Las neuronas del corazón

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Enviado el , clasificado en Ciencia ficción
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Acabo de descubrir que mi corazón tiene memoria. No es una broma filosófica ni ninguna metáfora literaria: ¡El corazón tiene neuronas!. Él se acuerda de cuando lo obligamos a correr obligatoriamente el día que perdemos el autobús; llegamos tarde al trabajo o cualquiera otra actividad no recomendable por ser sedentarios titulados.

Desde que leí un artículo de divulgación socio-científica, en concreto una entrevista a una neuróloga exponiendo el tema, a mi "músculo" lo trato diferente, de reojo. He decidido que debo potenciar mi amistad con él, mas que nada por si me juega una mala pasada y me mata. Al fin y al cabo nadie se puede fiar de nadie. Tratándose de un ser pensante, he reflexionado y tal vez pueda mantener una conversa interesante, de intelectual a intelectual. Un día, como aquel que no quiere, le pregunto que piensa sobre la crisis económica. No me responde. Eso me provoca entrar en un estado de obsesión psicótica.  Según el especialista de la entrevista a la neuróloga, el cerebro envía menos órdenes al corazón de las que recibe, vaya que no le hace mucho caso al "jefe" del cuerpo. La situación es clara, no me ha querido contestar porqué no soy lo suficientemente inteligente para él. Reflexiono profundamente sobre la situación que me ha ocurrido y pienso que es absurda. Me digo a mi mismo, que inocente eres Néstor, ¡El corazón no tiene boca! Pero acto seguido colisiono con otros hechos en los cuales recuerdo haber mantenido conversas con mi conciencia y esa ¡Ni labios tiene!. Lo que me molesta más es que hasta no hace mucho rato, yo vivía muy tranquilo y relajado sabiendo y teniendo la seguridad que yo sólo era dueño de mi cuerpo; que dominaba mis pensamientos y mis emociones. Desde que tengo “competencia” me he vuelto vengativo y he decidido torturar a mi corazón a sobresaltos y a alimentarlo de colesterol. ¡No le voy a dar el gusto de enamorarse! ¡Prefiero tenerlo tonto  y ser su amo y señor absolutista!. ¡Solo faltaría más!


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