LA INJUSTICIA DE DIOS 1

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Cuando yo tenía catorce años un domingo al salir de la iglesia con mi familia, a mi madre que

tenía un juicio crítico bastante desarrollado de repente dejó de impresionarle el tono

grandilocuente y solemne que empleaba el párroco al explicar de un modo absurdamente

literal las Sagradas Escrituras, que chocaban con la realidad mundana.

Si Dios era tan justo y benevolente ¿cómo podía ser que hubiese creado un mundo tan cruel y

tan injusto como el nuestro?

Lo que mi madre señalaba era algo que desde el principio de los tiempos el ser humano no ha

dejado de preguntarse, poniendo en un compromiso a la teología dominante de cada época.

Si nos molestamos en ojear la Biblia, en el Génesis nos encontramos con el relato de Job, el

cual siendo un sujeto muy honesto en todos los sentidos es castigado por el destino con toda

suerte de desgracias, por lo que éste no ve la bondad ni la justicia divina por ninguna parte.

Asimismo como desde siempre a los malvados las cosas en este mundo les han ido viento en

popa normalmente a costa de los buenos, se creó el deseo social de que éstos lo pagaran

en la otra vida quemándose en el infierno mientras que los buenos serían recompensados en

el cielo tal como se expone también en la Biblia en los capítulos dedicados al ECLESIASTÉS

y PROVERBIOS que no están redactados por el rey Salomón sino por anónimos funcionarios

de su Corte.

Por tanto ¿se puede decir que hay algun dios perfecto y justo cuando todo parece indicar

lo contrario?

La idea de un dios o dioses tiene dos vertientes. La primera es la de un recóndito dios cósmico

y creador del Universo, por lo que se hace inhaprensible para el hombre; y la segunda

vertiente es la de un dios personal, inmanente que busca fusionarse con el dios trascentente.

Yo no tengo ninguna duda que este dios personal es un producto totalmente cultural que

emerge de  la idiosincrasia de cada raza que a su vez está en función del paisaje del lugar.

Así tanto los dioses paganos de la antigua Grecia, como el colérico dios judio Yahvé han sido

una proyección psicológica sacralizada de los habitantes de dichos pueblos, de los que se ha

desprendido una ética, o unos Mandamientos que han servido para cohesionar al grupo

humano en cuestión.

Paralelamente a esta fe colectiva a cualquier deidad ha surgido el hombre racional que ha

dudado muy sensatamente de las religiones míticas y reveladas, por lo que se ha dedicado a

especular acerca de "QUIÉN" o "QUÉ" ha hecho el mundo, sobre todo a partir de la

METAFÍSICA (Una realidad que va más allá de lo físico aparente) instaurada por Aristóteles,

la cual fue asumida en la Edad Media por Santo Tomás de Aquino; siguiendo posteriormente

en la Ilustración con René Descartes que dijo que nosotros somos el efecto de una Causa

Suprema que ha dejado su huella con el pensamiento.

Sin embargo hay que precisar que de hecho la idea de un dios dentro del pensamiento

racionalista es siempre una hipótesis reflexiva pero nunca determinante. Pues la METAFÍSICA

aunque ahora no esté de moda ha servido de inspiración para dar paso a las Ciencias actuales

con la investigación. Por eso que al hombre metafísico no le hace nada de gracia la persona

mística porque le ha parecido que al entrar ella en un estado de éxtasis y vaciarse por dentro

para ser absorvida por una deidad era puramente una presunción narcisista; aunque hay

gente que considera que el místico da marcha a la creencia religiosa, mientras que el teólogo

es un ser insulso que hace pensar demasiado.

Dentro de la concepción racionalista y escéptica nos encontramos con el hombre práctico

según el cual Dios es VERBO, acción que atiende sólo a lo útil y palpable como es el caso

del pensador norteamericano del siglo XlX Williams James, cuyo pensamiento ha influido en el

Nuevo Continente y por expansión en una gran parte de Europa. Casi en la misma onda de

pensamiento están los materialistas que según ellos el cielo se halla en la misma Tierra, y

Dios es la materia transformada y que debe de ser gestionada por el mismo hombre.

Por todo lo dicho, el criticar a la doctrina de cualquier iglesia me parece que es irrelevante, ya

que da la sensación de que todavía no nos hemos independizado de su influjo, porque lo

cierto es que nuestro pálpito vital está circunscrito en las leyes del cósmos. Vivimos y morimos

como cualquier astro.

Pero ¿por qué hay un cósmos? ¿Quién lo ha hecho? Si lo ha hecho algún Dios ¿Quién lo ha

hecho a él? ¿O qué hay tras Él que por lo visto está muy lejos de ser perfecto, puesto que si

nos deslumbra un bello paisaje, o el orden de las galaxias se debe más a un sentido estético y

subjetivo de cada cual que a una perfección divina?


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