Crimen en la familia

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Crimen en la familia

    Desde hacía 15 años, todos los días o casi todos para no exagerar eran iguales para Julián. Se podría decir que mi amigo tenía una inteligencia promedio pero también poseía una increible habilidad para memorizar y analizar párrafos extenso en tan sólo poco minutos antes de comenzar a exponer algún tema sin haber asistido previamente a la clase. Su carácter era frío y distante, evitaba tener que socializar y sus respuestas eran tan sólo monosílabos entre sí y no. Sin embargo era mi mejor amigo, nos llevábamos bien, claro yo era tímido y de poco hablar, era como una relación que convenía a ambos pues yo respetaba sus ausencias y no preguntaba nada, a menos que él diera el primer paso para contarme sin indagar más allá. 

    Con frecuencia faltaba a clases, siempre que podía lo cubría con los profesores, pues sabía que era un chico con un sufrimiento a cuesta debido a las constantes peleas de sus padres. 

    En ocasiones y podría asegurar que eran pocas, se atrevía a contarme su dilema. 

    -¡Quisiera irme lejos, muy lejos de aquí para no tener que presenciar las peleas de mis padres! -yo permanecía en silencio. Era como una especie de confesor privado. -No sé porque no se divorcian de una vez por toda!

    Por lo que sabía, los padres de Julián aparetaban antes los demás que su relación era perfecta, nadie notaba que vivían como perros y gatos. A decir verdad no puedo asegurar que tuvieran problemas, con frecuencia visitaba a mi amigo en su hogar y nunca note nada fuera de lugar, todo en esa casa era impecable y siempre fui bien recibido.

    -¡Hola Jonathan! Que alegría verte. ¿Como está tú mamá? Imagino que te quedará para la cena. -Me decía su mamá con mucho cariño. 

    -¡Claro que comerá con nosotros mujer! -Me abordaba su papá sin darme chance a decir nada. Julián me miraba y me hacía señas para que aceptará la invitación. 

    En ocasiones llegue a creer que mi amigo inventaba lo de sus padres para justificar sus ausencias en el Liceo, luego pensaba que era mi amigo y no tenía porque dudar su palabra. 

    En una ocasión me contó que su mamá llegó tarde de hacer las compras a su casa, tan tarde que ya su papá tenía dos horas de haber llegado del trabajo. Su madre sorprendida trató de justificar la tardanza diciendo que su auto se había averiado y tuvo que esperar hasta que llegará la grúa, pero su padre no le creyó y comenzó una serie de ofensas desde ramera hasta culparla de tener un amante. Ella lo negaba todo y eso lo enfureció tanto que llegó al extremo de propinarle un puñetazo en el rostro que cayó al suelo. Julián trató de defender a su madre pero también fue derribado por la furia incontenible de su padre. Me dijo que su madre se abalanzó sobre él para protegerlo.

    Esa era una de tantas escenas que mi amigo tenía que soportar. Su mamá se negaba al divorcio y su papá la amenazaba de muerte si se atrevía a dejarlo. Siempre eran distintos los motivos por los cuales discutían. Cuando mi amigo intervenía, les rogaba que se divociaran de una vez, ellos le perdían perdón que no interviniera pues eran cosas de adultos. 

     Una mañana no llegó a clases, lo que para mi no era extraño de seguro andaba por ahí tratando de despejar la mente.

    Pasaron dos días y Julián no asistió al Liceo, trate de llamarlo a su celular pero estaba apagado. Esa mañana cuando entre al salón, todos murmuraban y me observaban. La profesora Lucía me abordó y me acompañó fuera del aula, me llevó a la dirección. Estando allí pensé "¡¿Qué demonios pasa aquí? !" Me encontraba confundido, nervioso hasta que por fin el director Chacón me habló. -Colmenares, lamentó tener que darle esta triste noticia. -apunto de infarto le digo. -¡Por favor director, hable de una vez

    De inmediato la profesora Lucía rompió en llanto. El director continuo -¡Está mañana fueron encontrados en su residencia los cadáveres de Julián y sus padres, aún no sabemos que fue lo que pasó. 

    De ahí en adelante no escuché nada más hasta que mis padres aparecieron para llevarme a casa. En la parte atrás del auto de papá me encontraba aturdido, la noticia me había caído como un balde de agua fría; miles de pregunta rondaban en mi cabeza sin respuesta "¿qué había pasado? ¿Acaso su padre los había asesinados y luego suicidado? ¡No, esto no puede ser cierto amigo!" 

    Ya en mi casa me encerre en mi habitación, no quería hablar con nadie, me sentí culpable por no haber intentado saber de él. Ya no se que sentir, mi amigo ya no estará más.

    En la funeraria "Lagrimas" estaban uno a lado del otros, tres ataúdes con coronas y cirios. Familiares, amigos y desconocidos (por no decir curiosos) se acercaban a las urnas, luego murmuraban  tratando de sacar sus propias conclusiones en relación a los homicidios. Yo trataba de no escuchar sin embargo, alguien comentó con otro que los tres tenían muchas heridas en sus cuerpos. 

    Muchas fueron las hipótesis definitivamente las personas son morbosas por naturaleza, creo que en eso somos peores que los animales, yo mientras seguía sumergido en mi mundo lamentando la muerte de Julián. 

    Luego del entierro, regresé a casa abatido. Mis padres en lo posible evitaban hablar del tema, me tomé con el apoyo de ellos  unos días libres para no ir al liceo. Para la comunidad la familia de mi amigo era perfecta, sólo yo conocía la realidad del sufrimiento que por años soportó mi amigo en su casa a causa de las peleas de sus papás. Sin embargo, al pasar los días me atreví a leer la prensa, aún las muertes de la Familia Villegas-Fernández era noticia. Me fijé en un reportaje que me dejó un sabor amargo, no podía creer lo que ahí estaba escrito: "Los cuerpos presentaron múltiples heridas punzo-penetrantes causadas por un arma Blanca (cuchillo de cocina)  en manos y brazos lo que es indicio que trataron de protegerse, también los policías en sus pesquisas notaron que las puertas no fueron forzadas". Pero lo que realmente me dejó aterrado fue lo siguiente:

    "El joven adolescente de tan sólo de 15 años se encontraban cerca del cadáver de su madre con tan sólo una herida profunda en su pecho, el cuchillo lo tenía clavado en la mortal hendidura, en el bolsillo izquierdo de su pantalón sacaron una nota que decía :"Lo siento, ya no soportaba verlos pelear, para mi consuelo, mi juicio ya no será en este mundo ". 


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