EL ASCENSOR.-

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Las últimas lluvias habían sido tan intensas que anegaron el ascensor y el garaje, siendo imposible movilizar el coche. Así que, con el tiempo apremiando, intenté trasladarme en autobús y tranvía. Afortunadamente podía coordinarlos con cierta facilidad hacia mi trabajo.

A muchos les había pasado igual, por ello tanto uno como otro iban a tope de pasajeros. La verdad es que la gente colaboraba tratando de estrecharse al máximo a fin de que entrases cuanto más mejor en cada viaje, pero había una capacidad máxima que no era prudente rebasar. Yo pude situarme, ya en el tranvía, el trayecto mas largo, en uno de los laterales, junto a dos asas que me dejaban en medio y con un ligero desahogo. Pero en la próxima parada entraron mas... Ella, me miró al entrar y calculó que mi sitio era bueno y, por tanto, junto a mi también se estaría mejor que en el vaivén de en medio. Intentó acercarse y yo le tendí una mano como si la conociese para que pudiera acomodarse. Ella me la cogió y aprovecho el pequeño hueco que dejaron creyéndonos amigos para situarse de inmediato. Me sonrió. Yo también a ella. Pero dejó su cartera como protección entre los dos. Yo intenté apretarla a mi, pero sólo conseguí sentir el duro armazón de su cartera. Eso aumentó mi deseo y sin pensarlo dos veces, le cogí una mano y la puse en mi polla por encima de la tela, ella forcejeó para retirarla y yo la miré con fijeza y sin soltar su mano, puse la que no la sujetaba en uno de sus pechos y apreté. Ella gimió y me miró con ira....

Yo apreté aún más. Sus ojos se humedecieron pero aguantó. Había que demostrarle quién mandaba... Hice que su mano me la apretase y empezara a moverla.... todavía por encima del pantalón. Le dije al oído: -Si dejas de pajearme... Te apretaré los pezones tanto que vas a gritar... ¿Lo has entendido? Ella me miró fijamente y luego asintió, bajando la cabeza.

Ya estaba seguro de que seguiría masturbándome, así que solté su mano y con mi mano libre cogí su culo, mientras le mordía un poco los labios. Ella abrió la cremallera y saco mi polla, la acarició y empezó a masturbarme con la dos manos, poniendo una en mis huevos y otra en mi polla. El placer era enorme y ella estaba cada vez más caliente....

-Levántate la falda y roza mi polla por tu coño, siéntelo....

Ella lo hizo y en su rostro se reflejo el gusto que sentía.... Le indiqué que se volviera y que pasara mi polla por su culo.... Era me miro rogándome que no lo hiciera... ¡Hazlo!

Lo hizo y se la rozó por todos sitios, cada vez más ardiente, mas entregada....

-Quiero mamártela.... -No, aquí no. Descenderemos en la próxima y buscaremos un sitio.

Nuestras estaciones habían pasado sin que nos apercibiéramos de ello, así que buscaríamos una excusa para tener este día libre.

Entramos en un motel de las afueras.... y eran las ocho de la noche cuando salíamos.

Suave como una tela de terciopelo ella hizo todo cuanto le mandé. Y cuando quiso que le hiciera algo especial, me pedió permiso con humildad poniéndose de rodillas.

Cuando nos despedimos, dejó un papel en mi mano: -Tu siempre serás mi Amo, siempre. No lo olvides. Y había anotado un número de teléfono.

¿La llamaré uno de estos días? Tiene 20 años menos que yo y un gran futuro por delante... pero nuestros cuerpos se necesitarán y no podremos hacer nada por evitarlo. Seguro.

 

DELACH.- 


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