Estés donde estés

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Han llovido mares desde nuestro último encuentro, tanto que casi no recuerdo cuando, ni cómo se inició la conversación, ni qué nos dijimos, simplemente sucedió, como algo casual y ligero en sonrisas, que no daba lugar a mayores vaticinios, si lo hubiese sospechado, posiblemente no te hubiese dejado marchar tan libremente, te hubiese pedido en el ultimo momento, el compromiso formal de otra cita sobre la agenda, que anotaría con orgullo y un color de tinta llamativo para que no se me pasara. Pero no fue así y ahora es lo que hay, un enrollado laberinto de suposiciones mentales, pero lo más grave es que la distancia y el tiempo, sin demasiadas cortesías y con gran esmero, han terminado por desfigurar tu contorno en mi memoria.

No puedo hablar de recuerdos, como tampoco puedo afirmar que los pocos que quedan agazapados, vengan de continuo, la aspereza y el rigor del olvido actúan deliberadamente cuando de tu persona se trata. Quizás sea tu encargo expreso al destino, el de poner demasiadas jornadas entre tú y yo, demasiados trechos entre tú y el mundo.

“No te imaginas hasta que punto me ha sorprendido cuando han leído hasta aquí y me han preguntado: ¿de qué caray va? – sopapo, y de vuelta a la realidad - en fin, no pretendo ser comprendida de inmediato, como tampoco entra dentro de mis planes, el llegar a todos los que lo lean, me conformo con que llegue a quien tiene que llegar, no todo está perdido. Después de esta interrupción, continuo…”

Bien mirado en el recuerdo y haciendo recuento de las conversaciones mantenidas, tengo que decir que no todas fueron banales, algunas de ellas, confieso que pocas, ofrecían cierto sustento en su contenido. Con algunos tertulianos fueron simples trivialidades, pero con los más entrañables, entre los que te cuento, quisimos y pudimos derribar fronteras.

Pero ahora, cuando miro este desierto, se me antoja una lucha incierta, desolación y derribo, encajonamientos, encarcelación de criterios, pareceres en caminos estrechos de una sola dirección, sin retorno, sin margen de maniobra, como autómatas, sin sueños, sin objetivos, sin iniciativas, sin espíritu, y lo peor de todo…. carentes de todo estimulo.

Me duele ver las opiniones presentes prostituidas, me oprime el desconsuelo de saber que las mayores contiendas emprendidas para la consecución del derecho de bienestar, con el sudor, los gritos y la sangre de nuestros padres, se pierden sobre mesas de negociaciones estériles, que nos dan mucho por el trasero y poco beneficio, mientras las opiniones y los criterios los tenemos alquilados a un poder mayor y más severo.

Nada va bien, es cierto, pero no será mejor si te acomodas y dejas que te nublen la visión con sucedáneos de una realidad encubierta. Me decepciona la manipulación mediática, pero el abandono de las conversaciones que expresan opiniones inteligentes y motivadoras, esas que esclarecen intenciones ocultas… esa indiferencia y conformismo por derrota que demuestras, me aniquila.

Ante el hecho de que cada burro contempla y mordisquea con satisfacción la zanahoria del vasallaje disimulado, solo me queda la experiencia venida por parte de otros, de la insipiencia más absoluta, y como no, el derecho al pataleo.

Y tú, lamentablemente, estés donde estés, ni sabes, ni contestas.


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