En el baño...

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Guido se viene en mi boca. Y mi madre abre la puerta y me mira bebiendo semen, y se desmaya... mi padre persigue a mi novio por toda la casa...

Así acabé en la calle... con un ojo morado, y las nalgas marcadas con el cable de la plancha. Guido se buscó otra chica, se puso dientes postizos... lo ví el otro día y ya se puso obeso, y cargaba un bebé, y su ahora mujer me miró con recelo... Yo a la puerta de ese bar, uno más en que caigo... Pero soy la puta más buena del local... ya es tarde y los cientes no tardan... cruzo la cortina roja y el mesero Mario trapea y me mira las piernas, alzando sus ojos a mí y me sonríe... el dueño no llega todavía, ni las otras putas... sólo él y yo... y el baño es mi sitio favorito para un rapidín... Mario es moreno y musculoso, de mi edad, y le arqueo una ceja. Lo duda, pues es nuevo aquí... y el dueño es estricto... pero...

Me coge sabroso el moreno, y yo gimo colgada de su pescuezo, mis piernas enredadas en su cintura, y subo y bajo, feliz de la vida, y me ensarto en su pitote... su boca libando mi tete zurda... mi tanga guinda de mi zapatilla roja... ¡Oh que buena cogida me da el mesero nuevo!... lo voy a hacer mi padrote... no le hace que se encabrone el viejo Santiago, y me nos corra, me aplicaré en una esquina y yo mantengo a Mario... Soy joven y de buen ver... y mis clientes me han seguido aquí... y me seguirán donde me vaya...


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