Omitir y curación

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Era Diciembre, en el pueblo el último chaparrón desenterró fuera del cementerio un esqueleto. La gente lo descubrió a la salida de la iglesia. Se dijo que era una mujer joven, las mujeres empezaron a traerle flores y velas, como era el día de Santa Bárbara la llamaron así. Ese día también hubo tormenta, rayos y truenos. Un rayo alcanzó a un hombre que corria a refugiarse debajo de un arbol y no le pasó nada grabe. Empezó el rumor de que la Santa había hecho un milagro. Que ese día había protegido al pueblo, que había diluviado y el agua se había filtrado por la tierra y no había arrasado con las huertas, jardines, alcantarillas,etc. Y la fuente cercana daba agua que curaba los catarros, resfriados... Venía gente de otros pueblos que habían escuchado hablar de los milagros. Pero mi abuela sabía la verdad y me la contó, había escuchado una historia de niña que le contó su abuela y a la vez su abuela; una joven llamada Leocadia fué encontrada ahorcada de una lampara y el cura se negó a enterrarla dentro del cementerio porque a los suicidas la Iglesia los repudiaba, asique se enterró fuera. Pero quién conocia bién a su marido supo que él la puso allí porque esa mujer no le daba hijos y así poder casarse con otra. Barbara pasó a enterrarse detro del cementerio y todo lo que se la negó hace tiempo, ahora se la dió con creces. Se la subió a los altares como una santa de las autenticas, con su martirio por algún malvado romano y cuyo pensamiento final era la salvación divina.


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