MI VUELTA AL SUR

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Diez días. Solo diez días hacía que había salido de la finca y ya mi cabeza solo daba vueltas alrededor de la Guardesa y de su hija. La veía de mil maneras y la imaginaba de otras mil. A ella, a la Guardesa, la veía con el pelo suelto, esa combinación negra que me gustaba tanto y de rodillas suplicándome que no la echara de mi lado. A su hija, mirándome con descaro y rozándose por mi a la entrada de la cocina. No di tiempo a más. Pero ahora si lo tendría. La quería a las dos. Y no me importaba que ambas supieran que me acostaba con la otra. Es más lo prefería; quería que la hija supiera que la madre, por fin, sentía un gran placer con un hombre, que notara el brillo en sus ojos, la lascivia en su boca, el temblor en su cuerpo.... y que ese hombre era yo.

Y también que la Guardesa supiera que me acostaba con su hija... que imaginara que la humillaba como la humillaba a ella, que se rendía como ella al placer que le daba mi polla y que imponían mis órdenes. Que era también mi sumisa.... y que me deseaba, como ella, con todos sus sentidos. 

Así que decidí una nueva visita, tenía excusas profesionales y sabía que había orden de que mi habitación permaneciese en perfecto estado.

Legué sobre las diez de la mañana. Me abrió la Guardesa, vestida con su clásico vestido de institutriz inglesa y su moño alto. Pareció alterarse al verme y aunque se recompuso, un ligero temblor en sus manos la delataba. Una vez cerrada la puerta, no me anduve con miramientos: Cogí su pelo con fuerza y la besé con intensidad en la boca...Una, otra... muchas veces... mordiéndole con labios, el cuello.... y tirando de los lados de su vestido cuyos botones saltaron, dejando al descubierto sus pechos, aún resguardados por el sujetador.... Tiré de la cinta del mismo que también saltó.... Sus pechos se me brindaron entonces sin reservas.....

Con una mano presionándole un pezón, la otra bajó hasta encontrar su coño... que apreté con fuerza. Ella gimió... y buscó mi polla con ansia.... Su coño estaba muy mojado... La volví y levanté su larga falda.... bajé sus bragas y empecé a follarla sin contemplaciones. Ella gemía continuamente y expresaba en placer que sentía.... Su pelo me servía de rienda y tiraba de él cuando mi polla le entraba hasta el fondo....

Nos corrimos salvajemente.... Palmeé con fuerza su culo y le dije.... -Ve a lavarte... -Yo ya sé donde está mi habitación, súbeme toallas limpias. -Estarás permanentemente a mi servicio, cada vez que quiera follarte te lo haré saber. Ella me miró y asintió bajando los ojos.

Me duché y me eché un rato, había salido muy temprano para trasladarme a la finca. -Llámame a la hora de comer le ordené a la Guardesa.

Cuando bajé estaba la comida sobre la mesa y la hija de la Guardesa, que descorchaba una botella de vino, acudió a mi encuentro y me dio dos besos. Yo aproveché para darle uno más en la boca. Ella me miró sonriendo.  -¿Subes esta tarde a mi habitación o prefieres que me vaya a trabajar? le dije quedamente. Ella me miró con intensidad y fingió dudar.... -Subiré.....

La hija era una mujer difícil por su rebeldía, pero me interesaba domarla. La follé varias veces sin correrme... Y ella se corrió tres veces.... a la cuarta su ardor llegaba al paroxismo.... Palmeé con fuerza su culo y su coño..., presioné sus pezones hasta que sus ojos brillaron con lágrimas... tensé su pelo hasta ponerla de rodillas. Até sus manos a su espalda y le ordené que buscara mi polla con la boca.....  Hice que me lamiera los pies... Y que me dijera rendida.. -Soy tuya, completamente tuya.... Me corrí intensamente en su boca.....

Era imposible que la Guardesa, no fuese consciente de lo que estaba haciendo con su hija, ni del placer que su hija estaba sintiendo conmigo....

Pero no me importaba.... La quería a las dos.... Y que las dos supieran que eran mis sumisas...

Y llegó la noche..... Cenamos los tres y nos tomamos dos botellas de vino.... El ambiente estaba cada vez más caldeado.... Decidimos tomar el café y una copa de licor en el salón y nos acomodamos yo en el sofá y cada una de ellas en un sillón... Ambas de habían ataviado para la ocasión, como si hubieran decidido no guardar las apariencias sino mostrar cada una sus cartas.. La guardesa lucía un vestido negro con buen escote y el pelo suelto, que la hacía sumamente deseable. Se había puesto zapatos de tacón medio. Su hija, vestida con un estampado sugerente, daba esplendor a sus veinticinco años, pelo recogido y zapatos altos.... 

Cuando La Guardesa fue a traer la bandeja con el café yo cogí a su hija y sentándola encima de mi... la besé en la boca....Ella me echó los brazos al cuello y me besó metiéndome la lengua...... Yo deshice su moño y ella me beso en el cuello....  La guardesa miraba, con la bandeja en la mano, desde el umbral de la puerta. Nos separamos y la Guardesa guardó silencio... su hija simplemente sonrió.

Me propuse compensarla y cuando me sirvió el café, hice que dejara la cafetera en la mesa y cogiéndola de la mano la atraje hacia mi... La besé fuertemente en la boca... Su hija me miró y volvió a sonreir, La Guardesa enrojeció pero no dijo nada.

Ya estaba todo claro... ambas me habían visto besando a la otra.. y ambas sabian que eso no era más que el preludio...

Hice que se sentaran en el sofá, teniéndola cada una a un lado y les pasé mi brazo por sus hombros... La hija se recostó en mi... La Guardesa permaneció erguida...., pero era una cuestión de tiempo y de habilidad por mi parte... de calentarlas lo suficiente..... Cogí una mano de la Guardesa y la puse encima de mi polla... -Empieza a masturbarme... despacio, dije alto y claro. La Guardesa se acomodó, descorrió la cremallera y sacó mi polla. La acarició y empezó a masturbarme muy despacio como le había ordenado... La hija miraba fijamente mi polla, cuando le cogí el coño y abriéndoselo lo palmeé con fuerza.... ella se abrazó a mi y yo la cogí del pelo ya desecho y le mordí un pezón por encima de la tela tenue y casi transparente.... -Eres mía, dije alto, más para la Guardesa que para su hija. -Siii, lo soy..... Dime que quieres que haga.... 

Ambas me la mamaron, a ambas follé.... ambas se arrodillaron ante mi... ambas lamieron mis pies... ambas hicieron cuanto me mandé.... y ambas me obedecieron en todo durante los quince días que estuve esta vez.

DELACH.-


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