Me quedo con tu esposa, pero cojamos II

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-No lo sé, digo, si en vez de él, fueras tú, con esa verga que se ve en tu pantalón muy dura, no te negaría nada a ti, veo que tienes una verga también muy rica.

-Pues con todo lo que me dices ya te tengo desvestida con la mirada y en mi mente te estoy haciendo lo que me dices.

-Pues ahí te va lo mejor parte corazón, yo la besaba mientras ella metía su mano en mi vagina, mi marido volvió a empinarme y a darme por el culo,  fue tal la intensidad de las caricias entre nosotras que mi marido se fue a sentar también al sillón, desde ahí vieron como ella y yo nos dejábamos llevar por lo que nuestros a cuerpos, nos estaban pidiendo. La hice terminar solo con mis dedos,  mi marido se levantó, con su verga parada y dura como nunca, yo se la chupe mientras Ana se tocaba rico el culo, nos miraba y deseaba sentir la verga de mi marido en su culo haciéndola gritar como perra, y yo, también quise ver como su verga entraba en ella haciéndola gemir, ya estábamos muy calientes, todo era válido en ese cuarto, bueno, todo menos ver a su marido con su pito chico. La cogió un poco por la vagina y ella sintió que mi marido la estaba penetrando fuerte, su marido, ya humillado por mí, se fue a su boca y ella le chupaba su verguita mientras yo chupaba y mordía sus tetas, la recostamos de lado y Rodrigo abrió sus piernas para metérsela por el culo, ella estaba más que caliente y yo también estaba escurriendo sin control, mi marido le fue metiendo la verga despacio y yo estaba chupando su vagina, llego el momento en que mi marido le metió toda la verga en el culo, ella grito fuerte como puta y con eso su sexo comenzó a escurrirse entre mis labios, yo me volví loca probando su sabor, el olor de su culo me encanto y me volvió una putisima, su marido nos miraba y comenzó a gemir duro, Rodrigo también gruñía, yo estaba gimiendo y Ana gritando mientras se escurría delicioso en mi boquita.

 

Mi marido se movió más rápido y ella no aguanto más, se vino rico mientras mis dedos estaban también dentro de su pichita, se vino tan rico que sus piernas estaban temblorosas, ella por momentos dejo de respirar pues, el placer era tan fuerte que hasta su cuerpo temblaba. Su marido se masturbo mirando esa acción y se vino en la cara de su mujer, no hubo más que dejarla recuperarse y mi marido me puso de perrita parándome el culo para que siguiéramos con lo que habíamos empezado, yo chupaba el culo de Ana, ella aún estaba súper empapada, y yo me estaba escurriendo con ella en mi boca y con la verga de mi marido en el culo. Mi marido me nalgueaba y me jalaba del cabello. No pude más y me vine otra vez mientras chupaba la pichita de Ana, me escurrí fuerte y grite como puta mientras apretaba mis propias chichis. Rodrigo no pudo más y me dijo que se iba a venir, se movió más fuerte y se vino dentro de mi culito.

-Que caliente eres paloma, no sabes cómo me tienes.

-La sesión de sexo término, ellos se retiraron y mi marido y yo continuamos excitados y nuevamente nos dimos un palo de esos que me dejaron hasta adolorida, aun estábamos muy calientes porque ambos recordábamos a Ana desnuda y caliente con su pancita. Mientras hacíamos el amor platicábamos de lo que había pasado minutos antes y mientras más lo hablábamos más nos calentábamos y más ganas nos deba de estar cogiendo terminamos agotados de tan larga jornada de sexo, y con ganas de nuevas experiencias.

-No sabes cómo me alegra haberte conocido, y te diré que mujeres como tú, muy pocas, y bueno, que más te digo si mi cabeza ahorita no puede pensar. Estoy muy caliente, y no sabes cómo estoy que hasta la verga me duele por lo dura que esta.

-También estoy muy caliente David. –Me dice enseñándome su pantalón mojado, verlo me enciende mucho y ya no pienso en otra cosa que no sea cogérmela.

Ella lleva su mano a mi verga y me la frota tan rico, entre tanta gente, solo la veo a ella y yo en un rincón o en un cuarto de hotel haciéndole de todo. Mi verga esta también muy mojada de tanto lubricar, se sienta en mi misma banca y mete la mano en mi pantalón, siente lo caliente y dura de mi verga, yo solo la abrazo y le doy unos besitos en el cuello. Mis manos tocan sus pechos y siento sus pezones duros y parados debajo de su delgada blusa. Estamos muy calientes y yo no aguanto la hora de decirle que quiero cogérmela.

Ella saca su mano de mi pantalón y lleva la mía a su vagina, yo la toco por encima del pantalón y ella me gime en el oído poniéndome más caliente todavía. Busco un espacio entre la gente que pasa y meto mi mano debajo de su pantalón, noto su sexo empapado y al parecer está muy bien depilado, su clítoris está muy erecto y claro que sus labios escurren con una temperatura muy caliente. Ya no falta más, ya me toco y la toque, ya nos sentimos por debajo del pantalón, ya me dio un beso rico en la boca. Es hora de decirle lo obligado.

-Te quiero coger paloma… -Le digo mientras mi respiración y mi pulso está a mil por hora.

-¿Quieres hacerme tu putita?

-Si, por supuesto.

-Pues también te me antojaste David y mucho, quiero que me metas la verga, duro y fuerte, pero me encantaría más cogerme a tu esposa, así que cuando quieras, te esperamos en mi casa, mi marido y yo para darnos un encerrón de los buenos.

-Este… ¿Qué?

-Si David, si quiero coger contigo, pero me excita más cuando estamos los cuatro. Te dejo mi teléfono y otro beso para que te animes, créeme, no te vas a arrepentir. Ya viste todo lo que te puedes comer, solo lleva a tu esposa y nos vamos a divertir de lo lindo.

Se paró de la mesa y con esa manchota en el pantalón se fue, dejándome su teléfono para contactarla, me dejo tan caliente y tan confundido que no me moví por unos cinco minutos.

Han pasado unos días de eso y ya platique con mi esposa. Paloma y yo nos quedamos de ver hoy para saber que va a pasar…

Estoy sentado en una banca del parque junto a centro médico, Paloma viene caminando con una faldita pequeña y un escote delicioso, en verdad parece una puta y me está excitando, se sienta a mi lado y me da un beso en la boca.

-Mi querido David… ¿qué has pensado?

-Pues veras…

Continuara…


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