AMIGAS, CAFÉS Y PASTELES . PARTE 2

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—Es una mujer, para más señas, es la mujer del vecino de mi hermana.

—¡Aja! ¿Cuál es el problema? Digo no veo porque tanto misterio. Pensé que era otra cosa.—absorbo las gotas de café en la taza.

En cambio Dai quiere que termine de contar —Yle porfa, deja que nos cuente.

—El caso es que los mensajes eran subidos de tonos y pensé que era un hombre, amigas. Ahora no sé qué hacer.

Cruzo los brazos en el momento que expreso —Por los menos la has llamado, tal vez se equivocó de número, por Dios, quizás resulta que le está poniendo los cuernos al marido. —No puedo evitar dejar pasar la oportunidad para insinuar. —O a lo mejor descubrió cuál es tú verdadera identidad sexual.

—Idiota, ves por eso no me gusta contarle nada a Yle— se molesta Yose mientras se para para dirigirse al baño.

—¿Por qué eres así mana? No sea mala— me regaña Dai. 

—Sabes que Yose se disgusta rápido y luego no quiere contar nada.

Buscó en la vidriera que dulce quiero comer —¡Excusa!, sabes bien que si fuese cualquiera de las dos no nos dejaría en paz pero está bien, me disculparé, tiene razón me sobrepase y no es justo para Yose.

En ese instante pasa por la cafetería el hombre que hace palpitar mi corazón. Dai lo nota. Ese hombre me deja muda, ciega, sorda hacia otros espécimenes masculinos, cuando lo miro no existe para mi nada en el mundo. Reboto en mis pensamientos y no escucho nada de lo que dice Dai. Sé que me está hablando porque veo el movimiento de sus labios pero no emiten sonido alguno.

Es mi amor platónico, de cuento de hadas, de ciencia ficción, de todos los géneros exceptuando el de terror. Es mi afrodisíaco. Pero no sabe que existo, parezco una quinceañera en un cuerpo de 36 años y no me importa.

—Caramba Yle, viste pasar tu talón de Aquiles, es el único que te deja muda—ríe Dai mientras yo pongo de nuevo los pies en la tierra.

— Cállate, son ideas tuyas, además soñar no cuesta nada. Aparte ese guapo tiene 30 años y no se fijará en una anciana como yo—. en ese instante regresa Yose a la mesa y cambio de tema.

—Oye amiga, me disculpo por el comportamiento de hace rato. No quise importunarte.

Siendo comprensiva me dice— Tranquila Yle no me moleste, solo que es algo que me resulta embarazoso pero tienes razón. Llamaré esta noche y así saldré de duda.

Para hacer las paces les digo— Chicas las invito unos dulces, se ven exquisitos. Aprovechen que estoy caritativa hoy, siento que mi día paso de bien a un plano superior.

Ellas se dirigen a la vidriera de los dulces y piden el de su preferencia, yo pido una torta fría "tres leches" es mi favorita después del chocolate que es mi delirio.

Dai le murmura a Yose—. Aprovecha que acaba de ver pasar el amor de su vida. 

—Ah ya veo el cambi—sonríe Yose mientras saborea el dulce.

—¿Creen que no las estoy escuchando? Sepan que sí, es el hombre de mis sueños y sé que ahí se quedará.

—Vamos Yle, atrévete a hablarle, recuerda que somos mujeres del siglo XXI y las mojiterias hace rato que pasaron de moda.- Me alienta Yose. 

Suspiro, pienso—¿algún día me atreveré a hablarle? Aparte de los buenos días o buenas tardes que es lo único que he podido pronunciar cuando está cerca de mí.

Salimos de la cafetería, mientras continuamos charlando sobre temas que nos afectan a todos, entré ellas el ajuste salarial que aún debe el gobierno, el desabastecimiento de productos de primera necesidad, la inseguridad. En fin elegimos gobernantes y somos quienes perdemos por la ineptitud que es mayor cada día. Pero mi tema predilecto es cuando se trata de Daniel —el hombre de mis sueños— prácticamente lo sé todo incluso su talla de zapato, trabaja en el área de informática en diseño grafico, le gusta el café descremado, tiene un grupo de amigo de cuatros personas, entre ellos dos señores mayores con los que dos veces a la semana se reúne a jugar domino, le gusta el rock clásico y la salsa vieja, trota todas las mañanas y en las tardes en el parque cerca de mi casa, razón del por què llego a mi trabajo temprano. En fin que es un chico divino y lo mejor que está divorciado desde hace dos años tiempo aproximado que tiene viviendo en la urbanización.

Ya llegamos a la parada y cada una irá hacia su respectivo destino. Me despido de ellas, en espera del próximo encuentro, además dejamos inconcluso lo de Yose. 

—Hasta pronto, estamos en contacto por el móvil—me grita Dai desde el bus que ya está en movimiento. Por su parte ya Yose se ha marchado.

Me dirijo a la casa a terminar los quehaceres que me faltan para irme a la universidad, tengo una exposición sobre el medio ambiente. Al mismo tiempo no quiero perder la oportunidad de ver de nuevo a Daniel que es el profesor provisional de informática en la universidad a la que asisto. Otro motivo para no perder el chance de entrar a su clase.

Para variar decido caminar hasta mi casa. Me pierdo en mis pensamientos cuando presiento que tarde o temprano el hombre de mis sueños dejará de serlo para alborotar mi apacible y monótona vida... Mientras seguiré viendo a mis amigas para juntas seguir disfrutando de las tardes de cafés, pasteles y el día a día. . .

 

 

 

 

 


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