Desvirgada por el esposo de mi hermana 2

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Ha pasado una semana desde que vi a mi hermana ser follada por Camilo. Siete días en los que no he podido dormir y cuando lo hago me levanto desesperada, sudada y con ganas de orinar…

A duras penas y pude continuar esa noche después del espectáculo y lo que más me desconcertaba era que Camilo no hizo nada por hablar conmigo, solo se sentó a beber vino con mis papás y a celebrar el compromiso junto a Fabiana. Fui un completo cero a la izquierda para él…¡Qué rabia!

*************************

“¿Cómo se sentirá ser follada por Camilo?”, me preguntaba a mí misma inmersa en mis pensamientos y olvidándome de mi alrededor. Cuando tres chasquidos me sacaron abruptamente de mis pensamientos:

“Señorita López me puede decir ¿En qué año publicó García Márquez ‘Cien años de soledad’?, me preguntó mi robusta profesora de Literatura haciendo ese maldito gesto de “te hice quedar como una idiota”

Mis balbuceos e incoherencias le dieron toda la razón a esa bruja, hasta que la campana de salida me salvó de más bochornos, pero no de un largo ensayo sobre el escritor colombiano y la influencia de su obra.

“Andas muy distraída últimamente Sofía”, me consoló a la salida del instituto mi amigo Christian, el incauto perfecto para hacer mi tarea.

“Si... Es que me siento un poco enferma y necesito descansar”, dí mi primer golpe.

“Si quieres te ayudo con el trabajo… total no es mucho”, respondió.

“¡Perfecto! Muchas gracias, eres un excelente amigo”, lo abrazo y restriego mi pecho plano en el suyo, consciente de que eso lo pone cachondo por alguna razón… “adolescentes y sus hormonas”, pienso. Mientras le doy un poco de cariño, logro percibir lo abultado de su pantalón y confirmo lo mucho que le gusto.

“Papapa para es estamos los amigos”, me respondió con las mejillas rojas.

Me despedí de él con una sonrisa, me subí a mi auto y de camino a casa comparé el tamaño de Camilo con el de mi amigo. “Camilo debe ser más grande”, pensé… En ese momento sentí un frío extraño recorriendo mi cuerpo, finalizando con unas intensas cosquillas en mi clítoris… ese tipo de sensación que te hace cerrar los ojos, perder el control y gritar… Luego, una descarga tibia salió de mi entrepierna y tuve que detener mi auto. Paré a un lado de la solitaria carretera y al abrir mis piernas vi como el asiento del conductor estaba empapado.

“¡Verga... Tengo mi periodo!”, pensé asustada pero no… Lo que vi fue algo más desconcertante… era como si me hubiese orinado… El liquido que salía de mi panty blanco, empapaba mis muslos y desembocaba en la silla del conductor hasta los pedales del vehículo…

Entre más lo analizo, pienso que lo que hice ese día fue más por instinto que por cualquier otra cosa… Subí mi falda escolar, me quité la ropa interior, la olí y la puse a un lado… Traté de meter mi debo en mi hueco pero una especie de capa no me dejaba entrar más de tres o quizá cinco centímetros. Al  sacar mi dedo, una sustancia babosa lo humedecía y sentí la necesidad de chuparlo (así sabes… estoy segura que a Camilo le fascinaría probarte), dijo una voz dentro de mi cabeza…

Miré los retrovisores para asegurarme que no hubiese nadie en la carretera… Cerré los ojos y mi mente me llevó a la clase de educación sexual que había tenido meses atrás, donde el tema fue “la masturbación”… al abrirlos tomé el celular y ‘googleé’ “chicas masturbándose”… En dos segundos aparecieron más de 100 mil opciones para ver. Me sentí abrumada y vacilé en escoger una, pero al final pulsé en la tercera, quizá porque la mujer era algo parecida a mí.

Vi como la morena comenzó a acariciar su cuerpo y comencé a imitar sus movimientos. Desabroché mi blusa colegial, me quité el sostén, acaricié mis limones de picos duros como una piedra y los halé. Me chupé dos dedos de mi mano derecha, como lo hacía aquella mujer, los llevé a mis tetas y estiré lo más que pude el pezón derecho hasta que un dolor combinado con placer me dijo “para”. En ese momento otra línea de agua salió disparada de mi chuchita y en vez de asustarme sentí mucho placer… Quería más y dirigí mi mano derecha a mi vagina de vellos recortados, labios delgados y color rosa… La mujer abrió sus extremidades frente a la cámara y comenzó a tocar su concha… Yo acomodé el celular encima del tablero del carro y me abrí como un cangrejo, colocando una pierna en la ventada del carro y la otra sobre el tablero. Al igual que la actriz, lamí mi dedo vulgar derecho y comencé a acariciar con movimientos circulares mi clítoris rosado… Le di varias palmadas para intensificar el placer y continué tocando… Con mi mano izquierda me apretaba  y jalaba las tetas mientras gritaba como desquiciada… Sentía que me acercaba a la meta cuando mi vista comenzó a nublarse, mis ojos se pusieron en blanco y mis movimientos fueron más rápidos… De repente, comencé a pensar en Camilo, en cómo sería su verga, en esa noche y la imagen de mi hermana en cuatro fue sustituida por la mía en esa misma posición disfrutando de toda su carne… “Soy toda tuya Camilo… Hasta la eternidad”, dije… Mi cuerpo se tensó y otro chorro, esta vez más intenso, salió de mi huequito, este cayó en el tablero de mando, el volante y el piso de mi vehículo… Me sentí tan relajada que no me moví como por cinco minutos.

Otro carro que venía en sentido sur-norte, me sacó de mi transe y me obligó a acomodarme… De vuelta a la realidad, como pude limpié con mi panty mi reguero, me vestí y retomé el camino a casa… Durante el trayecto solo pensaba en una cosa: conseguir el número celular de Camilo para comenzar con mi plan… Porque ese hombre tenía que ser mío a toda costa…


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