EL AMOR EMPIEZA EN EL CINE

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A la una del mediodía de un soleado domingo del año 1923, un burgués matrimonio de edad media

iba por las Ramblas de Barcelona oradadas de plátanos, y animadas por las floristas que exhibían

su cromática mercancía, con su paquete de postres de repostería que habían comprado en una

famosa pastelería que estaba en las inmediaciones de aquella zona, al salir de una iglesia después

de haber oído misa, cuando de pronto se cruzó con otro matrimonio que era amigo de su misma

condición social, el cual también llevaba otro paquete de dulces.

Tras los saludos habituales el amigo del primer matrimonio preguntó:

- Por cierto. ¿Habéis ido ya al cinematógrafo?

- Sí, y no es más que un burdo teatro filmado. No nos ha gustado nada- respondió despectivo su

interlocutor.

- Eso mismo pienso yo. Este invento es una bobada que encandila a las clases populares. Pero yo

no le auguro ningún futuro - expresó el hombre que había formulado la pregunta con

grandilocuencia.

Sin ninguna duda, aquellos bienpensantes burgueses que se apoyaban en una inmovilista

tradición de rústicas connotaciones, a pesar de pertenecer a la era industrial no reparaban en que

ésta era una consecuencia del pensamiento científico, que a su vez era hijo del Renacimiento, el

cual había desplazado a la era rural dando entrada a la modernidad; como asimismo aquella

buena gente ignoraba que ya en el Paleolítico tan pronto como el Homo Sapiens desarrolló el

lenguaje y a sus pinturas rupestres les confirió un simbolismo mágico que ibsa más allá de lo

que se veía a simple vista, este mismo matiz artístico a lo largo del tiempo iba a evolucionar sea

a través de la pintura, de la fotografía, del movimiento, y de la palabra en un contexto científico

que el ser humano iba a asumir.

Porque efectivamente el cine; el mundo de la imágen hoy en día diversificado  en varias formas

es un medio de expresión - si es de calidad- que comprende la pintura, la música, y la literatura,

el cual es un reclamo a nuestra sensibilidad.

Tanto es así que mucho antes de que surgieran los ordenadores el cine constituía un sucedáneo,

una valvula de escape que servía para paliar la soledad de muchas personas, así como una

ventana emocional abierta que induicía a mucha gente a soñar, y por lo tanto a evadirse por

un rato de la sordidez familiar que les embargaba, o de los desastres bélicos que pudieran sufrir,

como describió magistralmente el director Woody Allen en su estupenda película LA ROSA

PÚRPURA DE EL CAIRO, sea con historias fantásticas, o los musicales. Aunque en la medida en

que la educación cinematográfica del espectador va evolucionando, éste exige ver películas de

más calado; más realistas, más filosóficas, y también críticas del mundo que le rodea.

Para muchas personas de mi generación que vivíamos en distintos barrios de la ciudad donde

podían haber seís salas de cine en cada sitio, el hecho de ir el sábado por la noche a un cine a

ver un programa doble - dos películas- donde casi todo el mundo cenaba como si estuviese en

el campo, o muchos espectadores de hartaban de pipas de girasol, nos producía un regocijo

especial debido con toda seguridad a que la historia contada en imágenes sólo la teníamos

reservada los fines de semana. En otras ocasiones, a veces íbamos a un lujoso cine de estreno

al centro de la ciudad a ver una famosa y espectacular película histórica, en el que todo el mundo

hablaba en voz baja, como si estuviese en una iglesia, y se respetaban las formas. Pues en estas

salas nadie comía en público.

Hay todavía quién no encaja en el lenguaje cinematográfico. La cuestión es que este medio es

fundamentalmente una síntesis de un texto literario. Pues la Literatura, el teatro, y la pintura

son primos hermanos de dicho medio, aunque cada una de estas disciplinas tienen sus propias

reglas de expresión. En cuanto a la síntesis literiaria en el cine esta siempre explica la historia de

los héroes que suelen ser gente corriente para que empaticen con el público, los cuales se

enfrentan con serios conflictos, al igual como lo hicieron los personajes de los relatos míticos de

la Antiguedad; o bien reviven los personajes de Shekespeare, pero puestos al día, ya que por

mucha tecnología que haya nuestras historias están enmarcadas en una tradición narrativa que

jamás debe de ser ni manipulada, ni censurada en favor de partidos políticos. Pues nosotros

formamos parte de la Historia.

Mas esta revolución mágica y cultural de la imágen sería imposible sin que en un principio no

hubiese habido un ilusionista francés llamado George Mélies que inventó el trucaje en los films

dando entrada al género de Ciencia Ficción; o al cineasta norteamericano David Griffit que inventó

la planificación en el Sétimo Arte.

¿Cine o Literatura? Para muchos de nosotros que pertenecemos a una onda diferente a la de

nuestros bisabuelos, en muchas ocasiones nuestra curiosidad por la vida no empezó en la escuela

ya que allí aún predominaba en los maestros una mentalidad antigua que despreciaba al cine por

no ser cosa seria, y nos daban bofetadas cuando no comprendíamos la lección. Esto mismo fue

lo que le pasó a Woody Allen. Sus padres lo mandaban al colegio, pero como allí no aprendió

nada porque al ser judio las maestras lo odiaban, él se iba al cine de barrio donde se forjó en lo

que ahora es. Y esta fuente de información, da lugar a decantarse por la literatura, y a otras

ramas del saber.

Recuerdo sobre todo un día, a los doce años de edad, que fui al cine a ver la película EL PROCESO

que era una adaptación de la novela del mismo nombre del autor polaco Franz Kafka que estaba

dirigida por Orson Wells, cuya obra venía a ser una crítica expresada en forma de pesadilla sobre

la omnipresente burocracia del sistema político de su país, que acaba con la vida del protagonista,

y a la que el público no la entendió; aunque a mí me fascinó. Pues esta manera metafórica de

explicar una historia se ha convertido en un paradigma cuando uno vive una enrevesada y 

laberíntica situación para solucionar un problema. "Esta situación es kafquiana" - se dice.

Se habla mucho del amor pasional entre dos sujetos, pero en muchos casos este amor como

seres románticos que somos empieza en las imágenes proyectadas en las pantallas, que nos

hacen reparar en la dimensión humana con todas las fantasías que se quiera, pero que no deja

de ser un canal subliminado, y exagerado de nuestros propios sueños.


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