El taxista

Resulta que un taxista ha tenido que alquilar una monovolumen blanca de nueve plazas para hacer la temporada de trabajo del verano y así llevar el jornal de cada día a su casa. Pero resulta que como tenía muchas peticiones no le quedó más remedio que contratar a una persona masculina de pelo rubio y condición de querer llevar siempre la razón (vamos un nacido tonto prepotente). Pues bueno, este mentecato de pelo rubio feo se dedicó a grabar las conversaciones privadas del taxista que le había dado trabajo.

El taxista le había contado con toda sinceridad y buscando un poco de consuelo, que el taxi que había alquilado le había costado la cantidad de 1.500 euros al mes, pero aparte, también le conto que tenía algunas más deudas, siempre el taxista buscando consuelo y queriendo confiar en la persona que había contratado. Pues esta criatura en vez de ser empático con el taxista y sentirse agradecido por el trabajo que le había ofrecido se dedicó a grabar con varios dispositivos las conversaciones privadas del muchacho que le había dado un empleo.

El mamón del empleado se armó de dispositivos de escuchas para gravar y hacerse con todas las conversaciones del taxista, respecto a sus deudas para desprestigiarlo y así hacer que todo el gremio del transporte se le echara encima. De manera que el taxista lo despidió por desleal y poco compañerismo y poca sensibilidad. Entonces este infeliz lo amenazo con que iba a ir a la puerta de la casa del taxista con cuarenta chavales del gimnasio en donde esta chusma frecuentaba.

Estas son los verdaderos desgraciados, mamarrachos, mampara, lacio () y aquí me quedo o si no… ¡me revienta gente así puuuuufffff!