Johann II

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– He hablado con el director del hotel y no ha puesto ningún impedimento.

– ¡Pero bueno Johann!.Creo que te pasas un poco, una cosa es que yo te describa lo que se ve desde la ventana y otra cosa es que te creas con derechos para hablar con el director para no se que asunto que te traes entre manos.–Dije con mucha furia. Siempre me pasa igual, das la mano y te cogen el codo.– Pensé.

– No te enfades, Jazmín.– dijo con voz suplicante.–Necesito tus ojos, será hoy nada más, te lo prometo, es más, todavía no te he dicho lo que te voy a pedir.

– Me llamo Noelia Johann. Habla antes que me arrepienta.

– Nos está esperando Daniell abajo, nos va a llevar a Granada.

Puse la voz en un grito.–¡Y, pensarás que voy a ir con ropa de servicio, por que claro, tú no me ves, pero soy una chacha y estoy vestida como tal, señor!.

–Ya había pensado en eso, mira hacia el sillón, tienes unas bolsas con ropa de tu talla, para que te cambies, no te asustes es ropa cómoda. Por favor, te repito, será mi último favor.

Bajamos, en la puerta nos esperaba un fabuloso coche con su chófer. El coche estaba preparado para Johann, directamente? la silla se ajustaba en la parte trasera del  coche, yo me senté a su lado.

 El chófer era Alemán, se notaba que entre ellos había mucha complicidad, me gustó mucho como trataba a Johann, había amor y respeto mutuo.

–Sabes Jazmín, que según Lorca "Granada es una ciudad donde el enamorado escribe mejor que en ninguna otra parte el nombre de su amor en el suelo." 

Me quedé en silencio no podía contestar, aquel hombre era tan soñador como lo era yo. Pocas personas conocía yo, tan mística y deseosa de fantasías como él.

Llegamos a la Alhambra y poco a poco el lugar se hizo dueño de la situación, las palabras salían de mi boca como suaves susurros, no había piedra, cristal, incluso arbusto que yo no explicara como único e inigualable. No era mi primera vez, pero nunca lo había visto de aquella manera tan maravillosa.

 Empezó a caer la tarde, los rayos de luz hacían reflejo en todos y cada unos de aquellos cristales, en ese momento pensé en el paraíso, si existía tenía que ser como aquel lugar.

–Gracias Jazmín, sabía que me lo explicarías así, tenías que ser tú. 

En ese momento apareció Daniell.– Es hora de comer algo.

–Si, estoy hambrienta,–contesté en alemán, sin darme cuenta como lo había dicho.

Vi su cara, toda su alegría se había desvanecido.– Has entendido todas las conversaciones de mi mujer y mía, has hecho todo esto por pena.

– No, bueno sí, a lo primero, a que he escuchado todo, no a lo segundo, no me das pena, me da más pena ella, por no saber valorar lo que tiene a su lado, tú.

De sus ojos salían lágrimas y empezó hablar.–Ves su cojera, se la hice yo, era una prometedora modelo, estaba en lo más alto. Llevábamos dos años casados, el aburrimiento empezaba hacer mella,  empezó a tener escarceos con unos y con otros. Le pedí el divorcio, pero ella me decía que su cuerpo no iba a durar siempre hermoso y que necesitaba una estabilidad y dicha estabilidad era yo.

Una noche tuvimos una fiesta en casa de unos amigos, le había dado la noche libre a Daniell, así que yo había llevado mi coche particular. Erika se pasó toda la noche liandose con todos y cada uno de mis amigos, la rabia me comía y bebí, bebí como se suele decir como un cosaco, el estado de embriaguez era tal que fui hasta ella y de malas maneras la arrastré hasta el coche. Ella me decía que no estaba en condiciones de conducir, pero yo no oía estaba ciego de ira, esto es lo último que recuerdo.

Cuando me desperté habían pasado dos meses de ese fatídico día. Estaba todo oscuro, no podía mover nada de mí cuerpo, me convertí en lo que soy. Fue mi ira, mi rabia, no saber canalizar, le jodí su vida, la mía, me merezco eso y más.

Lloramos, lo consolé, me consoló– Sé como hueles, sé como sientes, pero no sé cómo eres, pega tu cara a mis labios.–Pegué mi frente a sus labios, aquellos labios carnosos que me habían llamado la atención el primer día, fueron pasando por cadacada centímetrocentímetro de mi cara, parecía que quisiera impregnarse se ella, llegó a mi boca, mis labios entre abiertos se dejaron besar, un beso que no tenía nada y lo tenía todo, un simple beso con mil descargas...

Nos despegamos como pudimos. –Vamos Jazmín, vamos a terminar la velada como Dios manda.

Daniell nos llevó hasta la entrada de un sótano, tocó al tímbre y aparecieron cuatro gitanos, que saludaron muy efusivamente a los dos hombres, cogieron la silla en volandas y lo bajaron. Era un tablao, enseguida nos sirvieron la mesa con jamón, queso, aceitunas y un buen Jerez. Les aseguro que el embrujo gitano existe, entre los cánticos, bailes y taconeos salimos creyendonos reyes gitanos.

Me dejaron en la puerta de mi casa.

Me pasé toda la noche pensando en aquel beso.

Me levanté temprano, llegué al hotel? deseosa de ver a Johann. Nada más  llegar en personal me dijeron que pasara por dirección, que el director quería hablar conmigo.

Toque en la puerta y el director me hizo pasar, fue directo al grano.–Aparte de alemán, ¿que otras lenguas sabes hablar y aparte de idiomas hay algo que profesionalmente no nos has dicho?.

–Ingles y Chino, aparte soy licenciada en economía y finanzas.

–Bueno señorita, nunca es tarde si la dicha es buena, mañana te diré dónde será tu nuevo destino dentro de la empresa, te dejo el día libre. Ah, otra cosa esto te lo dejaron para tí.–Era un sobre.–Te dejaré sola para que puedas leerla.

 

Querida Jazmín

Si, ya sé, te llamas Noelia.

No he podido despedirme de ti, pero quiero que sepas que siempre te llevaré en mi corazón.

El otro día en la cala me rescataste, había perdido toda la ilusión por la vida, hasta que tus vibraciones me llegaron, encontré a alguien que pudiendo ver y caminar estaba tan necesitada como yo, pero que aún así intentaba coger aire, respirar. No se lo que te atormenta, pero quiero que sepas que eres luz, amor, pasión.

No me he despedido por que no lo soportaría, por que nos espera vidas muy diferentes, te auguro un futuro prometedor, perdona si he interferido con el director, pero creo que la cadena se está perdiendo a alguien con mucho talento.

Por cierto antes de perder la visión dormí muchas veces en esa suite, y se que no había nada de lo que me contaste......ves, eres única.

Hasta siempre....

          Johann.

 


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