Esto también pasará...

Se despertó porque no podía respirar y se levantó de un salto.

La gata, que dormía sobre sus piernas, la imitó con uno mayor.¿Qué estaba pasando?

Sentía que no había ningún hueco en su garganta por el que el aire pudiese llegar a los pulmones.

Su cuerpo comenzó a tener espasmos. Seguramente los nervios contribuyeron en gran medida a ello.

Y pensó que iba a morir.

"¿Así va a ser...?"

No sabía qué hacer salvo abrir la boca todo lo que su mandíbula le permitía y en alguna bocanada (nunca podrá agradecérselo lo suficiente) consiguió corregir su destino, pues notó que algo se despegaba en su laringe y un fino hilo de oxígeno, por fin, hacía acto de presencia de nuevo en su sangre.

Las 04:36 h... vió en el reloj, sin tener claro cuándo había empezado aquel viacrucis que se le hizo eterno.Después tuvo miedo de dormirse de nuevo, por si acaso aquello volvía a suceder con menos suerte.

Y permaneció sentada durante un largo tiempo, perdida. Enfriándose y probablemente empeorando su dolencia, pero le daba igual.

Pensó en todo lo que aún no había hecho, en que no quería morirse sola, en los exámenes que tenía esa tarde y los de la semana siguiente y sobre todo pensó en la cantidad de veces que, desde que su alma se había hecho carne, quiso abandonarse a su suerte y en el esfuerzo que había hecho por seguir viva.

Y luego recordó que había olvidado comprar pañuelos de papel.

Y recordó una escena de la película "La boda de mi mejor amigo", en la que el botones del hotel donde se hospedaba Julia Roberts le dice a ésta cuando se la encuentra abatida fumando junto a la puerta de su habitación: "esto también pasará..."

"Esto también pasará..." pensó.

Y tuvo la necesidad de agradecer ciertas presencias en su vida.

Por si algún día se pasara del todo.