Hasta esta noche, Aria.

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David me separo de sus brazos y mirandome a los ojos me preguntó:

-¿Estás bien, Aria?

No quería contarle la verdad porque sé que no me creería.

-Estoy bien, no te preocupes, es solo que la pelicula me ha dejado algo intranquila-

-Bueno, pues estate tranquila que solo era una peli y vamonos con los otros.

Una vez llegamos nos fuimos a cenar a un tipo de restaurante donde servian todo tipo de comida rápida, yo no soy muy fan pero a ellos les apetecia y a mi me daba igual. Eran las diez cuando terminamos de cenar y yo tenia que irme por una norma absurda de mis padres la cual no podia estar fuera de casa más tarde de las diez, la verdad es que no entendía porque seguían aplicando esa norma sobre mi si ya tenia diecisiete años.

Asi que le dije a David que me tenia que ir ya y que cogeria el autobus que me deja a un par de calles de mi casa pero como era de esperar David se ofreció a llevarme. David era un caballero y discutir con él sobre esto era imposible. Me despedí de mis amigos y nos fuimos.

Eran las diez y cuarto cuando llegamos y como sabia que llegaba tarde baje corriendo de la moto y me despedí de David con un simple 'Adios'. Cuando abri la puerta de mi casa vi que mis padres estaban esperandome:

-Hombre, mira quien se digna a aparecer- me dijo mi padre en un tono sarcástico-

-Joe papá, he llegado quince minutos tarde, tampoco es para tanto y además, he venido con David en su moto.

-Me da igual con quien hayas venido, como hayas venido y a la hora que hayas venido, te tenemos dicho una hora y lo menos que puedes hacer es obedecer.

-Pero es que papa, tengo ya diecisiete años y no entiendo porque tengo que recogerme a las diez. A las diez no se recogen ni los niños de diez años- le dije ya algo más enfadada.

-Que me dan igual los demás, esta casa es mi casa y mientras viv...- 

-YA LO SÉ PAPÁ, YA LO SÉ. mientras vivas en mi casa acataras mis normas y bla bla bla, siempre es lo mismo y nunca me dais una explicación. Ya soy mayorcita, ¿sabeis?

Dicho esto salí corriendo hacia mi cuarto evitando cualquier contraataque que mi padre pudiera hacerme, no queria oirles.

Esa noche no cene, no queria bajar ni queria oir sus reproches ni sus mismas explicaciones de siempre ' ya sabes que te queremos y que nos preocupamos por ti'. Pase todo el tiempo encerrada en mi habitación hablando con mis amigos por whatsapps y descargandome varias peliculas para ver este finde de semana. 

Mientras buscaba en el cajón de mi mesilla un coletero encontré una nota.

Hola Aria, me hubiera gustado ver más de cerca tu preciosa cara esta tarde en el parque pero desgraciadamente tu amiguito nos a molestado. La proxima vez.

Vale, si antes tenia alguna duda de si lo que llevaba varios dias viendo era producto de mi imaginación ahora se habían disipado. Esta tarde lo del parque habia sido real y si no llega a ser por David a saber lo que habria pasado, ¿Que iba a hacer yo ahora? estaba claro que venía a por mi, que yo era su juguetito privado. ¿Debía enseñarles la nota a mis padres? seguramente pensarían que la habria escrito para llamar la atención. Sono el telefono y era David, menos mal, algo de calma. Estuvimos hablando durante una hora y quedamos al día siguiente en vernos y dar una vuelta por el barrio ya que era sábado y no nos veriamos. David y yo siempre habiamos tenido una fuerte conexión pero ahora necesitaba estar con él ¿porqué? no se.

Eran las cuatro cuando me acosté, estaba muy cansada pero no podia dormir, no queria dormirme y abrir los ojos y encontrarme con aquel hombre y su cigarro pero a medida que avanzaba la noche mis párpados se hacian más pesados y terminé por rendirme.

A la mañana siguiente llamaron a la puerta de mi cuarto, era mi madre, ¿Que querrá? no pensaba abrirle, estaba enfadada. *TOC, TOC* volvió a llamar, es que no se daba cuenta de que no iba a abrirle, Dios como me desesperaba que fuera así. Terminó por entrar y dijo:

-Aria, despierta, mira lo que han traido para ti.

Me di la vuelta para ver que era y el corazón me dio un vuelco, un ramo de rosas blancas. Me levanté, lo cogí y lo olí. Olia a cigarros, estaba claro, habia sido el y esto se estaba volviendo cada vez mas serio. Entre las rosas habia una pequeña carta roja donde se podia leer:

Hasta esta noche, Aria.

Oh no, esta noche tenia una cita.


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