"Lo que nos trae la lluvia" (Capitulo3º)

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El viejo sonrió aún mas si cabe y dirigió su mirada hacia los senos de ella. Fue entonces cuando se dio cuenta de la terrible realidad. Bajo las ataduras que cubrían casi todo su tronco uno de sus senos había desaparecido.

.-¡Pero hombre abuelo que eso se come crudo!.-Solté en voz alta sin poder contenerme recostado en aquella cómoda butaca del cine.

Sonia  me atizó un suave codazo.

.-¡Pshhhhhhh!.- Me chistó colocando su dedo indice sobre aquella preciosa boca que me volvía loco.

El resto de la película fue un mascazo mayúsculo. El viejo resultó ser un antiguo cirujano. Junto a su mujer y su hijo habían practicado desde siempre el canibalismo. La nuera, se hallaba en proceso de inicio a la dieta familiar cuando había ocurrido lo de aquel atentado.

Lo que ocurrió a partir de comerse a los terroristas fue, que por circunstancias varias, una serie de personajes iban a dar con sus "huesos" en aquella maldita casa. Algunos se daban cuenta de que algo ocurría e intentaban huir, sin embargo los dos ancianos salían de los lugares mas inesperados y ¡Zas!, acababan siendo parte de la dieta mediterráneo-canibal .

Una joven, (la chica),lograría hacer estallar aquella casa con ellos dentro y luego se alejaría del lugar con su ropa echa jirones y su rostro al igual que el resto de su cuerpo cubierto de arañazos y magulladuras. Por supuesto no se daría cuenta que una mano emergería de entre los escombros.

Tras el tostón  cinematográfico nos dirigimos al parking del centro comercial donde se hallaban ubicadas las salas de cine, comenzaba a caer una fina lluvia cuando nos subimos a mi Fiat Braba.

Después de haber recorrido algunos kilómetros comentando la espantosa película, la lluvia se había convertido en verdadero aguacero. El motor del Fiat comenzó a fallar, seguramente debido a que algún cable eléctrico del distribuidor se habría humedecido. Me desvié por un camino que se hallaba a la derecha de la carretera en dirección a unas luces que se divisaban a lo lejos. A pesar de no decir nada, a ambos nos vino a la mente la situación en que habían llegado a la casa Juan y Lucia.

Sonreí y pensé. -¿Seré idiota?-

El camino acabó frente a una puerta de barrotes de hierro torneados que impedía el paso al terreno donde se hallaba ubicada la casa. En el mismo instante que llegamos junto a ella el motor del auto se paró.

.-¡Mierda!.Hay que ir andando.- Me revolví en mi asiento y poniendome de rodillas sobre el, alargué el brazo y atrapé una manta que siempre llevaba en la parte trasera. Ya se sabe, para el caso de que a mi y a Sonia se nos ocurría alguna vez tumbarnos bajo un árbol y "estudiar" sus raíces a fondo.

.- ¡Toma! Tápate con esto al salir.- ¿Como no?. Soy mas caballero que el de la peli.

Tras abrir la puerta de hierro corrimos bajo la manta hasta situarnos bajo el porche de la casa, la luz que se hallaba colgada del techo iluminó nuestros rostros. Ambos nos miramos aquello cada vez se parecía mas a la dichosa película.

Fui yo quien apretó varias veces el pulsador que se hallaba junto a la puerta. Apenas un minuto después la puerta se abrió, un hombre de edad avanzada y sin un solo cabello sobre su cabeza, quedó enmarcado en el hueco que esta había dejado. Volvimos a mirarnos mi compañera y yo atónitos.

De repente solté una carcajada y ella procuró reír de manera mas comedida.

.- ¿Que os pasa?.- Preguntó el hombre contrariado.

.- Nada señor Antonio.- Logré contestar por fin.- Son cosas nuestras, una tontería que hemos recordado. ¿Esta su nieto por ahí?.-

.- Si, ya han llegado todos y están en el garaje.- Contestó el hombre.- Cuando estéis medio borrachos, no la liéis con mis herramientas como siempre.

La fiesta de cumpleaños de mi amigo ya había empezado.


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