La bibliotecaria, 3ª parte.

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Gracias, esta biblioteca tiene buen material, ha sido toda una sorpresa, contesté

Ja,ja,ja, rió Mónica, que pensabas que en los pueblos no hay nivel?

Mónica se incorporó, cesando así la tortura, no sé si habría podido aguantar mucho más tiempo con esa visión tan sensual, estaba notando ya humedad en mi pierna, seguramente el líquido pre seminal ya habría hecho acto de presencia.

Voy a terminar de colocar unos libros, ahora te veo, dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja.

Necesitas ayuda? Dije yo

Tal vez dentro de un rato, -contestó ella, tengo que colocar unos libros en lo alto de la estantería y no me vendría mal tu ayuda para sujetar la escalera.

Vale! Tú me dices, mientras voy leyendo algo…….

Mónica se fue a colocar libros, yo la seguía con la mirada, observando el movimiento de su culo, así es como pude darme cuenta de que llevaba puesto un tanga, ya que, éste se marcaba claramente a través del vestido. Después de esa bonita estampa, me puse a ojear por encima el libro que había escogido. Leí varios capítulos, los cuales no hicieron otra cosa que acrecentar la calentura que ya llevaba encima y cuando más excitado estaba, oí su voz:

-Alex, puedes ayudarme? Por favor.

-Si claro, contesté al volverme hacía donde ella estaba.

Mónica estaba dos pasillos detrás de mí, sujetando una pequeña escalera con una mano y con la otra, varios libros; dejó la escalera apoyada en una mesa y fue hasta un estante para buscar más libros, regresó con un buen montón y señalando con el mentón dijo:

-Ayúdame a colocar aquí la escalera y sujétala mientras yo me subo, no quiero romperme una pierna o un brazo, menudo verano me iba a esperar………

Coloqué la escalera donde ella me indicó, la sujeté con fuerza mientras ella subía peldaño a peldaño, lo hacía despacio, asentando bien los pies y con delicadeza. Subió hasta el último, el cual estaría a una altura de unos dos metros aproximadamente y desde allí se dispuso a colocar los libros.

Que rabia diosssssssss, siempre igual, te pones a mirar y resulta que está todo descolocado, -dijo ella.

Qué pasa? Dije yo, mirando hacia arriba.

Pues eso……..que la gente rebusca los libros y luego lo dejan patas arriba. Tendré que colocarlo de nuevo, te importa sujetar la escalera un poco más?

Qué va Mónica, si no tengo nada mejor que hacer.

Yo miraba hacia arriba y podía ver las piernas de Mónica, ya que, el vestido al ser corto no ocultaba nada y tras un movimiento de ella, pude contemplar su culo perfectamente, llevaba un tanga blanco de encaje y pude apreciar cuando se giró, su pubis totalmente depilado, no se notaba ni un pelo y en cambio su rajita se marcaba deliciosamente a través de la tela de su ropa interior.

Yo no disimulaba y continuamente miraba esa delicia, deseaba tocar y acariciar aquella parte de su cuerpo, Mónica mantenía las piernas un poco abiertas mientras seguía colocando los libros, lo cual me permitía ver con claridad su sexo.

Yo no me di cuenta pero ella giró la cabeza hacía mí y comprobó como mi mirada se perdía bajo su vestido, eso hizo que su boca dibujara una sonrisa y sintiéndose deseada, abriera un poco más sus piernas para poder mostrarme una mejor visión.

Esto sigue........


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