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La conocí en una web de contactos. Solo conocía su rostro. Hablamos varios días y nuestras conversaciones eran cada vez más subidas de tono. Decidimos quedar. Nos vimos en un bar y cuando la vi entrar, exclamé para mis adentros: "Wow". Era una mujer espectacular. Con una larga melena rubia, pelo rizado, y vestía unos pantalones de cuero marrón ajustadísimos que marcaban su imponente trasero...

Charlamos un rato y enseguida me propuso ir a su casa, muy cerca del lugar donde habíamos quedado. Era un piso nuevo, perfectamente amueblado. Me sirvió una copa de licor. Nos sentamos en el sofá y no pasaron ni cinco minutos cuando ya estábamos comiéndonos la boca...

Su lengua buscaba incesantemente la mía, su mano acariciaba mi polla por encima del pantalón. Desabotoné su blusa y el sujetador y sus enormes pechos quedaron a mi disposición. Acaricié sus pezones, los pellizqué suave y ella comenzó a gemir de placer mientras desabrochaba los botones de mi pantalón. Finalmente consiguió extraer mi verga, que ya para ese entonces estaba muy dura, y comenzó a masturbarme mirándome los ojos con cara de deseo...

Se agachó sobre ella y comenzó a chupármela como una posesa mientras sus manos masajeaban mis pelotas. Solamente dejaba de hacerlo de cuando en cuando para coger aire y para jadear. Así estuvimos un buen rato, hasta que le propuse ir al dormitorio para estar más cómodos.

Una vez allí la terminé de desnudar, dejándola tan sólo con un minúsculo tanga. La tumbé en la cama, aparte la tela del tanga a un lado, dejando a la vista su carnoso coñito totalmente depilado. Ella abrió sus piernas y de su coño empezó a manar una chorrito de flujo blanquecino que recogí con mi lengua para después juguetear con su clítoris. Ella acariciaba sus tetas y se abría más y más para favorecer el contacto. Sus gemidos eran cada vez más intensos. Sujeté su clítoris entre mis labios y tiré de él, lo que le provocó el primer orgasmo. Empezó a convulsionar de placer, incontroladamente y entre jadeo y jadeo me pidió: "Fóllame, fóllame joder, la necesito dentro"...

La puse en cuatro y me coloqué tras ella blandiendo mi polla con una mano, restregándole toda la punta por su coño chorreante, por su clítoris. Eso le hizo enloquecer y exclamó: "Métela por diossss, métela yaaaa"...

Entonces empuje el glande en su entrada y poco a poco su coño se fue llenando de carne hasta que mis pelotas chocaron con sus nalgas. Inicié entonces un mete saca sin pausa. Las embestidas eran precisas e intensas y con cada una de ellas la punta chocaba con el extremo de su matríz. Cada vez que empujaba sus nalgas saltaban y mientras la culeaba mis dos manos agarraron sus pechos, masajeándolos, tirando de sus pezones y ella gemía y gemía rota de placer...

Al poco puse firme mis caderas y era ella entonces la que se jalaba la polla solita, hasta el fondo. Mientras tanto, con una de su manos masajeaba mis bolas y en ocasiones frotaba con frenesí su clítoris, lo que le hizo aullar de placer justo antes de que un nuevo orgasmo descargara en el interior de su vagina un baño de flujo caliente que envolvió por competo mi tronco. A la vez, con cada descarga su vagina se dilataba y se contraía apretando mi verga mientras que su culo se dejaba caer una y otra vez para clavársela toda en golpes certeros....

Yo ya estaba a punto y en se momento saqué la verga y empecé a bajar y subir mi mano sobre ella tirando de la piel hacia abajo, hasta que me corrí sobre su imponente culo. Los chorros de leche salían sin parar uno tras otro, embadurnando su espalda con mi semen. Ella extendió la leche con la palma de su mano y después se la llevó a la boca para degustar el líquido caliente y viscoso...

Se giró entonces y se abalanzó de nuevo sobre mi polla, aún Iniesta, y me dedicó una mamada de escándalo. Sólo dejó de chupar un instante para decir: "Quiero otra ración de leche, la quiero ahora", me dijo con voz lasciva, amorrándose de nuevo sobre la estaca...

Frotaba la polla con sus labios, con los dientes, y durante un buen rato agitó su lengua sobre el frenillo y el glande que ya estaba de nuevo palpitando de placer, mientras su mano bajaba y subía masturbándome como una loca, cuando de repente sentí un tremendo espasmo y en pleno éxtasis mi polla volvió a escupir chorros de semen sobre sus labios, sobre el rostro, su pelo, derramándose el resto por su barbilla hasta caer sobre sus tetas. Ella se relamía para recuperar con su lengua cuanto podía y el resto lo recogía con su mano, llevándoselo a la boca...

Nos tumbamos exhaustos en la cama y seguimos besándonos, acariciándonos, restregando nuestros cuerpos el uno contra el otro. Su mano bajaba y subía por mi abdomen hasta alcanzar de nuevo la verga que seguía masturbando una y otra vez...
"Me ha encantado como follas, pero tengo ganas de más", me dijo con cara de cachonda...

Por supuesto lo hicimos más veces aquella tarde y aún varias más por la noche. Ella parecía no quedarse saciada nunca y a mi verla convulsionar entre espasmos cada vez que se corría me ponía loco.


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