El coche

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Enviado el , clasificado en Drama
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José María había leído en los avisos clasificados que se vendía un coche, que por lo que se describía parecía le parecía muy interesante. 

El a pesar de que trabajaba en una fábrica de baldosas, sabía bastante de mecánica, por lo que cuando terminó sus tareas fue a la dirección que figuraba en el diario. 

La casa, que quedaba en el barrio de floresta era linda, de dos pisos con paredes recubiertas de ladrillo. 

Lo atendió un muchacho de una edad parecida a él, que se presentó como el hijo de dueño. 

Después de charlar un rato, le mostró el auto diciéndole que se tome todo el tiempo que necesite para revisarlo. Tardó más de media hora, y entonces José llegó a la conclusión que de chapa y motor estaba diez puntos. 

Preguntó por los papeles, el hijo se los mostró y estaban perfectos y al día, lo que le llamó la atención es que haya pertenecido a la Marina como primer beneficiario antes de ser transferido al actual dueño, un ex sargento 

Arregló para encontrarse al día siguiente a las 5 de la tarde para hacer la operación. 

Le llamaba la atención lo bajo del precio, pero pensó que probablemente el hombre necesitaba plata y de esa manera lo vendería más rápido. 

Al día siguiente le pidió a Raúl, un amigo de la infancia que lo acompañe. 

Los atendió la esposa, una mujer muy amable, que los invitó a sentarse en el living ya que en 20 minutos venía el marido, mientras les servía un café y charlaban de cosas intrascendentes. 

Al rato se presentó el dueño. Hombre alto, rudo, de tez oscura, con bigotes anchos y muy agradable. Firmaron los papeles, José María pagó lo convenido, y los tres fueron al garaje donde se guardaba el vehículo. Allí estaba el Falcon modelo 78 color verde oliva oscuro muy bien lustrado.

---José María, porqué compras un coche tan grande, si la gente se está inclinando hacia los más pequeños, desde que el Turco aumentó tanto la nafta dijo Raúl. 

---Siempre quise tener un coche como ese le respondió José María y el gasto en combustible se compensará con el bajo precio Subieron al auto.

Raúl le comentó lo bien que se oía el motor, José María no recordó haberlo encendido, pero pensó que ya estaba en marcha cuando se los entregó. 

Serían las 7 de esa calurosa tarde. 

Salieron y tomaron por Avenida del Trabajo paseando para disfrutar más en dirección a la General Paz. 

Tenían una ligera sensación que el coche tenía cierta autonomía en el manejo, pero dijeron que probablemente era así en los coches modernos.

A los pocos minutos comenzaron a escuchar gemidos, gritos, pedidos de auxilio, al principio no muy enérgicos, pero iban en aumento. 

Raúl le dijo que apague la radio. Nadie la había encendido. 

Entonces está vivo.

Poco tiempo después se agregaron voces autoritarias, que parecían  que estaban castigando a los que se quejaban. 

Eran voces de gente torturando y otros sufriendo. 

Ya para entonces José María y Raúl estaban atemorizados, les recordaba la película Christine, o lo que pasaba en el gobierno militar.

Decidieron que cuando aminorara la marcha se bajarían. 

En unas luces el coche se detuvo, ambos descendiero. Cuando la luz se puso verde el auto arrancó solo dirigiéndose hacia Ciudad Oculta que quedaba a pocas cuadras.


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