LA FINCA DEL SUR

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
8604 visitas

Marcar como relato favorito

Llegué a la finca en calidad de asesor para el control de una plaga inusual de insectos voladores. La plantación era muy grande y disponía de un pequeño poblado donde vivían los obreros fijos de la misma. Luego estaba la casa principal, edificio recio de dos pisos con nueve habitaciones, tres salones y cinco cuartos de baño. Estaba cuidado por una señora y su hija. La llamaban la Guardesa. Los dueños vivían en la ciudad y cuando iban en verano, dos personas más ayudaban a las tareas de la casa. Mientras, vivían en ella la Guardesa y su hija. Allí fue donde me alojé. Un ingeniero de la Administración no podía quedarse en cualquier sitio. Además con la recomendación expresa de que me cuidaran bien.

Así que recalé en la casa en la tarde-noche de un día gris y húmedo. Mi labor empezaría por la mañana y, esperaba, que en una semana estuviese terminada. Me recibió la Guardesa que ya tenía instrucciones de esmerarse, pero yo la liberé de remilgos y le dije que me gustaría que me tratase con naturalidad, que cenaría con ella y su hija y que me considerara uno más en la casa. La Guardesa me miró agradecida y creo que respiró más tranquila. Era una mujer de unos cuarenta y cinco años, vestida de oscuro, con moño alto y gran presencia... -Su habitación está preparada, se la enseño y puede cambiarse si quiere. La cena estará en una hora. 

Subimos al primer piso y me instalé en una habitación espléndida, con cuarto de baño dentro y balcones al exterior. La guardesa me dijo: -Espero haberlo hecho bien y que le guste. Yo me quedé mirándola y la imaginé... con el pelo suelto y sin ese vestido adusto y largo... Supongo que, sin pensarlo, la mire con fijeza y de arriba a abajo porque ella se sonrojó y bajó los ojos... La dejé ir, yo que reconozco fácilmente cuando una presa está a tiro...

Cuando bajé a cenar la mesa estaba puesta y había una botella de vino sin descorchar y una jarra de agua junto a los platos ya situados y dos cubiertos. -Mi hija esta en la Capital y vendrá pasado mañana, dijo sin que le preguntara. -Entonces estamos solos... dije por ponerla en un aprieto. Ella volvió a sonrojarse, pero esta vez me miró a la cara sin disimulo. -Si, estamos solos.

Descorché la botella y ella que me dijo que no bebía, bebió. Y tus ojos empezaron a brillar de una forma especial. Nuestra charla se animó. Y supe de su vida... Se casó a los 19 años con un capataz de esta misma finca, tuvo su hija a los 20 y enviudó a los 40. Por tanto su hija tenía, calculé sobre unos 25 años y ella llevaba 5 viuda.

Mucho tiempo para una mujer de raza sin probar varón...  Yo también me sentía alegre después de que la botella estuviese casi terminada... -Suéltate el pelo, le dije mirándola directamente a los ojos. Ella se ruborizó y apartó lo suyos, pero yo tuve la sensación de que haría lo que le pidiese.

Así que la cogí por la barbilla y la obligué a mirarme. - Suéltate el pelo... ¡Ahora!

Ella, se soltó el pelo.... Y yo la acaricié..  Se abrazó a mi... Y yo descorrí la cremallera de su vestido... pero era complicado quitárselo... -Quiero que vayas al baño y te lo quites todo excepto bragas y sujetador que te los quitaré yo. ¡Vete!  Ella se fue y yo me acabé la botella.

Volvió..., claro que volvió... Y yo la follé de mil maneras, con una furia que ni yo mismo entendía. Sentía deseos de humillarla... y ella hacía cuanto le ordenaba sin resistencia alguna..., La cogí del pelo e hice que se arrodillara... Nunca había hecho el sexo oral... Tuve que enseñarla hasta que su boca sintió mi polla.... Luego mamó con ansia.... La noche fue larga y llena de placer... Ella era novicia en mucha de las cosas que hizo esa noche... Sin saberlo destapé la caja de Pandora....

A la mañana siguiente, una vez duchado, encontré mi ropa ordenada y cepillada y el desayuno en la mesa... Todo a punto.

También la segunda noche fue caliente, pero en esta fue ella la que se adelantó a ofrecerse... apareciendo con el pelo suelto y solo una combinación negra a la cena...... Su ansia me desbordó... Era el ansia de una persona primitiva, cuya libido había permanecido mucho tiempo dormida o ignorada. Una persona muy ardiente, multiorgásmica.... , que se entregaba al placer sin considerar otra cosa que el placer mismo. Un placer que había descubierto y que la tenía todo el día excitada... húmeda... Con los pezones a punto de estallar...

Al tercer día llegó la hija... Yo la vi por la noche, cuando volví del trabajo. Se parecía a la Guardesa, pero tenía 20 años menos... Y más experiencia... Me dio dos besos cuando me fue presentada. Era una mujer muy sensual, que lejos de ocultarlo como su madre, lo exhibía con descaro. Nos entendimos con la mirada.... Ambos sabíamos que terminaríamos en la cama, pero había que busccar la ocasión... No sería fácil con la madre acechando cada uno de mis movimientos.

Esa misma noche, de madrugada, la Guardesa entro en mi habitación y se metió en mi cama.... Me suplicó que no la echase.... que haría cuanto le ordenase...... que dormiría a mis pies....

Al cuarto día me fui... Adelantado mi tarea al máximo, salí de aquella atmósfera que llegó a asfixiarme...

 

DELACH.- 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed