La VENGANZA DEL ESPECTRO

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LA VENGANZA DEL ESPECTRO
( Los hechos están basados en un historia que puede llegar a ser real)

MADRID ENERO DE 2050

Aquella mañana cuando Resistor se despertó antes de lo habitual, percibió una rara sensación. Alguna fuerza extraña se movía en el reducido habitáculo.
Hacia tres meses que el joven había conseguido firmar un contrato de larga duración con una empresa financiera. Si todo se desarrollaba de forma satisfactoria le aseguraban unos ingresos de supervivencia para el resto del año.
Para poder disfrutar de esta situación privilegiada, aceptó sin dudarlo todas las condiciones exigidas por la empresa.
La compañía como todas las que por su actividad únicamente manejaban información, carecía de cualquier sede para su actividad. Todos y cada uno de sus empleados hacían su trabajo en sus domicilios particulares siendo obligados a poner a disposición del empresario un espacio dedicado al trabajo en exclusiva. Este sistema eliminaba el tiempo y el riesgo de largos desplazamientos, y aseguraba la dedicación continua y absoluta al trabajo. El apartamento de Resistor se podía considerar bastante amplio ya que casi tenia veinte metros cuadrados. Su compromiso con la empresa incluía ofrecerle un espacio en su apartamento para una cabina donde se alojaba una gran pantalla y una silla anatómica.
Por la mañana temprano, después de saludar a su perro, se tomaba la píldora nutriente correspondiente al desayuno. A partir de este momento Resistor entraba en la cabina, y al sentarse en su silla se activaba la pantalla conectando el control de presencia. El sistema informaba a su empresa del inicio de la actividad.
A través de la pantalla multifuncion y gracias a los distintos router y sistemas de Bloutuh. El joven Resistor contactaba con los clientes, asistía a reuniones virtuales con su jefe, recibía y hacia llamadas telefónicas, así como videoconferencias, pudiendo realizar todo el trabajo necesario que le permitiera mantener su puesto.
Al mediodía llegaba la hora de comer , y se alimentaba con una comida muy consistente. Se trataba de un sobre de plástico que se metía al microondas y ofrecía una pasta carente de olor ,color y sabor, que una vez ingerida le daba a su estómago la sensación de plenitud. Resistor había leído en algunos libros de la reciente historia, que en los años ochenta del pasado siglo las familias se sentaban juntas a comer cosas que requerían de mucho tiempo de preparación desarrollando un arte llamado gastronómia que les producía gran placer por el disfrute de sus sabores.
Ahora el sentido del gusto era algo residual y los paladares estaban insensibles al sabor.
Después de comer y antes de volver a ocupar su puesto de trabajo, Resistor se tomaba un breve descanso generalmente utilizado en las relaciones humanas fuera del ámbito laboral.Mediante otra gran pantalla ubicada en su espacio particular conectaba con sus amistades. Hoy había quedado con Giguita para probar una nueva aplicación que permitía distinguir distintos olores a través de la pantalla. El funcionamiento del nuevo sistema fue un rotundo éxito. El penetrante perfume resultó muy excitante y sensual lo que permitió que Giguita y Resistor disfrutasen de una corta pero intensa sesión de sexo.
El tiempo de descanso había terminado. Cuando accionó el mando a distancia de la domotica para abrir la persiana se sorprendió al ver que se ponía en marcha el aire acondicionado. Contrariado por la avería se dispuso a reiniciar su trabajo.
Zuri su perrito ,acudió a saludarle y cuando le acariciaba el cuello el sonido estridente de una alarma invadió él apartamento. El roce con el chip de identificación de Zuri había activado el sistema de seguridad.
La desazón que le produjo el descontrol de las frecuencias. Le movió el vientre y tuvo que acudir con urgencia al baño. Nada más sentarse en el trono y en plena evacuación oyó el disparo de la desinfección automática y antes que pudiera reaccionar un chorro de liquido abrasivo rocío sus genitales. Ante el peligro inminente se levanto como un resorte para cambiar de asiento y rápidamente accionó el grifo del bidé. Mientras veía como su vello puvico se teñía de rubio y un ardor intenso le quemaba el glande pudo oir como en su equipo Hifi sonaba un disco de música clásica interpretado Joaquín Sabina.
El asunto le empezaba a preocupar. Tenía la sensación que las distintas frecuencias que controlaban los sistemas se habían mezclado en una coctelera. Y funcionaban de forma desordenada y aleatoria. Como no podía retrasar más su incorporación al trabajo entro en la cabina y accionó la puesta en marcha de la pantalla. Tenía programada una reunión con su jefe y el resto del equipo para hablar de un nuevo proyecto.
Después de una breve reprimenda por el retraso comenzó la reunión.
Estaban discutiendo la forma de abordar el mercado con un nuevo producto. El jefe se dirigió a Resistor y le pregunto si le gustaba la idea. En ese momento, encima de la mesa de reuniones, apareció su imagen, estaba desnudo y con su miembro en la mano al tiempo que decía Lo que me gusta es que me comas el rabo. Esta situación provocó una gran juerga en los asistentes de la reunión y la paralización absoluta del jefe, que no daba crédito a lo que veía. Aunque Resistor lo intentó le resultó imposible explicar las anomalías que había detectado en el funcionamiento de los aparatos.
Una compañera muy recatada estaba manifestando su indignación cuando de repente la voz de Giguita puesta en sus labios dijo. Que perfume más maravilloso fíjate cómo me huele el potorro.
Cuando toda una variedad de reacciones se estaban manifestando sucedió el drama. Con el afán de solucionar el desatino ,Resistor había accionado el mute en el mando de la pantalla. Las microondas del horno se desplazaron hasta los auriculares de todos los participantes quienes después de unos instantes comenzaron a sentir un calor que rápidamente subió de intensidad hasta que una gran llamarada les convirtió en un montón de cenizas.
El espectro no había aguantado más la sobrecarga de frecuencias rozándose en un espacio tan reducido y había decidido vengarse.

 

 


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