mesa. Jackie comentó que se iba con Vero y Dani pero que consideraba que ellos debían seguirnos porque yo estaba bebido.

Dejé a María en su casa y Jackie se bajó del coche de Dani con la excusa de que yo no estuviera solo. Entró en el coche y dijo:

- Luis ahora conduce y disimuladamente despista a Dani

Su belleza maquiavélica me tenía a sus pies. Su mano acariciaba mi paquete para decirme:

- Qué esperas cariño, conduce que me quiero comer esta polla infiel.

Despisté a Dani y sonó el móvil de Jackie quien respondió con seguridad: “Tranquilos chicos. Luis está bien, sigan ustedes a sus casas”

Me miró con lujuria, sacó mi miembro del pantalón y comenzó a masturbarme. Con voz perversa decía:

- Listo Luis ahora sólo tienes que hacerme feliz.

Luego metió su mano en su coño, por debajo de su vestido, sin quitarme su mirada diabólica. Me mostro sus fluidos entre sus dedos:

- Mira lo empapada que estoy...

La acidez de sus jugos estaba exquisita. Pasó sus dedos por mi boca y volvió a coger mi polla para saborearla con su lengua.

- ¡Cómo me gusta una polla prohibida!

- Es tuya Jackie...

En mi casa, aparqué el coche  y nos besamos intensamente. Nuestras lenguas se exploraban como si estuvieran follando entre ellas. Sus manos tomaban mi pene para pajearlo.

Luego, caminamos con mi polla erecta entre sus manos y sus tetas estaban al aire. Entramos al piso y chupó mi polla en la sala, acarició mis testículos.

- Luis, la deseaba tanto, me encanta tu capullo, es tan grueso, delicioso…

Ella se paró y me beso con morbo

- Saborea tu polla con mi lengua

- Quiero comerme tu coño- susurré

Me quité los zapatos y pantalón. Busqué sus hermosos pies para besarlos sobre sus sandalias de tacón. Abrí lentamente su vestido por la apertura para admirar, acariciar y besar sus piernas. Besé desde abajo hacia arriba hasta que mi boca se encontró con su tanguita. La bajé con mis manos.

Chupaba su clítoris, el cual se hinchaba cada vez que lo succionaba suavemente. Mi lengua entraba en su conchita degustando su delicioso sexo. Mis manos acariciaban sus nalgas y piernas. Seguía chupando su clítoris y mi dedo pulgar iba entrando a su coñito. Bebía sus jugos, mi cara se llenaba de ellos.

- Quiero que me hagas el amor mi vida. Hazme tuya de una vez.-dijo ella.

Me paré, nos miramos a los ojos y otro apasionado beso nos atrapó. Mis manos dejaron caer su vestido al suelo y ella con sus pies lo puso a un lado. Ante mí estaba ese monumento de mujer desnuda, sólo tenía sus sandalias plateadas.

Ella recogió su rubio cabello, y lenta y sensualmente comenzó a girar sobre sí misma. Movía sus caderas para provocarme.

- ¿Te gusta lo que ves?- dijo ella 

- Hoy estás más divina de lo que podría soñar.

Nos besamos, la tomé de la mano y la llevé al sofá. Ella se recostó, abrió sus piernas, chupó dos de sus dedos y los introdujo completo en su depilada conchita. Gimió “hmmmm…” y me mostró sus dedos llenos de sus líquidos vaginales.

- Luis, estoy lista para ti. ¡Penétrame!

De rodillas en el sofá entré en su maravilloso coño. Mi miembro iba sintiendo las paredes de su lubricada vagina.

Entraba y salía de su rico coño suavemente, mis caderas se movían en círculos, variaba la profundidad de las penetraciones…La miraba identificando aquello que le daba más placer.

Jackie me atrapaba con sus largas piernas. Acariciaba mis piernas con la planta de sus pies.

- ¡Embísteme mi vida. Quiero tenerla así todos los días!- dijo

Mi pelvis chocaba contra sus muslos con más fuerza y rapidez. Con mis manos sostenía sus caderas con firmeza.

Luego, masturbé su clítoris con suavidad. Sus piernas estaban sobre mis hombros y seguí bombeando su coñito

- Ah ah ah…oh, oh, oh… me corro…rico, rico… no me la saques- gritaba Jackie

Ella contrajo sus músculos, apretó sus piernas y comencé a sentir charcos de sus fluidos sobre mi polla

Por otro rato seguí embistiendo sobre ella excitado por su cara de placer.

- ¡Ay ay ay.. que divino. Qué rica está tu verga. Me corro, me corro… me corro otra vez mi amor. Si, si… ay, ay, ay…!

Aceleré las embestidas y mi semen se mezcló con sus fluídos.

Al rato, me senté y ella lo hizo sobre mis piernas.


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