SONG FOR ALBA (part 2)

Por
Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
1740 visitas

Marcar como relato favorito

Sólo sabía su nombre, ni apellidos, ni familia, ni amigos, ni nada de nada. ¿Cómo encontrarla? Si esto hubiera pasado hace quince años la pregunta no tendría respuesta, salvo” coge el coche, haz cientos de kilómetros y vete a su ciudad a ver si por casualidad la ves andando por la calle”. Pero hoy en día tenemos herramientas para encontrar alguien de quien apenas sabemos nada. Estuve dos días buscándola por la red, parecía no haber rastro de ella en las ondas. ¿Quizá era de esas personas que no se mueven por las redes sociales? Desde luego yo soy de esos. Pero finalmente la encontré, como no, en facebook. No narraré los pasos que di para ello, sería realmente tedioso. ¡Dios! la encontré cuando creía que ya jamás lo haría, cuando lo daba todo por perdido. Aquel acierto me inundó de regocijo, después me invadió una fantasiosa ilusión, luego me puse nervioso y más tarde histérico. Estuve al menos una hora pensando si mandarle la canción, deslizando tímidamente el puntero del ratón cerca de la orden de enviar. Eso cerraría el círculo, la canción era suya y debía tenerla y puede que eso calmase el tornado de sensaciones que llevaba sintiendo desde hacía cuatro días. Al fin me decidí y presioné “enviar”. De repente me sentí bien, completo, instantáneamente surgió en mí una energía tranquilizadora. Hice lo que tenía que hacer, entregar la obra a su dueña. Con eso se cerraría el ciclo…. ¡Pues no!

Obviamente a medida que pasaban los minutos ese animal hambriento que nació en mí quería más, quería una respuesta , necesitaba saber si la había escuchado, si le había gustado. Necesitaba saber que ella valoraba ese regalo como algo eterno, un vínculo de por vida aunque jamás nos volviésemos a ver; que era consciente del derroche de sentimiento y sensibilidad que yo había vertido en esa canción. Necesitaba escuchar que jamás nadie había hecho algo tan romántico y genuino por ella. Ese pequeño monstruo quería sentir cómo ella se derretía ante tal muestra de pasión y arte.

A las tres horas de enviar la canción obtuve respuesta a la petición de amistad, la cual aceptó, pero ni rastro de mensaje sobre mi regalo. Mi desasosiego era cada vez más aplastante. Y pasó un día… y no puedo decir que otro, ya que aún no ha pasado. Mi inquietud, mi ansiedad o lo que sea esto que estoy padeciendo me ha llevado a escribir este escrito en este mismo momento, en otro acto por tratar de saciar y calmar a ese ser que se ha apoderado de mí y que no está dispuesto a irse sin dar guerra.

Desde hace cinco días estoy sufriendo síntomas inequívocos: falta de apetito, dificultad para dormir, desgana, desazón, ansiedad, miro cada tres minutos si tengo un mensaje, miro sus fotos, no puedo contener las ganas de llorar, no visito páginas de sexo, ni tengo ganas de masturbarme. Tan sólo un par de veces, imaginando que hacía el amor con ella. Nada de imágenes lascivas y morbosas, sino de sexo bonito, lento, suave, sentido, donde cada beso es un manantial, donde cada caricia te lleva al éxtasis y cada movimiento es una fusión de nuestros cuerpos y que por favor jamás termine.    

Pero lo peor de todo no es esa impotencia de sentir algo tan intenso y no poder entregarlo, ni que nuestras residencias estén tan alejadas que hagan físicamente imposible una relación, ni que la diferencia de casi doce años sea un obstáculo para crear una complicidad real. Lo peor de todo tampoco es que casi con total seguridad ella no siente ni por asomo nada de lo que yo estoy experimentando. Lo peor… y es aquí donde la posible empatía que haya podido crear el lector conmigo se vea truncada… lo peor es que tengo pareja desde hace seis años, dos perros, casa alquilada, soy funcionario, la proyección de tener familia a corto plazo, un camino ya señalado… en fin, que tengo todo lo que se supone debe hacerme feliz. Y realmente me ha hecho feliz y estar a gusto, satisfecho, pleno, cómodo, seguro, con sus crisis y sus momentos bajos, claro, pero feliz al fin y al cabo. ¿Hasta qué punto esta confusión puede hacer tambalear mi relación actual? Espero que no llegue a eso y de hecho estoy seguro de que no va a pasar. Pero el imaginarlo, el fantasear que mando todo al carajo y voy a por ella, la agarro y le digo que nos fuguemos juntos, que nos alejemos de todo, sin preocuparnos del resto, ni de las consecuencias, ni de los daños personales ni materiales… Eso es algo que me provoca tal placer al que no me puedo abstener. Imagino su cara dormida, riendo mientras nos tomamos algo, yendo al teatro, cenando en un restaurante, emborrachándonos y fumando, haciendo el amor… como en una realidad paralela. Pero no es real.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed