De la naturaleza de la Razón

    No he estudiado mucho y no soy nadie para afirmar que existen diversos grados de Soledad, o diversas formas de percibirla, pero eso es lo que creo saber y lo que quiero.

    Hay tantas percepciones de Soledad como Hombres en el mundo y, si la Soledad es algo que se percibe como el fuego, como el color y como el aire, eso quiere decir que es una entidad particular presente en el mundo, aunque, como los retrovirus, no pueda vivir (o existir) independientemente de un huésped.

    Si te encuentra en el camino la llevarás contigo durante el tiempo que quiera, a menos que te la sacudas. De todas formas, vale advertir, que puede ser muy persistente. Si se molesta en regresar muchas veces es porque te quiere con ella, y si te quiere con ella, es porque has de ser un Hombre excepcional. Piensa en una cosa: los genios están solos, al igual que los locos, los vagabundos, los desesperados, los enamorados y los reyes. Si la Soledad te quiere a ti es porque tú eres como uno de ellos, es decir, un hombre excepcional, que destaca de entre todos los demás. La Soledad, como el dolor, sólo busca almas nobles, no quiere a los estúpidos. Si llega a ti, alábala, porque viene a decirte quién eres, pero no cómo eres. ¿Quién es ella para ti? Eso dependerá de cómo la percibas. Podrás percibirla con ojos de asombro, de belleza, de angustia o, quizás, de libertad.

    Quien ha despertado estas creencias dormidas fue mi propia razón, pero, inmediatamente, después de haberme convencido, me las refutó como los incrédulos refutan los cielos inteligibles. Me dijo: en primer lugar tu argumento está lleno de falacias (y especificó todas y cada una de ellas), en segundo lugar es harto simplista, fue concebido por el mismo mecanismo con el cual los tontos consiguen sus rimas, y, en tercer lugar, no es conveniente (no se puede convenir).