ECOS MISTERIOSOS 2
Por franciscomiralles
Enviado el 07/02/2018, clasificado en Intriga / suspense
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- Cómo veía usted a su cuñado Andreu Giralt? - le preguntaron los detectives a la hermana de
Mercedes en Comisaría.
-Oh. Era muy inteligente. Entendía mucho de política- respondió ella.
- Díganos. ¿Era una persona cordial, o por el contrario era huraño?
- ¡Conmigo era muy atento!- exclamó la cuñada con una involuntaria vehemencia.
- ¿Sabe usted si con su hermana se llevaban bien?- quisieron saber los detectives, que habían
reparado en el tono emotivo dela mujer.
- Bueno, supongo que como todas las parejas tenían sus altibajos... - dijo ella ambiguamente. Y
tras una pausa añadió: - Mi cuñado no era un tipo nada fácil de llevar. Pero mi hermana jamás
lo supo comprender.
-¡¿Ah no?! Explíquese por favor - insistieron los detectives.
- Bien. Era huraño e introvertido. No daba facilidades para congeniar con él.
- Ya. Pero usted sí que se sentía capacitada para comprenderle ¿no? Tal vez más que su hermana.
Ella se puso a la defensiva, y se irguió en su asiento.
- ¿Qué quieren decir? - expresó.
- Cómo ve usted a su hermana? ¿Se llevaban bien ustedes dos?- sigueron el interrogatorio sin
hacer caso de la alarmada actitud de la mujer.
-La verdad, es que somos bastante diferentes. Ella es más práctica que yo: en cambio yo soy
más romántica que ella.
- Claro. ¿Estaba usted enamorada del señor Andreu Giralt? - preguntaron los detectives sin
rodeos.
-¡Por Dios, él era el marido de mi hermana... yo nunca... nunca...!
Las lágrimas estaban a punto de aflorar a sus ojos, y no pudo terminar la frase.
Ambos detectives se miraron significativamente.
- Señorita, de momento no la acusamos de nada. Sólo intentamos esclarecer los hechos- dijeron
ellos con una forzada amabilidad.
-Entre Andreu y yo sólo había una buena amistad. Aunque él siempre me confiaba sus cosas.
Tanto del partido político al que pertenecía, como de naturaleza personal, ya que no se atrevía
a confiar en mi hermana, por temor a no ser comprendido - dijo con más serenidad-. El hecho de
ser él el padre de mis sobrinos a los que he querido mucho - Aquí sollozó un poco-, no me
permitía pensar pensar en algo más serio. Aunque sí, le amaba en secreto- admitió la mujer.
Los deteectives comprendieron que ella anteponía la ortodoxia familiar a sus sentimientos, que
bien pudiera ser una máscara tras la que se ocultase la clave del misterio. No obstante los
detectives se sentían en un callejón sin salida, y no hallaron ninguna prueba a la que agarrarse
para inculpar aquella mujer, puesto que era evidente que ella no sabía nada de sustancias tóxicas.
En consecuencia no tuvieron más remedio que dejarla marchar a su casa.
Los detectives barajaban la hipótesis de que era posible que la hermana de Mercedes,
enamorada del fallecido Andreu, sufriendo un arrebato de celos, hubiese intentado deshacerse
de su hermana, o del mismo finado. Sin embargo no había ningún indicio concluyente que
respaldara aquella teoría.
En días posteriores, los interrogatorios a la hermana de Mercedes se hicieron más constantes y
reiterativos, pero con el mismo resultado. Lo cierto era que ella no tenía nada que ver con
aquel desgraciado incidente, y las autoridades acabaron por rendirse a la evidencia.
Como es de suponer, se pensó también en el suicidio, y los detectives visitaron la sede del
partido político del fallecido con el objeto de encontrar algún otro motivo de su muerte, al
margen del ámbito doméstico. Y se supo que aunque él había sido un hombre conflictivo con la
dirección del partido, no había tenido ningún grave problema que le indujera a cometer ningún
acto criminal. Otro tanto sucedía con su trabajo que funcionaba con normalidad, sin ningún
problema económico.
Los detectives cada vez más desorientados, consiguieron el permiso del juez para hacer un
registro a la casa del suceso, en busca de nuevas pistas que dieran un poco de luz a aquel
insondable misterio. Una de las cosas que hicieron fue que llevaron un gato para que probara
restos de alimento de aquel fatídico día. Si al animal no le pasabaa nada, es que el veneno
sólo había sido destinado a la ración de Andreu y familia, puesto que a los abuelos nada les
había ocurrido y por tanto se afirmaría la intencionalidad del crimen.
El experimento dio el resultado esperado, porque el gato al ingerir un poco de comida, siguió
con su vida tranquila, sin ninguna clase de alteración orgánica.
Pero la Justicia seguía tan a ciegas como al principio, porque si no había habido ningún accidente
fortuito, ni había habido ningún motivo aparente de suicidio, ni nadie sospechoso en la casa
excepto la cuñada de Andreu, que era inocente, ¿qué había pasado? ¿Quién era el asesino?
Los detectives tenían la sensación de que quien fuese se estaba riendo de ellos.
El oscurantismo de aquel caso llegó a trascender a la prensa de aquellos años, y mientras tanto
como es de imaginar, quienes más sufrían eran Ramón y su mujer Carmen.
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