LA RABIA - Otro fracaso.

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Desde el encuentro con Lina, Rami, tenía otra valoración de las cosas, estaba llegando el final de curso y había que emplearse a fondo, tanto así que su primita se metía con él por aburrido, antipático, borde y no se cuantas cosas más, hasta Adela, la llamó al orden para que dejara al chico estudiar. Con Edu, tres cuartos de los mismo, solo se veían en clase y alguna que otra duda que aclaraban por teléfono. Se iban sucediendo los días, las semanas y Eugenia, no cejaba en sus intentos de incordiar al chico.

Pero primita, dejame tranquilo, que tengo que repasar.

Si solo quiero ver como estudias – y le apretaba la espalda con su pecho cuando estaba sentado en la silla.

¡Dejame! - y hacía ademan de levantarse.

Huuuuy, que miedo.

¡Que solo me quedan este y dos exámenes más!

Muy bien, pero el sábado tienes que descansar, que me han regalado unas entradas para ir al cine.

Bueno, ya veremos.

Rami, entro en casa, no había nadie, su madre tendría alguna cita, pues últimamente su vida social era muy activa, quizás algún día sería bueno una conversación entre ellos. Realmente, Adela, hacía su vida, y en un principio no parecía desatender las necesidades de su hijo; aunque Rami, no veía normalidad en tantas conversaciones telefónicas que parecían secretos de estado, se iba a otra habitación, hablaba bajito, no era la aptitud de una madre al uso. A eso había que unirle la excelente relación que tenía al mismo tiempo con un vecino del barrio y un compañero de trabajo.

De su padre nunca hablaban, a fuerza de hacer preguntas le dijo que se había marchado cuando él era pequeño y que muy de vez en cuando la llamaba por teléfono, eso sí, le pasaba muy buena pensión. Rami, tenía claro que su madre no decía toda la verdad y, que aparentemente vivía sin ninguna atadura. En eso estaba cuando sonó el teléfono.

¡Diga!

Adela, por favor.

¿De parte de quien?

De un amigo.

Adela, no tiene amigos – respondió Rami, molesto.

Entonces dígale que le ha llamado su marido – y colgó.

Esta llamada y el final de la misma le dejo a Rami, entre sorprendido, intrigado, molesto y con perspectivas de tener alguna explicación por parte de su madre. No dijo nada porque sabía que al final se iba a enterar.

Y llego el sábado, cuando Adela, entro en su habitación muy temprano, Rami, que ya estaba estudiando, se dio cuenta de que no había dormido en casa, iba de punta en blanco, aunque tenía la cara de muy pocos amigos.

¿Desde cuando no me avisas de las llamadas para mi? - le dijo.

¡Desde que los que llaman son unos groseros! Por cierto, buenos días mamá, ¿Que tal has pasado la noche? Porque aquí dormir lo que se dice dormir, pues como que no, ¿Verdad?

¡A ti eso no te importa!

Pues mira me importa y, a partir de ahora me va a importar más. No se si en otras casas las madres se comportan como tú, no lo sé, no duermen en casa, su hijo – que soy yo – no sabe nada de su vida, no hay horarios, por no mencionar el poco interés por mis estudios, tus ausencias cuando más falta haces, ¡Vamos que la madre de Edu, o Eugenia, se preocupan más que tú! Aunque me consta que tu actividad con algunos o algunas es muy... ¿Solidaria?

¿Que quieres decir? - dijo su madre gritándole.

Ten por seguro que lo vas a saber y sin tardar mucho, deja que pasen los exámenes. Y piensa que ese dinero que recibes mensualmente y que tanta alegría le das, ¡Es por mi! Y algún día me vas a dar cuentas! Y ahora dejame que tengo que estudiar.

¡Pero que os pasa! ¡Vais a despertar a los vecinos! - Dijo Eugenia, entrando en la habitación.

Nada, que la Doña, ha dormido mal o no ha dormido. ¡Marcharos por favor!

No hubo remedio Eugenia, se puso tan pesada que se fueron al cine, ya en la sala, que por cierto estaba prácticamente vacía, se pusieron lejos de la pantalla pues a Rami, le dolía la cabeza de haber estado todo el día estudiando, parecían una isla en medio del océano. La proyección que comenzó muy oscura con escenas de terror, ademas del aire acondicionado, fue el pretesto para que Eugenia, se abrazara a Rami, desde el principio, quito el posabrazos y le rodeó por el pecho apoyando la cabeza en su hombro, de forma que él la tuvo que abrazar por debajo del brazo.

Eugenia, comenzó las caricias por debajo de la camisa besándole en el cuello. Rami, la dejaba hacer y se tumbó más en la butaca pasandole la mano desde el costado hasta el final de la falda, la levantó para besarla en la boca, ella que no se lo esperaba le quiso apartar pero Rami, la beso de nuevo con mayor fuerza, la mordía la lengua, los labios, el cuello, de nuevo la lengua, hasta que le dejo hacer, entonces la beso en los ojos, la mejilla, la oreja, la nariz, la boca, pasandole la lengua desde el cuello hasta detrás de los oídos, le metió la mano por debajo de la falda para tocarle el sexo, ella le quiso parar con la mano, pero de nuevo la beso en la boca sujetándola la lengua con la suya, le quiso apartar pero le abrazó por el cuello más fuerte y él pudo acariciarla por encima de la braga que ya estaba húmeda.

Rami, la levantó para sentarla encima y mientras se desabrochaba el pantalón Eugenia, se escapó de la sala, dejándole con la excitación para él solo.

Mientras volvía a casa no dejaba de pensar en las palabras de Lina: “Con Eugenia, ponle carácter, que me ha contado los calentones que se trae contigo”.

Continuará … ( después de las vacaciones)


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