¡DUELO DE HOMBRÍAS EN ALMORRENDAS DE MÓÑAGO! (Parte 5)

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Y así es: un grupo reducido de espectadores provenientes de San Sodomice del Infante, animados por la nueva perspectiva, y excitados también al portar el pequeño cuerpo del mediador, lo acompañan danzantes, cariñosos y besucones al centro del ring donde Gallinón le espera desorientado. Ahora el árbitro, con lo que le queda de cuerpo repleto de besos pintados de diversas tonalidades cromáticas tirando al “rojo fuego” y al “rojo pasión”, se está creciendo, metafóricamente, claro… Envalentonado hace chasquear y crepitar el aire con sus extremidades seccionadas para intentar amedrentar a Gallinón que, sin pluma alguna, parece que ha perdido toda confianza en sí mismo: ¡se muestra intranquilo y parece como que no quiere continuar! Pero… ¿qué es eso que se oye desde entre la gente? ¡Rusticazo está resurgiendo de las cenizas, ...de las cenizas que le han echado encima mientras estaba en el suelo, ya que no hay ni un maldito cenicero requemado en todo el estadio! ¡Quién lo iba a creer! ¿Pero, qué ocurre? La… la gente está comenzando a correr de un lado para otro… ¡La confusión es total! ¡Oh, no! ¡Dios mío! Ahora entiendo lo que sucede... ¡No puede ser verdaderamente cierto! ¡No puede ser cierto que sea verdad! ¡No puede ser ciertamente verdadero! ¡No puede ser verdad que sea cierto! Señoras y señores y, sobretodo, niños y niñas, va a tener lugar algo indescriptible, inenarrable... ¡maravilloso!: Rusticazo se está incorporando y mirando perversamente a su alrededor... ¡está bajándose la bragueta muy lentamente! ¿Sabe nuestro amanerado público qué significa tal acción? Pues que este magnifico luchador finiquitará el combate “blancamente”, por decirlo de alguna manera… ¡¡¡Por Santa Lefa del Esquiche, menuda falometría!!! Ahora Rusticazo está asiéndolo a su hermano gemelo horizontal con sus doce dedos y… ¡Por San Pajón de la Corrienta¡ ¡Inicia un rítmico vaivén a dos brazos! ¡Qué sobrecogimiento tan gratificante! Algunos espectadores provenientes de Pijoteras de Quefuerte están dirigiéndose hacia las salidas de la instalación: desaprueban tajantemente este tipo de espectáculos ya que algunos espectadores de Almorrendas han presenciado el torneo sin ropa de marca. Pero tranquilos, el equipo de seguridad se ha cerciorado de mantener las puertas bien soldadas debido a que las avalanchas podrían lastimarlas… ¡Qué veo! ¡Un grupo de espectadores entusiastas están animando a Rusticazo en vez de huir despavoridos! Ah, ya… es un grupo de cachas devotos de San Musculato de Anográn. Otros, por su parte, rezan para que “el Mataputas” sea eyaculador precoz y no les conceda tiempo para escapar… ¡Oh! Pa… parece que Rusticazo está llegando al clímax e inevitablemente el líquido de la vida alcanzará a todos los asistentes, que resbalarán y caerán partiéndose las crismas... Existen antecedentes; de hecho, todos los combates en los que interviene Rusticazo terminan igual... Efectivamente, un tsunami de espermatozoides inicia una esplendorosa salida empezando a recorrer el recinto a gran velocidad, llevándose por delante a Gallinón y al medio árbitro que desaparecen entre la histérica afluencia. Mientras tanto, los bebedores compulsivos de la fuente del Cipotar aprovechan para sacar las cantimploras. ¡Por San Semenón… un mar de esperma lo está invadiendo todo! ¡Qué ilusión! Ahora, la presión del oleaje es tan fuerte que la gente choca una contra otra mientras van apareciendo los primeros cadáveres hinchados. ¡Qué muerte tan digna para las gentes de Almorrendas! ¡Es un espectáculo impagable! ¡Qué veo! Un árbitro de repuesto utilizando uno de los cadáveres a modo de balsa se acerca remando hacia la campanilla y la hace sonar con frenesí… ¡Ding, ding, ding! ¡Ha adjudicado la merecida victoria a Rusticazo, ya que éste, a parte de cargarse a Crestana y al esforzado árbitro, está eliminando la mayor parte del público, cosa que repercutirá también en agrandar la calidad del currículum de tan orgásmico contendiente. Y esto ha sido todo; gracias, señoras y señores, niños y niñas, hasta pronto. Yo por mi parte, voy a darme un pegajoso chapuzón… ¡Adiós y hasta la próxima ocasión!


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