DELIRIO V

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CAPITULO VI

 

Antonio se quedó otra vez callado mirando al horizonte, se notaba algo más inquieto que antes, pero seguía callado. Estaba amaneciendo y la cara de Antonio cambio.

 

-        Llegó el momento- dijo Antonio.

 

-        ¿Por qué quieres ahora morir Antonio?, si tienes una historia lucha por ella, y si no ha fraguado no pasa nada busca otra.

 

-        Ya he luchado y hemos perdido- respondió Antonio de manera cortante.- Estoy ya cansado, no quiero luchar más, el mundo no está hecho para personas como yo, personas que pensamos que la lealtad es lo principal, personas que se enamoran, que sienten, que sufren.

 

-        ¿Quieres que llame a Carla? Dame el número y te prometo que en media hora está aquí.

 

Antonio en ese momento se levantó y empezó de nuevo a hablar

 

Necesito morir Juan, su ausencia es mi condena a muerte, no es necesario que llames a Carla, ella no te contestará. Ya lo intenté yo hace unos días. La volví a llamar, no quiso cogerme el teléfono y la cabeza se me fue completamente. Me presenté en su casa, creía que estaba con otro y rompí la puerta, entré, no estaba con nadie, estaba allí y empecé a recriminarle que no me hubiera contestado, me dijo que era libre de hacer lo que quisiera y que con locos como yo no quería estar. Fue ahí cuando empezó el delirio, el verdadero delirio que me hizo golpearla, el delirio de sacar la rabia que tenía dentro y cogerla del cuello y el delirio de acabar con su vida. Fueron unos segundos, unos segundos en los que dejó de respirar, en notar como su cuello crujía, y vi como en mi cabeza se iba aplacando la locura por cada segundo que no respiraba.

…

Juan se quedó en ese momento petrificado, se había complicado todo, estaba delante de un asesino, y si se acercaba podía tirarse y perder que el culpable pagara su pena.

 

Antonio se arrodillo ante el baúl se quitó las esposas y lo abrió, y la sorpresa aumento al ver Juan lo que estaba dentro. Era el cuerpo de una mujer, estrangulada y golpeada, tenía razón Antonio, era preciosa, pero estaba ya muerta. El asesino la cogió con mucho cuidado y empezó a hablar.

 

-        Lo ves Carla, al final hemos visto amanecer los dos juntos y que mejor fecha que nuestro aniversario. Hemos hecho algo de lo que nos prometimos cariño. Todo tiene un inicio y un fin, y este es nuestro fin.

 

En ese momento Antonio le dio un beso en la boca a Carla y saltó al vacío con ella en brazos. La cara de aquel hombre por el aire notaba felicidad, ni un grito, ni lamento, solo la alegría se plasmaba en su faz, parece ser que al fin había pasado página. Antonio murió como era de suponer por los golpes, y el cadáver de Carla se encontraba aún más destrozado de lo que ya estaba. A Juan no le había dado tiempo a detenerlos, más por el shock de la situación que por la distancia a la que se encontraba.

 

El Sol arropó a los dos cuerpos en el fondo de aquel canal, iba a ser un día frío aunque ya para ellos dos no sería más para aquella pareja una fecha a recordar.


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